FURIA DORADA

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Narra Bill

Me dirijia a mi zona privada por aquellos pasillos, desde que empezó el anormagedón no he tenido ni un descanso, esto sería una fiesta infinita pero por los malditos Pines esto ya no es divertido, debo ponerle fin a esto he sido muy paciente, pero esto ya me esta molestando demasiado, necesito a seis dedos y escapar de este maldito pueblo, supongo que voy tener que usarla.

Llegue a mi estudio y empecé tirar cosas a mi alrededor, estaba furioso hacia años que no sentía esto, esa mocosa se atreve a levantarme la voz y a revelarse después de todo lo que hice por ella, acaso no sabe lo que he hecho, si no fuera por mi habría sido devorada por alguna de las anomalías o esos demonios que tanto protege, debería haberla abandonado a su suerte aquel día para que aprendiera la suerte que tiene. Me quedé en aquella habitación desordenada, estático preguntándome por que me sentía así por las palabras de aquella humana.

-Maldita mocosa, solo eres una herramienta para conseguir lo que quiero, un juguete para entretenerse entonces por qué me enfurece tanto lo que has dicho.-Grité para mí mismo en aquel lugar.

Tal vez esperaba que algo me diera la respuesta que buscaba pero no era así, me senté en mi sillón y me puse a beber, mi mente no paraba de darle vuelta a lo que había pasado antes y que hacer ahora, una parte de mi quiere verla sufrir pero otra no quiere dañarla ¿Que me esta pasando?

Pasaron las horas y yo seguía bebiendo, entonces llamaron a la puerta aunque no estaba de humor para ver a nadie le dije que pasara, era Pyronica seguramente intentaría convencerme para que perdonara a Estrella Fugaz después de todo es la que más unida está a esa niña humana.

-Amo Bill, me gustaría hablar con usted.-Dijo la demonio con dudas mientras entraba.

-Si vienes a convencerme para que perdone a la humana no lo vas a conseguir.-Respondí medio borracho.-Así que no me molestes.

-Amo en realidad quería contarle algo que me dijo Estrella fugaz hace poco.-Contestó preocupada.

-¿Y qué es?.-Pregunté extrañado, algo que solo dijo a Pyronica.

-Veras ella me contó que tiene sueños con un joven igual a ella, no recuerda quién es...pero estoy segura que es su gemelo.-Comentó la demonio fucsia preocupada.

-JAJAJA, eso es todo, ya lo se desde hace tiempo, después de todo yo soy él que casi siempre interrumpe ese sueño.-Dije entre carcajadas, pensé que era otra cosa.- Gracias a esos sueño el estúpido de Pino sigue buscando a su hermana sin saber que yo soy la que la tiene y eso que le dejó varias pistas.

Pyronica se sorprendió a lo primero pero luego cambió su expresión parecía enfadada.

-Amo como puede hacerle eso, ella tiene miedo de esos sueños y cada vez la confunde más.- Me regaño la cíclope rosada.-Sabes lo mal que lo está pasando ella por eso.

-Me estás sermoneando Pyronica.-Respondí de forma amenazante.-Tú no eres nadie para juzgar cómo juego con mis juguetes.

-Ya veo...Lo siento amo.-Se disculpó antes de marcharse.

Ahora mis propios subordinados se ponen en mi contra para proteger a esa saco de carne, mire a todos lados y solo veia mi habitación destrozada había una cosa que pertenecía en su sitio y era la novela que estábamos leyendo los dos juntos, decidí mirar la bola de cristal para ver que hacia ella, estaba tumbada en aquella jaula en su rostro pude ver que había estado llorando, pasó así unos minutos cuando de repente se incorporó y se acercó a los barrotes, extendió sus brazos para coger a esa pequeña bola de pelo que le regale el año pasado parece ser que ha conseguido llegar allí arriba, Estrella fugaz la abraza y la elogiaba todo el rato.

Odiar o perdonar ¿Cual debo elegir?Where stories live. Discover now