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Dylan A. White
Después de un largo viaje al fin había llegado y al ver la mansión me fascinó tanto que decidí tomarle unas fotos antes de bajar del auto e ir a bajar mis maletas de la cajuela. Una vez llegue frente al portón toque el timbre que había en uno de los pilares y espere varios segundo sin recibir respuesta, al no recibir respuesta decidi volver a tocar el timbre pero justo cuando iba a hacerlo el enorme portón se abrió dándome paso, asi que tome mis maletas y camine con un poco de dificultad hacia aquella mansión. Cuando llegué hasta la puerta principal, di unos golpes para anunciar mi presencia y luego de unos segundo la puerta se abrió sola nuevamente ¿por qué todas las puertas o portones se abren solas? Da un poco de miedo si me preguntan. Antes de adentrarme a la enorme mansión dije un ligero "permiso" y apenas di dos pasos adentro la puerta se cierra atrás de mí lo cual me dejó un poco sorprendido pero despues de haber visto una puerta mas antigua que Karl abriéndose por si sola, eso no era nada. Cuando me sentí un poco más relajado con el ambiente intimidante de la mansión deje mis maletas al lado mío para poder recorrer un poco, pero cuando intente dar un paso sentí un dolor punzante en mi tobillo que me hizo parar de inmediato, supongo que mi tobillo ya ha llegado su limite.
—Mejor descansaré mi tobillo...—Dije mirando mi tobillo, el cual estaba comenzando a inflamarse.
Me sentí un poco desanimado al no poder recorrer el enorme lugar pero opté por apoyarme en la pared ya que no quería empeorar la inflamación de mi tobillo y agarré mi celular para llamar a Karl pero nuevamente fui interrumpido, solo que esta vez no fue ningún portón o puerta siendo abierta, sino que fue el sonido de unos pasos acercándose, lo cual hizo que guardé mi teléfono y con mi mirada busqué de donde proviene el sonido, pero no tarde tanto en encontrar el lugar de donde provenían los pasos ya que mi mirada se fijo en Karl saliendo de un pasillo casi orcuro.
—Hola Dyl.—Saludó Karl cuando llego junto a mi.
—Hola Karl.—Le devolví el saludo con una sonrisa amable.
Cuando Karl estuvo lo suficientemente cerca de mí, empezó a examinar mi rostro y cada detalle de el para luego alejarse un poco y sonreír de manera ¿traviesa? No sé si sea el término correcto pero creo que se entiende lo que trato de describir ¿no?.
—Veo que estás muy curioso sobre la mansión Dyl.—Comentó de repente aún con esa sonrisa.—Pocas veces te he visto con esta expresión de interés.
—primero que nada, ¿como supiste que estaba interesado sobre la mansión con solo verme unos segundos? Y dos, esta mansión se ve tan vacía pero bien cuidada.—Dije mirando los alrededores.—lo cual se me hace interesante.
—Dyl, te conozco desde que eres un feto, por eso pude saber lo que significaba tu expresión con solo verte.—Respondió mi pregunta.
Íbamos a seguir hablando pero la presencia de un chico hizo que Karl terminará nuestra conversación y que fijaramos nuestra atención a el chico que acababa de llegar.
