Capítulo 11: Putas

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-¡Bravo!-gritó el director de la compañía.

Marcos y yo saludamos y bajamos del escenario. No me había dado cuenta de que casi todo cuarto estaba allí. Que vergüenza.

Iba a su lado, me daba miedo quedarme sola con toda esa gente. Por suerte vi a Vanesa saludándome desde el otro lado  del salón.

-Marcos, ahora vengo, voy a hablar con Vanesa un momento-le dije.

-Vale, ahora voy a buscarte. No te muevas de allí.

Salí corriendo hacia donde estaba mi amiga.

-¡Tía has estado increíble!

-Gracias.

-Todos nos hemos creído que estábais realmente enamorados...

-En cierto modo yo no estaba actuando, no puedo creerme que haya sido capaz de hacer esto y menos con él...

-Shhh cállate, mira quiénes vienen por ahí.

Me giré y vi que el grupo de las pijas se estaba acercado a nosotras. Lo que me faltaba.

-Hola Edith- me dijo Alejandra, la líder.

-Hola-contesté en tono seco.

-No sabía que ibas a hacer la escena con Marcos....

-Ni yo tampoco hasta hace unos minutos.

-Cómo no, tú y tu querido Marcos.....-me soltó de pronto.

-¿Qué quieres decir con eso?

No me estaba gustando nada por dónde iba esta conversación.

-¿Te gusta verdad?

-¿Qué?

-Pobrecita.....se te ve tan enamorada. Qué lástima que Marcos sea mío...

-Alejandra estás loca.

-Marcos es mío ¿entiendes?-empezó a decir intentando intimidarme-Cómo vuelva a verte acercándote a él más de la cuenta vas a arrepentirte.

-Baja esos humos....no eres nadie para hablarme así-estaba consiguiendo sacarme de quicio.

-Escúchame niñata, vas de mosquita muerta cuando la verdad es que eres una golfa que solo quiere a Marcos para echarle un polvo y conseguir mejores notas. La perfecta....por favor....

Exploté.

-Mira aquí la única zorra que hay eres tú. Tú eres la que quiere tirarse a Marcos para subir la media porque sino no eres capaz. No pienso permitir ni que me amenaces ni que me pisotees porque no eres nadie. ¿Comprendes? No pienso perder un minuto más contigo.

Me di media vuelta para marcharme pero me agarró por el brazo, estaba realmente enfadada.

-Ni se te ocurra tocarme....-le dije zafándome de su agarre.

-Voy a decírtelo una vez y no pienso repetirlo...-contestó con odio.

La estaba sacando de quicio. No estaba acostumbrada a que nadie le replicara, pero se había topado con la chica equivocada....

Escuché su voz a mi espalda. Sonreí para mis adentros.

-¿Qué no vas a repetir el qué, Alejandra? Me gustaría escucharlo a mí también.

Por suerte para mí lo había escuchado todo.

-Marcos yo....esto no es lo que parece...-dijo intentando defenderse.

Se había quedado blanca.

-Aquí el único que va a decirte algo y no va a repetirlo voy a ser yo. Cómo vuelva a enterarme de que te acercas a Edith más de la cuenta vas a arrepentirte. ¿Ha quedado claro?

-¿Me estás amenazando?

Se estaba poniendo chula con él, esto iba a acabar mal.

-No es una amenaza, es una advertencia. Ahora vete.

-¿Por qué siempre te pones de parte de ella?¿Porque te la tiras?

Marcos agarró a Alejandra por el brazo y la sacó a rastras del salón, ahora sí que la golfa esa la había cagado.

Los gritos se escuchaban desde dentro, que bronca. Al cabo de un rato las voces cesaron y Marcos vino a por mí y me sacó de allí bajo la atenta mirada de todos mis compañeros.

En el pasillo, Alejandra estaba sentada en el suelo llorando, rodeada por las que decían ser sus amigas. Se lo merece, por puta.

Él me miró con cara de preocupación. Como si fuera de cristal y al primer golpe fuera a romperme. Soy bastante más fuerte de lo que parezco.

-¿Estás bien?¿Qué te han hecho?- preguntó cogiendo mis manos.

-Estoy perfectamente tranquilo. Ellas son así, siempre intentando hundirme.

-No dejes que nadie te maltrate ¿Está claro? Espero que después de lo de hoy les haya quedado claro lo que pasará si vuelven a intentar hacerte daño. Esta va a estar  una semana haciendo trabajos para el centro por la tarde .....la próxima vez que se acerque a ti la expulso...

Es un cielo conmigo.

Empecé a reírme.

-Muchas gracias Marcos, de verdad.

Se acercó a mí y me dió un beso en la frente.

-Eres mi niña-me dijo con dulzura mientras deslizaba uno de sus dedos por mi mejilla.

De no haber sido tan morena se hubiera notado que me había puesto como un tomate....

De repente me acordé de otra cosa.

-Quiero comentarte algo.

-Dime.

-Tengo algo para ti, un regalo de navidad.

-Muchas gracias no tenías por qué.

-Claro que tengo por qué y sobretodo después de lo que has hecho por mí hace un momento. ¿Puedo dártelo el lunes a la salida?

-Perfecto. ¿Paso a buscarte a música?

-Vale.

-Allí nos vemos, tengo que irme.

-Hasta luego.

Me hizo un gesto con la mano y desapareció doblando la esquina del pasillo.

No podía creer todo lo que había hecho por mí. Después de eso....no podía estar más enamorada.

Vanesa se acercó a mí.

-¿Has visto cómo se ha puesto?

-Sí ...-contesté soltando un suspiro mientras dejaba ver mi sonrisa de idiota enamorada, o mejor dicho la sonrisa que solo se presentaba cuando estaba de por medio Marcos.

-Se lo ha tomado demasiado mal....

-Ya tengo guardaespaldas.

-Y qué guardaespaldas....

Estallamos en carcajadas. Él era único.

-Bueno, salgamos de aquí.

En la puerta volvimos a ver a las putas, como yo las llamaba. Alejandra tenía toda la cara llena de churretones de maquillaje de tanto llorar, estaba horrible, eso me hacía feliz.

Me vió y vino corriendo hacia mí.

-¡¡¡Tu novio y tú vais a arrepentiros de esto, os lo juro!!!-gritó.

- ¡Cállate de una puta vez! Estoy harta de ti, y no es mi novio, deja de inventarte cosas. ¡Búscate un chulo que te folle y déjame en paz!

La aparté de un empujón y salí a la calle sin darle tiempo a decir nada.

Había decidido que nuestra conversación había terminado.

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