Cuando Glam había comenzado a trabajar en el librería había procurado siempre estar perfectamente arreglado y tener un trato serio y distante tanto con los clientes como con su jefe. Con el paso de los meses notó que el pequeño negocio de libros de segunda mano no le requerían de este comportamiento. El señor Andrey era una persona seria mas no estricta, así que mientras Glam vendiera libros y mantuviera todo limpio y ordenado él no necesitaba que el chico cortara su cabello o se vistiera de manera formal. Por otro lado el rubio había notado que los clientes preferían una sonrisa de bienvenida y no ser molestados mientras exploraban los estantes, y no la actitud seca e inquisitiva que había tenido al inicio.
Por ese motivo Glam había comenzado a usar la vieja tornamesa para escuchar nuevos discos durante su horario laboral. Al principio no estaba seguro, pero cuando le preguntó a su jefe el viejo solo se encogió de hombros y le dijo que podía hacer lo que quisiera mientras no afectara las ventas. Ese fue todo el permiso que el rubio necesitó.
Pronto encontró un patrón para sus elecciones musicales, en las mañanas en las que los visitantes eran normalmente personas mayores buscando libros sobre jardinería, cocina o reparaciones, procuraba poner algunos discos de música clásica para no alterar las sensibilidades de nadie; esto fue decidido después del desafortunado encuentro entre la dulce señora Sonya y Slayer.
Por las tardes cuando sus principales clientes eran estudiantes Glam podía darse rienda suelta en sus elecciones, podía pasar del jazz al thrash metal y al día siguiente dedicarse al rock clásico, sin que nadie se quejara. Además era obvio que esto también había hecho que la clientela se diversificara. Cuando el señor Andrey notó el cambio lo felicitó con un cálido apretón en el hombro, Glam no pudo evitar sentirse orgulloso.
Cuando la hora de cerrar se acercaba y la tienda estaba prácticamente desierta era el espacio que tenía reservado para sus discos favoritos. Era el momento en el que podía dejarse llevar por la música y al saberse solo se permitía cantar y moverse al ritmo de la música mientras comenzaba a limpiar.
—From our lives' beginning on —su voz llenaba la librería mientras recorría los libreros acomodando material.— We are pushed in little forms / No one asks us how we like to be... —El rubio sabía que su voz carecía de la técnica y gracia para cantar heavy metal, sin embargo a estas alturas del disco sus inhibiciones ya habían salido por la ventana. Tal vez se debía a que hoy se encontraba de humor humor particularmente bueno, tal vez es porque las últimas semanas de su vida parecían salidas de un sueño que nunca se había atrevido a tener, tal vez era una combinación de todo. Lo que fuera Glam no quería cuestionarlo en este momento.
—In school they teach you what to think / But everyone says different things —mientras tomaba la escoba para comenzar a barrer no pudo evitar comenzar a bailar un poco.— But they're all convinced that / They're the ones to see. —En este momento Glam ya había olvidado dónde estaba y la escoba se había convertido en un extraño híbrido entre una guitarra y un micrófono.
—So they keep talking and they never stop / And at a certain point you give it up —en medio de su emoción no pudo escuchar la campanilla de la puerta anunciar la entrada de un posible cliente. —So the only thing that's left to think is this... —en ese momento la mano que sintió en su hombro le hizo pegar un grito tan agudo que de haber estado afinado habría pegado a la perfección con el coro de la canción.
—Hey Glam, ¿deberíamos decirle a Deris que planeas dejarlo sin empleo? —Le dijo Lordi con una sonrisa socarrona.
—Mierda, me asustaste. —Respondió el rubio intentado recobrar la compostura, sin embargo intuía que sus mejillas delataban lo avergonzado que se sentía al haber sido descubierto de esa manera.
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When we had run out of all fears
FanfictionNadie dijo que el camino a la adultez era sencillo, pero al menos tenían buena compañía.