Contándote una triste historia

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*Morgan*

Elizabeth en ocasiones actúa de una manera tan tierna que me hace imposible la tarea de no sentir nada por ella, miro a la rubia esforzarse por esconder una sonrisa feliz, pero sus ojos brillantes la delatan, toma el menú para esconder sus mejillas rojas, sonrió al verla actuar tan normal, me mira un par de veces sobre su menú apartando la mirada en cuanto alzo la mía para verla.

-Morgan, ya sé cómo me compensarás- me dice levantando su rostro para verme, su cara tierna se remplaza por una expresión seria, le regalo una sonrisa entusiasmada por sus palabras- quiero que me cuentes quien era Madeleine para ti- me pide, mi aliento se atora en mis pulmones, mi sonrisa cae y de repente tengo la necesidad de apartar mi mirada de la de ella, escondiéndome con pesar.

Mis pensamientos se sacuden hasta convertirse en un torbellino, me tomo mi tiempo para responder, cuando vuelvo a encontrarme con la mirada de Elizabeth, sé que esto no terminara bien– Bien, voy a contarte sobre Madeleine-acepto, ella asiente agradecida- ¿Qué tanto quieres saber?- le cuestiono.

-Todo- responde trato de disuadirla.

-Eso quiero- confirma, algo que no me sorprende para nada porque Elizabeth no es una mujer que tome las cosas a medias.

Trato de ordenar todos los pensamientos que vuelan sueltos en mi cabeza para encontrar el principio de una triste historia.

-Madeleine fue transferida en noveno a mi escuela, yo, bueno, yo me enamoré de ella desde que entró al salón de clases, con su cabello castaño suelto y las mejillas sonrosadas con esa carita de ángel- sonreí al recordarlo.

- Ella era muy hermosa- Elizabeth mantiene su mirada sobre mí, su rostro no refleja nada- Estuve enamorada de ella un año antes de pedirle una cita, era tan torpe y revoltosa, los maestros me odiaban por ser tan buena alumna, pero mala estudiante- me rio al recordar las caras amargadas de casi todos mis maestros en esa época- Un alumno de máximo rendimiento con un mínimo esfuerzo me llamaron, mis padres estaban tan confundidos no sabían que hacer conmigo, era terrible, nunca me aproveche de nadie, pero nadie se salvaba de mis bromas pesadas- niego algo avergonzada por aquel comportamiento- Era tan popular, me querían tanto como me odiaban. No creo que después de mí hubiera un chico que me superara en travesuras- digo con algo de orgullo.

Madeleine fue amor a primera vista, en definitiva puedo decir que ella fue mi primer amor, tan hermosa y delicada, éramos un par disparejo porque no teníamos casi nada en común, tal vez solo el hecho de que estábamos tan enamoradas la una de la otra que era algo empalagoso- me rio al recordar la mirada de Madeleine cuando por fin tome valor para proponerle ser mi novia- esas vacaciones de verano antes de entrar a mi décimo año fueron las mejores de mi vida, Ja, fui muy feliz- me rio con una felicidad entrelazada con una gran amargura- Madeleine era mi chica- Elizabeth asiente en comprensión- Me sentía como si el mundo fuera mío para devorarlo, éramos geniales, no había un límite establecido para nosotros solo éramos los reyes de nuestra historia, Madeleine era mi princesa atesorada, no me importo dejar una larga lista de corazones rotos ese verano, yo solo quería a Madeleine y ella a mí, eso era todo lo que importaba.

- Nuestro noviazgo empezó con dos chicas tontas e inexpertas, Tony se burlaba mucho de mí, decía: "eres una lamprea viscosa sobre la boca de Maddy" el maldito se reía de mí- se me escapo una carcajada-Sabes estuve una semana completa buscando que demonios era una lamprea- volví a reírme Elizabeth conmigo- le solté tremenda bronca cuando lo descubrí, éramos tan tontos- niego divertida- Éramos parte del equipo de natación y clavado, la Srta. Mason era fabulosa, era tan despreocupada y moderna, tan cool con nosotros, muchas veces nos ayudó con alguna broma a los profesores era tan revoltosa como nosotros, una maldita descarada que podía incluso avergonzarme a mí- me rio al recordar a la Srta. Mason con esa sonrisa pícara y maliciosa que siempre mantenía en sus labios- Pero por alguna razón estúpida en el último año la despidieron y en su lugar contrataron a un tipo de treinta años más o menos, mis compañeras morían de amor por él, pero solo basto un par de entrenamientos para que todos se dieran cuenta que tenía un interés especial hacia mi, estar en el equipo era mi sueño, nada más me importaba tanto como estar dentro del agua y ganar, así que yo solo lo mantenía alejado, pasaba de él y sus palabras muchas veces inapropiadas, pero era insistente entre más lo ignoraba más se esforzaba por mantener algún tipo de contacto conmigo, era tan molesto.

Contrato de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora