XV

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Juliana

Desperté sobresaltada y desorientada, lo único que recuerdo fue que escarba junto con Val, ella no quería separarse de mi me lanzó junto con ella por el barranco cayendo al agua, la corriente nos llevaba con mucha fuerza, yo estaba muy débil. Luego la recuerdo a ella preocupada por mi estado y sugirió que bebiera de su sangre, yo me opuse al principio, pero ella insistió y lo hice, bebí de su sangre hasta saciar mi sed, la vi caer desmayada y yo también segundos después.

Miró a mi alrededor, estaba en una  pequeña habitación con paredes y piso de madera, la cama era de esas antiguas con resorte; una pequeña cómoda al lado izquierdo, un baúl a los pies de la cama y una ventana al frente, los rayos del sol traspasan la cortina blanca y translúcida. Me levante, tenía la ropa puesta y mis zapatos estaban al lado de la cama, note que no había lámpara y tampoco un interruptor para encender la luz, pero si una vela gruesa pegada a un plato sobre la pequeña cómoda, me coloque mis zapatos y me dirigí a la puerta, la abrí y había un largo pasillo, camine y tanto como en el lado izquierdo y derecho habían puertas. Una estaba abierta, habían dos niños de unos 12 años haciendo la cama, me miraron al notar mi presencia, era una mirada seria, pero no parecían molesto y siguieron con lo suyo, seguí caminando.

Llegue a la puerta principal que estaba abierta y salí, el piso era de tierra, una que otras pequeñas ramas y algo de césped, observe mi alrededor el lugar estaba rodeado de pequeñas cabañas, era un espacio abierto de ese bosque ya que nos rodeaban los árboles. No era un lugar muy grande, pero de todas maneras de haber por lo menos unas 100 personas que vivían en este extraño lugar.

-Despertaste —dijo una voz tras de mi, me gire, era un hombre alto de unos 40 años, cabello corto, castaño oscuro rizado, un poco de barba, tenía algunos rizos blancos; usaba un Jeans desgastado, una polera verde y una chaqueta —. Seguramente estas desorientada al no saber dónde te encuentras —afirmó.

—Si —asentí con la cabeza.

—Bueno, no hay mucho que explicar. Es un refugio para Lircay; ya sea desterrados, decertores o exiliados —comenzamos a caminar —. Hay de todas las edades; niños, jóvenes, adultos, ancianos.

—¿Los lircay envejecen? —pregunté con curiosidad.

—Si, nos salen arrugas y canas, pero la fuerza es la misma. Pero cuando un anciano Lircay esta listo para partir él mismo nos anuncia su momento.

—Soy Juliana —me presente.

—Un gusto Juliana, yo soy Luke —se presentó, "Luke", ese nombre se me hacía conocido, recuerdo que Val lo había mencionado... ¡Val!

—¿Donde esta Valentina? —pregunté.

—Valentina...

—¿Se encuentra bien? Lo último que recuerdo es que se desmayo por ayudarme—dije cabizbaja.

—Si, cuando las encontraron estaban desmayadas, Valentina tenía unos agujeros en el cuello —contó Luke.

—Estaba mal y Val ofreció su sangre para que yo me recuperará.

—Ustedes dos están juntas —afirmó, lo mire y asentí —. Ella está ahí —me señaló, seguí la dirección de su dedo y la vi, estaba rodeada de unos 12 pequeños mezclados entre niños y niñas, a la distancia podía calcular la edad de ellos, tendrían unos 10 años, estaban jugando con Val, esta tenía a uno sobre su espalda y este se movía como si de un caballo se tratara, los demás niños gritaban para que les tocará también, nos acercamos un poco —. Valentina —la llamo, al conectar su mirada con nosotros sonrió con nostalgia, bajo al niño con cuidado.

—¡Juls! —grito y corrió hacia a mi, salto y la logre sostener mientras rodeaba sus piernas en mi cintura, tomó mis mejillas y me beso, era un beso necesitado, se nos olvido por un instante donde estábamos.

Dhampiresa [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora