capitulo 9

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**Elizabeth**

Madeleine, Madeleine ¿Quién era Madeleine?...

Morgan Collings está resultando ser un total misterio para mí, no sé cómo describirlo, pero parece que no conozco nada de ella, como si la Morgan que he conocido estos últimos tres años realmente no existiera, la Morgan que conozco es desvergonzada, extrovertida y siempre está sonriendo, le gusta bromear con todo no se toma nada en serio, tan despreocupada y coqueta que es molesto. Ahora la Morgan con la que estado las últimas 48 horas es muy diferente, se muestra ansiosa, triste y muy distante de casi todo, no sonríe tanto como pensé, y parece que tiene demonios que acechan sus sueños.

Las pesadillas de Morgan empezaron a media madrugada, lo que me despertó fue su voz diciendo palabras sueltas e inentendibles, luego pasó a los quejidos lastimeros y los sollozos, Morgan me abrazó acurrucándose contra mí buscando consuelo, puedo ser una perra fría, pero no soy insensible, la abrace contra mi pecho acariciando su cabello diciéndole palabras gentiles como lo hacía mi madre cuando yo tenía una pesadilla, poco a poco Morgan se fue calmando hasta que su sueño siguió tranquilo, yo también decidí seguir descansando, pero no solté a Morgan.

No sé cuánto tiempo pasó para que otra pesadilla la atormentara, abrí los ojos buscándola, pero ella me tenía abrazada por la espalda, escuche su respiración errática y suaves sollozos, quise girarme para poder ayudarla, pero ella se despertó primero, no quería que se sintiera incómoda así que finjo estar dormida, Morgan se tomó su tiempo para tranquilizarse pasaron varios minutos para que lo lograra cuando estuvo serena con mucho cuidado salió de la cama metiéndose al baño, me preocupaba un poco que la pelinegra actuara de esa forma porque de algo estaba segura no conozco a Morgan, luego de unos minutos ella salió del baño cerré los ojos fungiendo seguir dormida, sentí su mirada sobre mí por unos segundos para luego escuchar que salía de la habitación hacía la terraza, ahora solo se encontraba apoyada en la barandilla observando el horizonte. No cabía duda, se me hace difícil poder descifrar a esta mujer.

Me levanto de la cama y voy a buscarla porque estoy genuinamente preocupada por ella.

- Buenos días -saludo cuando estoy cerca - ¿estás bien? – pregunto sinceramente interesada.

-No crees que es perfecto- contesta sonriendo, aunque sus ojos están fijos mirando el paisaje, puedo identificar la melancolía en sus orbes- Es casi... Mágico – dice con tono triste.

Morgan ve la isla con un aire soñador, con los jóvenes rayos del sol golpeando su rostro, este se ve tierno e inocente, pero su bonito rostro también tiene un rastro doloroso como si ver el paisaje le recordará un antiguo dolor ¿ese dolor tendrá que ver con Madeleine? Podía ser, después de todo, esa mujer la atormentó casi toda la noche.

Dejo de ver a Morgan para posar mi mirada en la isla de mi propiedad "simplemente hermosa" -pienso en mis adentros, el que dijo que el dinero no compra la felicidad era porque no tenía ni una moneda de cobre en su bolsillo, este pequeño paraíso terrenal puedo llamarlo mío y eso me hace feliz. Puede ser que fuera una adicta al trabajo, pero era un pequeño precio a pagar si deseo disfrutar de estos tesoros, el dinero me consiguió esta isla, el dinero me consiguió este yate, el dinero paga a las personas que trabajan para mi... Y lo más importante el dinero me consiguió llamar a Morgan ¡Mi esposa! Puede que el dinero no entregue toda la felicidad del mundo, pero sinceramente como facilita el ser feliz.

Todo ocurre demasiado rápido. Por el rabillo del ojo veo que Morgan se para en la barandilla

-¡Nooo!- grito, pero Morgan ya sea lanzado desde la barandilla, rápidamente me asomo por la barandilla sacando casi todo mi cuerpo, mi corazón corre rápido en mi pecho, veo como la pelinegra junta sus manos antes de entrar al agua, el sonido del chapoteo del agua me hace respirar de nuevo- ¡Te has vuelto loca!- gritó, sin perder tiempo salgo corriendo de la habitación, baje las escaleras sin ninguna elegancia sin importar a quien atropelló, llegue a la tarima flotante en donde Morgan ya se apoya flotando en el agua con una sonrisa en los labios- ¡Es que te has vuelto loca, que tienes en la cabeza!-le reclame furiosa, pero ella solo se ríe- ¡Maldita sea Morgan es que eres suicida!- le digo histérica por su comportamiento despreocupado.

Contrato de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora