Donde se esconde el amor

Capítulo 15:El último adiós

Iba al volante, conducía todo lo rápido que podía. Lo que me había dicho mi antiguo profesor no era verdad, no podía ser real.

Las lágrimas inundaban mis ojos cuando llegué a la puerta del colegio. Don Ismael me estaba esperando.

-Edith....

-¡¡¡¿¿¿Dónde está???!!!

-No creo que sea buena idea....-me dijo intentando detenerme.

-Tengo que verlo, por favor....

-En el pasillo de la derecha, al pie de la escalera....

Salí corriendo hacia allí, por suerte conocía el camino. Había mucha gente. Me abrí paso entre ellos y vi su cuerpo en el suelo, había mucha sangre.

-¡¡¡Marcos!!!-grité.

Me arrodillé a su lado y me abracé a él.

-No me dejes....no te vayas....por...favor....Te quiero....

Empecé a dejar caer las lágrimas, sentía como si me hubieran arrancado el corazón del pecho.

No iba a volver a ver esa sonrisa suya que tanto me gustaba, no volvería a escuchar su voz,no podría decirle una última vez cuanto le quería....

Se había ido.

Intentaron apartarme de su lado, venían a llevarse el cuerpo.

-Te amo....nunca voy a dejarte....siempre estarás conmigo... -susurré en su oído. Besé por última vez sus labios.

Me abracé a mis profesores, estaban detrás de mí.

-¿Qué ha pasado?- pregunté entre sollozos cuando conseguí articular palabra.

Justo detrás de mí aparecieron dos agentes de policía que llevaban a Doña Juana esposada... No podía creerlo....

-¿Ha sido ella?-todos guardaban silencio- ¡Contestadme!

-Le empujó por las escaleras....no pudimos hacer nada.....cuando nos avisó la alumna que lo encontró ya estaba muerto....por suerte lo había visto todo....Ahora pagará por lo que ha hecho....

Intenté ir tras ella pero me detuvieron.....si la hubiera alcanzado seguro que habría hecho algo de lo que luego me hubiera arrepentido...No merecía la pena...

Cuando se la llevaron pedí que me dejaran sola y me senté en la ecalera. Necesitaba quedarme a solas con mis pensamientos....

Es irónico, el lugar que me había dado a Marcos ahora me lo quitaba....todo empieza y termina aquí.

Las cosas habían cambiado, yo no sería más aquella persona que todos conocían.

Algo murió en mí aquel día, el día en el que perdí al hombre que amaba.

Una semana después, el centro organizó una misa muy bonita. Vinieron muchas personas a su despedida, yo sé que a él le hubiera gustado.

En cuanto a mí, dejé mi trabajo en el instituto donde estaba ejerciendo y me coloqué en mi colegio.

Sentía su presencia en cada clase, todavía me parecía escuchar sus rápidas pisadas por el pasillo y en cualquier momento esperaba escuchar su voz dando una de esas explicaciones de literatura que me enamoraban....pero no, ya no....eso no volvería nunca más....

Me acompañaba su fantasma.

Seguí con su método de enseñanza, él creía que había otra forma de enseñar que no estaba basada en los gritos y el miedo. Yo después de haberle conocido, también lo creía.

Cuando cumplí sesenta y cinco años me jubilé y me retiré a vivir en esta casa alejada del murmullo de la ciudad.

El resto.....es historia