26

157 13 0
                                    


La hermandad entre Seiren y los otros tres chicos se hacía más fuerte día a día, habían ocasiones en que la pequeña Seiren se quedaba a dormir en casa de Zero. Juuri era la encargada de llevar y traer a la niña, que era incluida en todas las actividades de la familia.

El cumpleaños de Rima se aproximaba y Zero le organizaría una fiesta a la niña. Así que dejó los últimos informes revisados y fue hasta el área de producción a ver a Kaname. El castaño estaba entre muchos papeles en su pequeña oficina, en realidad no era una oficina sino un pequeño espacio entre unas máquinas donde el castaño tenía su escritorio, unos estantes con carpetas y un teléfono del siglo pasado.

- Hola - le saludo Zero desde el costado de una de las máquinas de etiquetado.

- Zero, que agradable sorpresa - le sonríe Kaname - Dime en que te puedo ayudar -

- Bueno yo... - Zero desvió la mirada a la oficina de Eren

- Si lo buscas, creo que salió a comer - dice Kaname un poco dolido, esperaba que Zero estuviera allí por él no por Eren

- Lo sé, me está esperando en el restaurante para almorzar. Vine a hablar contigo -

- ¿Conmigo? -

- Sí, lo que pasa es que Rima estará pronto de cumpleaños y el sábado le haremos su fiesta en casa. Es algo sencillo, solo algunos familiares y amigos cercanos, pero sería muy agradable que Seiren fuera, ya sabes las niñas se quieren mucho -

- Claro, le diré a mamá que la lleve - responde Kaname

- Kaname, si vas no hay problemas, sería... Sería bueno que fueras Rima es tu hija también -

- En verdad ¿Puedo ir? -

- Sí, aunque te pido que no presiones a Kana. Él... él aún está muy dolido, pero con Rima no hay problema, ella tiene curiosidad de conocerte mejor -

- El sábado -

- Sí, si quieres puedes tomarte ese día libre, yo hablaré con Eren, para que no tengas problemas - ofrece Zero muy ruborizado al momento que no podía dejar de mirar los labios de Kaname

- No le digas nada, yo lo arreglo -

- Entonces estare esperando por ti... Me refiero a que lleves a Seiren - dice nervioso

- Sí, ella estará allí -

- Gracias -

Zero se fue rápidamente dejando a Kaname con una sonrisa que ni el pesado de Eren se la quitaría aunque fuera el borde que normalmente era con él.

El sábado llegó y Kaname llegó junto a Seiren a eso de las tres de la tarde, el calor era intenso, pero el jardín de la casa de Zero tenía frondosos árboles que servían para escapar de los rayos del sol.

Seiren corría con Rima y Hana jugando a la pelota, los adultos hablaban y reían al ver las locuras de los tres niños.

Kaname había visto a Kana, pero no quiso acercarse al joven que le daba miradas de reojo, en tanto Zero corría de un lado para otro, con los últimos detalles. Todo iba bien hasta que un pelotazo por parte de Hana hizo que Kaname terminará tirando todo el contenido de su copa de pisco sour en su camisa.

- Perdón, no quise hacer eso - se disculpó Hana

- No hay problema, hijo - respondió tranquilamente Kaname - Sigan jugando -

Zero al ver lo sucedido se acercó a Kaname.

- Mira cómo has quedado -

- No fue nada -

- Claro que sí, estás empapado - dice Zero

- No lo regañes - dice Kaname tomando la mano de Zero que había volteado a ver a su travieso hijo - Por favor -

- Está bien, pero ven conmigo. No puedes quedarte así -

Zero sin soltar la mano de Kaname lo llevó hasta el cuarto de lavado. Le desabotono la camisa y paso una pequeña toalla por el pecho de Kaname. El lugar era fresco e iluminado, un lugar común de una casa, nada excepcional, pero para Kaname el lugar era perfecto o lo perfecto era que estaba solo con Zero que no dejaba de tocar su cuerpo con esa toalla en sus manos.

- Sabía que el pisco sour te gustaba, pero eso de absorberlo por la piel me parece un exceso - dice Zero riendo

- Es que es una bebida bastante refrescante. Tenía calor - responde comando un mechón de cabello de Zero

- Tenemos... que... -

- Sí...tenemos... qué parar -

- Ajá - responde Zero a milímetro de los labios de Kaname

Aunque Kaname lo intento no pudo, añoraba sentir la boca de Zero, de hecho llevaba varias noches soñando con ellos, fueron varios besos cada vez más intensos, sus lenguas danzaban y luchaban por tener el control. Prontamente los gemidos de Zero sonaban más y más eróticos, hasta que Kaname no se controló más y comenzó a soltar el cinturón de Zero y metió su mano entre su bóxer. Allí fue cuando Zero pego un grito. El peliplateado estaba en una nube de éxtasis y termino mordiendo el labio inferior de Kaname.

- Como extrañaba tus manos - dice Zero

- Y yo a ti -

Nuevamente se besaron, Kaname desabotono la camisa de Zero y cuando volvió sus ojos a los amatistas de Zero, se quedó paralizado, jamás había visto esos ojos tan llenos de maldad.

- Arrodillarse - le ordenó Zero

- Qué - dice Kaname sin entender, pero obedeciendo

- Ahora vamos a jugar -

Kaname no supo en que momento las cosas se habían tornado así, estaba arrodillado y recibiendo embestidas por parte de Zero, era la primera vez que Kaname le hacía sexo oral a un hombre, normalmente era al revés, era él, el que recibía ese tipo de atenciones, él era un alfa, y los hombres de su condición jamás hacían algo así, pero no podía evitar acatar todo lo que Zero decía en ese momento. Cuando Zero se corrió en su boca, casi muere asfixiado. Zero con una frialdad única de arregló la ropa y le pasó una camisa limpia.

- La primera puerta a la derecha es el baño, allí puedes cambiarte -

Zero paso por su lado dejándolo de rodillas en la cerámica, de su boca aún habían indicios de lo sucedido. El castaño se sintió humillado. Cuantas veces él había tenido sexo con Zero y simplemente se vestía y lo dejaba solo, seguramente el peliplateado se había sentido así como ahora él se sentía. Quería llorar, pero prefirió hacerlo bajo la ducha, así ni el mismo podría identificar el agua de sus lágrimas.

NO SOY CENICIENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora