¿Qué hiciste?

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El verano transcurría rápido, ese día Chan tenía que salir, no sin antes tener sexo con el cuerpo sin fuerza de Félix.

-Volvere en un momento-

-...-

-Te desatare para que vayas al baño, odio limpiar el piso-

-...-

-Te veo en un rato, te amo- asqueroso, repugnante, estúpido, todas esas palabras pasaron por la cabeza de Félix, pero no tenía la fuerza para decirlas, ni siquiera lo miró.

Chan salió de la casa llevándose las cosas que fueran peligrosas para Félix, cuchillos, tijeras, cosas filosas, puntiagudas, la cuerda y todo lo que pensó que podría usar el otro, cerró la puerta con llave y lo dejó en la oscuridad.

Félix esperó veinte minutos para empezar a buscar cualquier cosa que lo ayudara a escapar o a suicidarse en el peor de los casos, su celular, una copia de la llave, lo que fuera.

Félix estaba desesperado, buscó por toda la casa no había nada, sólo un colchón, todo lo demás se lo llevó las ventanas tenían barrotes por lo que no podía irse por ahí.

Intento golpear la puerta, pero estaba cerrada con llave, era muy gruesa y de metal.

No había un solo espejo o algo, su última opción era romper el vidrio de la ventana, para agarrar algo filoso y usarlo ya sea para si mismo o para defenderse.

No tenía una prenda puesta, se estaba desesperando, golpeó la ventana con su puño pero el vidrio no sé rompía.

No tenía otra opción más que esperar.

Pasaron dos horas y Chan no llegaba.

Empezó a temblar por el miedo, no quería vivir su vida de ésta manera, quería a sus amigos, a su mamá y a Changbin de nuevo, quería ir a la universidad y salir a los bolos, al cine, al parque, a una cita con Changbin.

Changbin...

Pensar en él era lo único que lo mantenía cuerdo y vivo.

Recordó lo dulce que era con él en los últimos días que estuvieron juntos, se lamentaba no haberle dicho que lo amaba, ni que fuera su primera vez con el cómo lo había planeado. De seguro sentiría asco de él, pensaba eso muy seguido.

-Me doy asco- quería llorar pero no tenía lágrimas disponibles.

De pronto pensó en algo, había un mar afuera, si pudiera correr hasta él podría nadar y nadar hasta alejarse de ahí, pero ¿Y luego que? O ¿sería mejor correr hacia algún lugar donde hayan personas?

No sabía que haría pero sabía que debía intentarlo, esperaría a Chan en la entrada en la oscuridad.

Pasó otra hora, estaba muy nervioso. A pesar de ser verano en el lugar que se encontraban hacía algo de frío a esa hora y sin ninguna prenda la estaba pasando fatal.

Estuvo atento en la ventana, viendo si Chan llegaba, su respiración estaba agitada, su corazón estaba a punto de salirse de su pecho, tenía náuseas, tenía esa sensación que se percibe al estar en la fila de una montaña rusa pero muchas veces más.

Cerró los ojos y empezó a orar, a pesar de no ser muy devoto, tenía algo de fe. No entendía su vida y sus ojos empezaron a nublarse.

Sentía ganas de desmayarse, pasó otra hora, su estómago se retorcía del hambre, pero eso no importaba.

Pensó que Chan no volvería ese día ya que ahora era muy tarde, aunque no estaba seguro de cuántas horas habrán pasado.

De pronto tuvo otro pensamiento. ¿Y sí Chan se había ido y lo dejó ahí?.

Se moriría de hambre y sed, moriría en unos días sin ser capaz de volver a ver...

No quería rendirse, no quería dejarse morir, intentó de nuevo romper la ventana, pero no lo logró, al igual que abrir la puerta.

De pronto pensó en el colchón, de seguro podría sacar un resorte y podría hacer algo con él.

Busco por todo el colchón algún lugar dañado pero nada, lo volteó y había un sitio dañado corrió y colocó toda su esperanza en ese lugar dañado.

Empezó a rasgar la tela desesperado después de buscar por mucho tiempo y de romper con todas sus fuerzas la tela gruesa, y por fin encontró uno, lo tomo con sus dedos ya lastimados, jalando con toda la fuerza que tenía.

-por favor, por favor, porfavor sal- rogaba por poder sacar ese pedazo de alambre comenzó a girarlo y doblarlo, no era muy grueso pero tampoco era delgado, le podría servir.

Después de mucho luchar contra el colchón por fin cedió.

-Gracias , gracias, gracias-

Fue corriendo a la cerradura para ver si podía abrir la puerta, metiendo el alambre por dónde debía ir la llave moviendo en diferentes direcciones.

-¿¡Porque no funciona!?- le gritó a la puerta agitandola y llorando histéricamente.

Intentó mil maneras para abrir la puerta, se estaba dando por vencido.

Después de muchos intentos lo logró.

-Gracias Dios, gracias- empezó a llorar de la felicidad, era de noche y no tenía una sola prenda puesta, pero no le importó y salió corriendo, sólo que no había nada, habían árboles y rocas además de el mar enfrente.

-¿Donde estoy?-

No le importó y salió corriendo con todas sus fuerzas a cualquier lugar, no importaba dónde fuera, cualquier lugar sería mejor que el infierno en donde se encontraba.

No paraba de llorar y correr.

***      ***

Chan estacionó el carro y tomó una pistola por si acaso.

Se bajó del carro y vió algo extraño ¡La puerta estaba abierta!

Su cuerpo cabelludo se erizó, fue a ver qué había pasado y el colchón estaba destrozado.

-¡¡¡¡Felix!!!!-

Dejó todas las cosas en el piso y corrió entre la vegetación para buscarlo...

***  ***

No sabía cuánto tiempo había pasado pero Félix seguía corriendo, no había ninguna casa al rededor sólo vegetación piedras y arena, estaba muy asustado. Sus pies estaban hechos un desastre.

No quería detenerse porque sabía que lo peor le podía pasar, no quería morir, no así, no en ese momento.

-Tengo mucho miedo- pensó

*** ***

-¡¡¡Felix!!! Si sales ahora no te haré daño- lo decía mientras sostenía una arma.






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⏰ Última actualización: Aug 20, 2020 ⏰

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