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¡Demonios, Hazel! ¡Si quieres te apuras! -gritó Drake golpeando mi puerta como el descerebrado que es- Juro que si no sales en un segundo voy a...

Déjala, Miller. -gruñó Jayden al otro lado de la puerta.

No te metas, Black -soltó irritado.

Abrí la puerta antes de que se terminaran matando fuera de ella. Los ojos grises de Jayden fueron los primeros en estudiarme, de pies a cabeza, despacio, sin prisa ni disimulo alguno. Y una sonrisa ladina y completamente descarada se dibujó en sus labios. Yo estaba sencilla, tenía el cabello tomado en una cola alta y un vestido largo, gris y un poco escotado, no demasiado, pero lo suficiente. Pero él no me veía como si fuera algo simple.

Te ves hermosa. -murmuró ronco.

Cuídala esta noche, porque podría robártela. -soltó Drake con descaro. Sus ojos color chocolate me estudiaban sin disimulo alguno y me sonrió seductor.

Me sentí pequeñísima con esos dos chicos mirándome así. Y, claro, ellos no se quedaban atrás.

Drake usaba un traje azul marino que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, su camisa era de color blanco y no usaba corbata. Por mucho que Nelly se lo pidió, él se negó, diciendo que "arruinaría su look salvaje". Y tenía razón, se veía salvaje. Cualquier chica estaría dispuesta a hacer lo que él le pidiera, y lo peor es que Drake lo sabía y no dudaría en aprovecharse de su potencial. Su cabello rojo furioso estaba peinado hacia atrás y le daba ese aire elegante que no solía tener comúnmente. Drake no tiene esa sombra de barba afeitada, tal vez no tiene una genética que le permita tener una barba frondosa, pero no la necesita. Él es muy atractivo.

Jayden usaba un traje negro, tan negro como su cabello, parecía haber sido hecho para él: se ceñía con precisión en las partes justas, sus hombros anchos, su cintura estrecha, sus caderas varoniles y sus piernas largas. Su camisa era de color rojo, un poco más opaco que el cabello de Drake y usaba una corbata negra algo desordenada, parecía que él mismo la había soltado un poco. Su cabello estaba desordenado, como siempre. Se veía sexy y oscuro, más de lo normal. Su cara estaba limpia de cualquier rastro de barba, pero, como siempre, mantenía esa sombra por haberse afeitado y eso le daba un intrigante y atrayente aire varonil. Y, claro, qué decir de su expresión normalmente seria que hace juego con su actitud fría, sus ojos sombríos y su presencia misteriosa.

Dios, no quiero ni imaginar todas las chicas que se les acercaran -reí.

Tienes razón, tendré que ser lo suficientemente magnánimo como para darles cita a cada una. -comentó Drake encogiéndose de hombros y se alejó por el pasillo murmurando algo que no pude entender. Jayden puso sus manos en mi cintura y dejó un beso en mis labios.

No quiero que vayas así -murmuró contra mis labios.

¿Por qué, chico sombrío? -inquirí- ¿Estás celoso?

Claro que sí, eres mía. -se encogió de hombros.

¿A sí? -alcé una ceja y asintió, para luego suspirar.

Ya, camina o te voy a encerrar en esa habitación -gruñó alejándose de mí. Reí y caminé por el pasillo en dirección a la sala.

¿Listos? -preguntó Nelly algo histérica.

Se veía hermosa. Tenía su cabello rubio amarrado en una trenza espiga y usaba un vestido rojo, con cuello alto, mangas cortas y ajustado a su cuerpo curvilíneo. Sus labios estaban pintados del mismo color del vestido. Nelly parece modelo.

¿Estás segura de que prefieres a Frederick? -preguntó Drake en un tono coqueto y Nelly soltó una risita.

Eres a otro nivel, Drake -respondió ella.

Te ves bien -comentó Jayden.

¡Preciosa, hermosa, divina! -exclamé y ella sonrió abiertamente.

Ustedes no se quedan atrás! -respondió mirándonos- Drake es salvaje, Hazel una princesa y Jayden es misterioso.

Oh, estoy muy lejos de ser una princesa -negué divertida.

Hoy eres una princesa -Nelly se encogió de hombros.

Y tú una reina -elogié.

Ya, van a estar toda la noche discutiendo por quien se ve mejor -Jayden rodó los ojos- Ambas se ven bien, vámonos de una vez.

Ya, todos sabemos que para ti Hazel es la más hermosa -comentó Nelly caminando a la salida.

Es algo obvio, Nelly. -Jayden se encogió de hombros. Sonreí con nerviosismo y él alzó el mentón, orgulloso de sí mismo.

Ustedes son demasiado dulces -soltó Drake asqueado.

Nah, yo soy insípido. ¿No, mocosa? -bromeó el pelinegro. No, no lo es. Sus labios son el sabor más agradable que he probado, pero fingí que no.

Lo eres, Blackway -me encogí de hombros y noté como se relamió los labios.

Son asquerosos -bufó Drake, para luego acelerar el paso y dejarnos atrás.

Nos miramos un segundo y luego estallamos en carcajadas.

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El lugar era enorme, completamente elegante. Era realmente hermoso, pero las personas, ¡Dios! no me cabe en la cabeza que se crean superiores por el simple hecho de tener dinero. Nelly sonreía con gentileza, pero se notaba a leguas que estaba haciendo un enorme esfuerzo por ser amable. Jayden los ignoró a todos, literalmente pasó por alto cualquier saludo hipócrita. Y Drake, bueno, él les respondió con sarcasmo y brusquedad. Estos chicos ni siquiera se molestan en disimular. Yo intenté actuar con naturalidad.

Te ves nerviosa -comenté en cuanto nos sentamos en una mesa, bastante apartada de todo el clan "soy lo mas importante del mundo".

No.. -tragó con dificultad- es sólo que...

¿Ese no es Frederick? -la pregunta de Drake hizo que todos volteáramos en esa dirección.

Sí, era Frederick, pero no era el que nosotros conocimos. Usaba un traje gris que lo hacía ver completamente elegante, al igual que la camisa negra que tenía debajo y la corbata del mismo color. Tenía su cabello rubio, habitualmente desordenado, ahora completamente peinado hacia atrás, como Drake, aunque este último terminó despeinando su cabello pues no soportó estar tan peinado tanto tiempo. Los ojos jade de Frederick se habían oscurecido y había ojeras pronunciadas bajo ellos. Sus labios se veían secos y parecía estar pensando en cómo matar a cada una de las personas que se le acercaban para saludarlo. No se veía mal, parecía haber trasnochado, incluso se veía sexy. Pero ese no era el Frederick sano que se despidió de nosotros hacía un mes. A su lado, sus padres sonreían como si su hijo no estuviera ahogándose en ese mundo.

Frederick no era como los demás allí, él, de algún modo, destacaba. Parecía la luz en medio de tanta oscuridad, a pesar de ser un chico sombrío. El dolor en los ojos azulados de Nelly no me pasó desapercibido. Y este aumentó cuando los ojos de Frederick nos encontraron y no hizo más que ignorarnos completamente.

HELP: Huellas en la piel [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora