Buenas intenciones

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Es un día tranquilo y soleado en la isla Bygone, casi ni pareciera que hace poco tiempo el universo casi desaparece por un acontecimiento que tuvo lugar ahí, la gente estaba tranquila y rápidamente habían vuelto a sus rutinas comunes en el pequeño pueblo donde todo se había dado. De vez en cuando venía el villano de turno llamado Doctor Eggman a causar destrozos en el pueblo con sus máquinas, pero todos sabían que ahí estarían Sonic y sus amigos para detenerlo, había otras cosas que a veces alteraban la paz en el pueblo, pero solían solucionarse en poco tiempo.

Todos en la isla parecían haberse olvidado de lo cerca que estuvieron de su final.

Bueno, casi todos.

A las afueras del pueblo, y desde hace semanas, un taller permanecía activo casi todo el tiempo debido a un joven zorro de 2 colas de nombre Tails, compañero y mejor amigo de Sonic. Desde que Shadow los había atacado hace no mucho tiempo, le preocupaba el hecho de lo fácil que fue para el erizo negro barrer el suelo con todo su equipo, y ahora había prometido volver para destruirlos. Con el temor de que ello ocurriera, empezó a trabajar en diferentes cosas que pudieran ayudar a que su equipo este mejor preparado para un posible ataque, y hasta estaba ideando formas de que la aldea tuviera una defensa.

Y hoy particularmente estaba preparando una solución especial con diversos químicos, ¿Su objetivo?, poder inventar algo que sanara las heridas más rápido.

­— Con un poco de esta sustancia un tejido dañado empezara a producir más células nuevas — se dijo a si mismo mientras vertía un líquido rosa en un tubo de ensayo, bien concentrado en lo suyo.

— ¡Hey Tails! — escucho una voz familiar que lo llamaba desde la entrada, agacho las orejas y suspiro irritado.

Se trataba de Knuckles, quien a veces venia al taller de Tails cuando estaba aburrido, como siempre llego con su cara animada, ignorando por completo la cara molesta del zorro.

— Je, Hola Knuckles — saludo el zorro con una sonrisa forzada — ¿Qué haces aquí? — a estas alturas ya sabía la respuesta de eso, pero aun así preguntaba por cortesía.

— Quería ver si has inventado algo divertido — entro al taller y empezó a pasearse por el buscando algo que le llamara la atención. "Creo que no podré seguir con mi proyecto" se dijo a si mismo, mientras trataba de mantenerse amable para el equidna.

Usualmente Knuckles cada cierto tiempo venía a curiosear a su taller, buscando algo que fuera divertido o interesante. Tails trataba de estar lo más posible presente ante estas visitas molestas, después de la última vez en la que el grupo casi quemó su taller, no se fiaba de que ellos fueran cuidadosos con sus cosas.

Y Knuckles era probablemente el peor de los 4, ya que insistía en tocar todo y jugar con las cosas sin importarle su seguridad.

— ¿Qué es esto? — exclamo el equidna corriendo para ver un aparato ruidoso con varios botones, entonces presionó uno morado que estaba en centro.

En ese mismo momento, un pitido muy agudo, que un humano no podría oír, ensordeció al zorro y al equidna. Ambos se cubrieron los oídos, por suerte, el ruido no duro mucho.

— ¡Es un aparato que detecta y crea sonidos en distintas frecuencias! — exclamó Tails sobando sus orejas — ¡No vuelvas a presionar otro botón!

— Perdón... — sonrió incomodo Knuckles, Tails suspiró, "Nunca aprende".

— ¿Por qué no vas a ver las cosas afuera? — el zorro sabía que eso no iba a ser suficiente para que Knuckles lo dejara tranquilo, así que se acordó de un invento que sin duda iba a entretener a su amigo por un rato — Tengo mi lanzador afuera, así puedes ensayar los lanzamientos de cocos y derrotar a Sonic en nuestro siguiente juego — dijo guiñándole el ojo animado, mientras el equidna sonreía ilusionado.

Un Gran problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora