Primera Narración El Despertar

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PRIMERA NARRACION
Del accidente recuerdo muy poco lo sucedido pero me daban vueltas las palabras de humillación de parte de Waldo en que ponía en tela de juicio mi hombría y virilidad y de cuan feliz hacia en la cama a Loreto la madre de Andrés como se llamaba mi hijito. Subí al auto destrozado por todo lo que se me venía.. No concebía el poder vivir sin estar cerca de mi hijo. Lo de Loreto ya no me importaba pero perder a mi hijo eso no lo soportaba. Mas aun sentí como una espada que me atravesaba una yaga cuando Loreto me confesó que Andrés no era mi hijo. En todo eso iba pensando por la carretera cuando ví una luz hacia a mi y algo del mas allá me gritaba en mi cabeza que fuera contra esa luz y fue entonces cuando comprendí que aquella luz era otro vehículo. Era demasiado tarde. Desperté 5 días después de ingresado al hospital según el parte médico.
Los recuerdos de como y cuando desperté en aquella sala de hospital me resultan muy confuso. Lo cierto es que me di cuenta de cual era el entorno en que habitaba al percibir la presencia de personal ligados a la salud.
- Doctor acaba de despertar.- Creí haber escuchado una voz femenina mientras divisaba tenuemente un silueta femenina que me observaba muy de cerca.
No lograba aún asimilar lo que estaba sucediendo, ni mucho menos lo que se me veía venir.
_¿Dónde estoy?- Pregunté notando que mi voz sonaba dificultosa y débil. Pude observar el color blanco de las paredes y cielo de aquel cuarto y que no era la única persona allí además del personal hospitalario unos cuantos pacientes más estaban recostados en aquellas camas de hospital. Paulatinamente la vista se me comenzó a aclarar y pude contemplar el escenario del que era partícipe.
-Usted tuvo un accidente, llevaba 5 días en estado inconsciente al golpearse en la cabeza aunque nunca estuvo con riesgo vital.
Me intenté incorporar en mi lecho de enfermo, pero me sentía muy débil además que las mangueras de suero y sonda me impedían que se me facilitara cualquier movimiento voluntario que pretendía hacer
El doctor se acercó y revisó mis ojos y me preguntó.
-¿ Recuerda usted su nombre?
- Si. Claro que lo recuerdo –
¿ Recuerda lo que le sucedió?
Cerré los ojos y traté de recordar.
- Estaba conduciendo, mi automóvil, no me sentía bien, estaba siendo víctima de una depresión y stress terrible. Ví una luz y algo me decía que fuera hacia ella es todo lo que recuerdo.
Los médicos y enfermeras procedían a examinarme mientras me hacían ciertas preguntas de rigor Me sentía aun algo mareado producto quizás de algunos sedantes que me habían suministrado, sin embargo, lograba responder cada una de ellas pese al cansancio y la somnolencia que me apremiaba.
Al poco rato cuando ya todo se iba despejando y la lucidez volvía a mí, me fui dando cuenta de lo que verdaderamente me estaba sucediendo.
Note que mi cabello lo tenía mucho mas largo de lo normal. Pensé quizás había pasado mucho tiempo en el hospital, pero no mi cabellera había crecido en demasía. Eso lo podía sentir pero no palpar con mis manos producto de la inmovilidad a que estaba sujeto debido a las mangueras de sueros y sondas. Solo podía divisarlo como caía sobre mis hombros.
El doctor sacó su estetoscopio y me abrió la camisa de enfermo de hospital y un escalofriante grito de horror salió de mi interior.
Pude ver como de mi anterior velludo pecho ahora nacían de el unos generosos pechos femeninos
- ¿Que me han hecho imbéciles? - Grité desesperado, mientras arrancaba de mi las agujas y sondas tratando de incorporarme de mi lecho de enfermo. Una enfermera hacia lo posible por calmarme ayudada por el médico.
- Cálmese señorita por favor cálmese.
- Como voy a calmarme después de lo que me han hecho y no me diga señorita yo soy un hombre.-
Sentí un pinchazo en mi brazo y pronto todo se nubló de nuevo....

Cuando volví a despertarme en aquel lugar. No había nadie a mi alrededor y a duras penas intenté incorporarme, quería saber lo que realmente me había sucedido. Era de noche solo se escuchaba el ruido de algún vehículo en las calles y de las máquinas de aquel hospital. Las demás enfermas pacientes de aquella sala de mujeres dormían profundamente. Como pude me arranqué las agujas y sondas y me bajé de la cama y avancé hacia la salida de la habitación. Caminé por el pasillo había avanzado unos metros cuando sentí unos pasos y voces. Así es que entré rápidamente a una sala que era el lugar de sanitarios(wc). Miré enfrente de mi y había un gran espejo. El lugar estaba iluminado por lo que por primera vez pude ver quien era ahora.
Divise en el espejo a una mujer y era obvio que esa hembra que se reflejaba allí era yo. No podía creer lo que mis ojos veían. Mi rostro era el mío mas bello mas femenino pero era el mío. Me quité la camisa de dormir y al ir descubriendo mi cuerpo ví aquellos pechos bien formados mi fina cintura y unas anchas caderas y...
- Nooooo. Mi pene había desaparecido en ves de mi sexo viril ahora tenía una velluda concha.
Al mirarme al espejo y contemplar mi nueva anatomía, sentí un escalofrío recorrer mi ahora escultural cuerpo femenino. De verdad se veía demasiado apetecible desde mi punto de vista masculino. Me había convertido en una belleza del sexo opuesto.
-Pero que me hicieron- Grité a las enfermeras y otros paramédicos que llegaron al lugar tras buscarme al descubrir que había abandonado mi lecho de enfermo.
- Cálmese- me decían- vamos a su habitación debe tranquilizarse.
- ¿Dónde está mi madre, mi familia,? Díganme.
Yo sabía que si veía a miembros de mi familia ellos podrían darme una explicación coherente a lo que me había pasado en esos últimos días.
- Tranquilícese. Mañana de seguro podrá verla. Ella a estado preguntando por usted pero debido a su estado no se le ha permitido que la vea. Pero si sigue con estos ataques de esquizofrenia será peor para usted.
La enfermera que me hablaba parecía ser muy amable y pensé que ella podría darme más aristas de lo que de verdad me estaba sucediendo.
Acepté irme a la cama y me volvieron a inyectar. Una vez más me quede dormido.
A la mañana siguiente muy temprano estaba la misma enfermera junto a mí.
-Veo que ahora está más calmadita - Me dijo a tiempo que me desconectaba las agujas y sondas- El doctor dice que ya está mejor. Pero le aconsejo que no diga incoherencias.

-Señorita- le dije- Digame lo que de verdad me sucedió . Pero por favor digame la verdad
-Usted tuvo una accidente. Estaba pasando por una crisis de pareja creo. Bueno eso nos señaló su mamita.
-Si. Eso tiene sentido, Estoy pasando por una crisis.- Le dije. Pensé en Loreto que me había engañado con ese imbécil de Waldo.
- Pero porque soy ahora mujer.
-Pero que dice. Usted siempre ha sido mujer. Si insiste en esas tonterías que pasan por su cabeza es probable que la envíen a un sanatorio para enfermos mentales. Piense en su hijo.
-¡Mi hijito? Andrés ¿Dónde esta Andrés?- Eso me hizo sacudir del vago ambiente que estaba desarrollandose en mi vida actual. – Quiero ver a mi hijo.
-Tranquila-Me dijo la enfermera- El es muy pequeño para entrar a este recinto hospitalario.Debe recuperarse y demostrar al doctor que está usted sana para que pueda salir de aquí y estar con su familia. Es probable que el golpe en la cabeza le haya afectado más toda la situación emocional previa que estaba sufriendo alteró en algo su cerebro. Eso dijo el doctor.
-Recuerdo que yo hacía clases soy profesor de colegio- le dije tratando de lograr recordar mi vida anterior
- Si, lo sé. Usted es la profesora de mi hija. Ella asiste al colegio en que usted trabaja.
- Si, tiene razón yo la he visto a usted en las reuniones de padres y apoderados.
- Ya lo ve señorita Paola. Creo que ya se está recuperando. Si sigue así podrá irse a su casa
-¿Paola? ¿Me llamó Paola? ¿Es ese mi nombre?
- Si.... usted se llama Paola Baez. Y es profesora del Colegio Italiano de esta ciudad.
La enfermera tenía razón, yo le hacía clases a su hija. Solo que yo era su profesor y no su profesora . Pero al parecer si quería salir de allí debía fingir que todo lo que me decían era real.

Cuando llegó mi madre me llenó de abrazos y mimos mientras lloraba de emoción al verme recuperado de mi accidente.
-Paolita hija gracias a dios que estás bien. Andrecito se pondrá feliz cuando sepa que podrás irte a casa.
-Mamá que me sucedió. Dime por favor.
Mi madre me hablaba con mucho cariño.
- Tuviste un accidente estabas muy mal tras tu separación y caíste en depresión.
- Loreto quiere llevarme a mi hijo con Waldo, se quieren ir al norte con Andresito. No quiero que me separen de mi niñito.
-Tranquila no digas tonterías. La ley dice que la tutela le pertenece a la madre. Tu eres la mamá de mi nietecito por lo tanto nadie te lo pueda quitar. Además nadie te lo quiere quitar. De dónde sacas eso hija por dios.
- O sea que siendo mujer no pueden quitarme a mi hijo.
- Hija no digas diciendo esas cosas de donde sacas esas tonteras de que antes eras un hombre.
Mi madre tenía razón. No sabía que me había sucedido pero de alguna manera algo mágico o inexplicable había sucedido y si querer, había pasado algún umbral extraño y estaba en una dimensión distinta en que en vez de hombre ahora era una mujer. Y gracias a eso podría disfrutar de mi hijo sin que nadie pudiese separarme de él, a menos de que yo siguiera insistiendo de que era un hombre

La conversación con mi madre fue interrumpida con la llegada a la sala de algunos familiares todos ellos muy queridos desde cuando yo era un hombre. Me hacían un sin fín de preguntas para que les entregara detalles acerca de mi lamentable accidente y de como se alegraban de que yo me hubiese salvado milagrosamente de aquel hecho acaecido mas de una semana atrás.
-Me alegro de que estés bien y sobre todo que no hayas tenido secuelas graves que lamentar.
-Mira si hasta está más bonita. No es por nada pero el accidente te asentó muy bien.
-Mi madre trataba de apaciguar a mis primos y tios . Ella se daba cuenta que me incomodaban y mas aun me ponían nervioso con preguntas que yo no sabia responder.
Por suerte entraban de a dos además de mi mamá. Así era la norma de visitas que regía en aquel hospital para evitar que la sala de enfermos se aglutinara de visitantes.
Yo lo único que quería en ese momento era salir de ese lugar para poder enfrentar esta nueva vida y saber a que me estaba ateniendo debido a esta extraña transformación a la cual sin querer me había sometido.
Una vez que se acabó el horario de visitas me dirigí al baño y entonces pude por primera vez contemplarme tranquilamente en lo que me había convertido.
Me vi al espejo y en el se reflejaba mi imagen mi nueva imagen era mi misma versión pero en femenino . Mi rostro más suave mis ojos mas chispiantes y coquetos mis cejas mas delgadas y arqueadas mi mentón más fino mi dentadura era casi similar. En cuanto a mi pelo, este caía a la altura de mis senos. Eso era lo más sorprendente ,mis senos de un tamaño más que normal quizás debido a una maternidad que aun no recordaba, sin embargo ,lucían firmes y apetitosos .Eso era lo que yo veía desde mi perspectiva de hombre. Mi cintura era estrecha yo diría que firme en comparación al vientre de Loreto mi ex mujer que me había engañado con ese imbécil de Waldo. Yo sin duda ,era mucho más hermosa y apetecible que ella. Estaba seguro de cualquier hombre hubiese opinado lo mismo. Debajo de mi ombligo casi a la altura del monto de venus se dibujaba una leve cicatriz similar a la de una cesárea. Y sentí la mas extraña de las sensaciones al contemplar mas bajo una frondosa mata de pelos que cubría el tesoro femenino el máximo símbolo de una mujer. Unas piernas largas torneadas y firmes completaban mi nueva apariencia con la cual aparentemente debería aprender a vivir de nuevo.
No. Pensé. Nadié me a hecho nada. Al principio pensaba que me habían operado convirtiéndome en lo que ahora er estando sedado y en contra de mi voluntad . pero no era así. No había huellas de cicatrices tempraneras en mi cuerpo que pudieran delatar una operación de cambio de sexo. Todo mi cuerpo era normal. Solo que no era mi cuerpo con el que había nacido.
Me regresé a la cama después de hacer el ritual de cada mujer cuando orina y de secarme muy torpemente mi nuevo aparato sexual. Pensé en mi hijo, la cicatriz de parto en mi vientre era por él ahora en esta nueva vida yo no lo había engendrado. En esta nueva vida había sido yo quien lo había dado a luz.
Entonces me puse a pensar en lo que estaba ocurriéndome. Algo inexplicable me había sucedido en aquel fatídico accidente vehicular. De alguna manera había cruzado un umbral extraño hacia un nuevo mundo paralelo al que había nacido y en el cual, en vez de hombre era una bella mujer.
Nada había cambiado a mi alrededor. Todo era casi igual a mi anterior vida antes del accidente. Bueno, al menos eso pensaba yo mientras me acostumbraba a comportarme en lo que ahora era. Me puse a jugar con el celular buscando mi Facebook y me di cuenta que mi entrada y clave era la misma aparecían fotos de mi hijo de mis padres familiares. Mi figura de hombre no estaba en vez de eso aparecía mi nueva figura de mujer. Habían fotos mías en bikini junto a mi hijo y algunas de mis primas. Sin duda, no me podía quejar. La madre naturaleza en esta nueva dimensión había sido demasiada benevolente para conmigo me había dotado de una figura envidiable. Si hasta yo como hombre me gustaba a mi mismo. En eso estube durante la noche hasta que el sueño me venció esta vez sin ningun calmante de por medio.
Al día siguiente mi madre llegó acompañada del médico de turno. Traía un bolso con ropas y me dieron la noticia de que estaba de alta. Al fin podría abandonar el hospital.
- Debes vestirte te traje ropa para que te cambies.
No había pensado en lo que ahora debería afrontar. Desde ahora era lógico que debería vestir con ropas de mujer, situación que me incomodo cuando abrí la bolsa y lo primero que divise dentro de ellas fueron el conjunto de sostén y calzones (brasier y bragas) Unos jeans de mujer y una blusa blanca en otra bolsa estaban un par de botines y unas calcetas femeninas. Mi madre sacó de otra bolsa un abrigo.
-Debes abrigarte hija estamos en Julio y hace mucho frío allá afuera.
-¿ A dónde iremos?- le dije mientras miraba la diminuta prenda interior femenina color negra sin atreverme aun a dar el paso a tener que ponérmela.
- A mi casa que es tu casa. Hija allá vivimos juntas. ¿Aun tienes lagunas? Desde que te separaste te fuiste a vivir conmigo.
-¿Me separé? ¿Estuve casada? Le pregunté mientras daba el primer paso el más difícil el ponerme las braguitas, que se deslizaron hacia arriba por mis piernas sin aun desprenderme de la bata de hospital que me cubría.
-Ya hablaremos de eso hijita ... haber déjame ayudarte- Ella amorosamente me ayudó aponerme el sujetador(sostén o brasier) cubriendo mis aún firmes senos.
El resto de las vestimentas me la puse apresuradamente no quería sentirme semi desnudo en esa ropa intima femenina. Deseaba cubrirme lo más rápido posible, además de abandonar ese lugar para afrontar el desafío que se me venía. Ser una mujer.
En la calle estaba un taxi esperándonos me subí con mi madre en el asiento trasero y nos enfilamos rumbo a la casa en que había vivido toda mi vida. en el viaje no hablamos mucho; sólo comentábamos sobre el clima, el cual se notaba húmedo y frío, propio del invierno chileno.
Cuando llegamos a casa salió mi hijo quien emocionado corrió a mis brazos y yo sin poder evitarlo me puse a llorar de la emoción.
-Mamita mamita - Me decía- Te heché mucho de menos. Te quiero mucho mamita.
Yo lo tomé en mis brazos que ya no eran tan fuertes porque apenas si pude tomarlo. El cuerpo que ahora habitaba no tenía la misma fuerza que el de antes.
- Vamos entremos que hace frío- Me dijo mi prima Fernanda que nos esperaba. Ella había estado al cuidado de mi hijo mientras mi madre había ido por mi al hospital.
Mi prima era un par de años menor que yo. Antes de los hechos acaecidos también éramos muy cercanos y estaba casada con un primo del imbecil de Waldo al que yo consideraba culpable de todo lo que me había sucedido ya que tras mi pelea con él y producto de mi rabia me había ocurrido aquel accidente provocando el giro en mi vida.
Waldo me había quitado a mi mujer el se había metido en mi vida robándome lo que era mío y destruyendo el hogar que yo había formado. Había dañado a mi hijo separandolo de mi que era su padre.
De pronto recapacité porque ahora con todos estos cambios analizando mi nueva vida me di cuenta que ese altercado con él nunca existió. Yo ahora era una mujer y la madre de mi hijo por lo tanto la infedelidad de mi exmujer nunca había sucedido.
¿Entonces que fue lo que sucedió antes del accidente en esta nueva dimensión?

Entré a mi habitación. Aun se conservaba tal como yo la había dejado cuando decidí abandonar aquel hogar paterno e irme a vivir en pareja con Loreto poco antes de que diera a luz a nuestro pequeño hijo Andrés. Mi madre que era una mujer viuda. Vivía sola en aquella casa desde que mi padre había fallecido hacia unos años atrás antes de que mi hijo viniera al mundo. Creo que el hecho de que yo regresara a esta casa, a ella le hacía bien al menos tendría mi compañía y la de su nieto Andrés.
Lo extraño de mi habitación era que estaba decorada de tal manera como si mi nuevo cuerpo hubiese vivido siempre allí. Era el mismo cuarto que mi papá había construido para mí y que estaba situado al fondo de la casa. A este lugar se entraba de manera independiente por la entrada de vehiculo en donde Loreto y yo tantas veces hicimos el amor y con anterioridad a ella, muchas otras chicas más; cuando yo aún habitaba en mi cuerpo de hombre.
Abrí los cajones de ropa; eso si había cambiado estaba llena de vestimentas de mujer. De seguro era mía, la que yo lucía en este nuevo cuerpo que ahora era mío. Había más de una veintena de calzones(bragas) de todos colores pero predominaban los blancos y de tamaño reducido. Al menos tengo buen gusto para elegir mi ropa interior, pensé casi irónicamente. Otra cantidad casi similar de sostenes(brasiers) estaban cuidadosamente ordenados. De seguro había sido mi madre quien amorosamente había realizado ese ritual tal como lo hacía con mi ropa de hombre cuando vivía al alero de mis padres.
-¿Esto lo recuerdas. Paola?-Me di vueltas al escuchar la voz de mi madre que se encontraba de pie en el umbral de la habitación.
Claro que recordaba como no recordar las noches de lujuria que viví en esta habitación. La extrañaba. Tal como extrañaba a mi cuerpo de hombre fundirse dentro del cuerpo de Loreto. Cuando ambos nos amábamos o al menos yo la amaba, porque ella así como se dieron las cosas no creo que haya sentido algún sentimiento verdadero por mí y menos después de haberla encontrado en mi propia cama haciendo el amor con ese imbécil de Waldo.
- Si mamá es mi habitación de solter....a. ¿Cuando trajeron mis cosas?
-¿Que cosa hijas?
- El led y estas cosas. Bueno supongo que aquí esta toda mi ropa, es mucha y pareciera que es mía- Dije al abrir el closet y ver un montón de vestidos abrigos y jeans colgados. Más abajo una cajonera con faldas. En el piso del closet había un sin número de calzados de diferentes modelos.
En realidad lo único conocido era el Led y un pequeño equipo de música, que me había llevado al departamento donde me mudé para irme a vivir con Loreto. La cama era la misma que utilizaba en mi soltería. Habíamos comprado otra al iniciar nuestra vida en concubinato con la traidora madre de mi hijo. Esto me haría bien. No quería tener ningún recuerdo de alcoba de mi anterior vida. Nada que me trajera el agrio sabor de evocar mi extinta relación de amor con Loreto.
-Mamita ¿Puedo dormir contigo?- Me dijo Andrés al entrar a la habitación.
Mi hijo me abrazó con el mismo cariño que lo hacía cuando yo era su padre. Si yo no quería tener recuerdo de que alguna vez había amado a una mujer que me había dañado el alma, estaba totalmente equivocado. Andrés era el fruto de esa relación en mi anterior vida y eso no lo podía deshacer de ningún modo, menos con la ternura que yo amaba a mi criatura por la cual daría mi vida y sacrificaría mi felicidad si fuese necesario.
- Creo que buscan hija. Iré a ver.- dijo mi mamá al escuchar su teléfono a la distancia- Creo que me llaman.
Mi madre se retiró de la habitación. Desde la cual debía atravesar todo el jardín para llegar hasta el living de la casa que aunque no era muy grande podía haber privacidad desde mi habitación hasta el resto de la casa. Eso lo sabía yo muy bien, ya que, nunca escuché quejas de mi madre de que ella hubiese oído algún ruido o mas bien gemido extraño en mis noches de sexo con alguna chica de turno o de la misma Loreto. Aunque desde que me había titulado de Profesor de estado(maestro de escuela). Comencé a comportarme mas recatadamente a fin de no dar malos comentarios a las vecinas del barrio.
Miré con ternura a mi hijo era el mismo. Pequeñito amoroso y de mirada tierna. Recordé cuando Loreto y Waldo me dijeron que el no era mi hijo.
-"Miralo no se parece a ti en nada. No te das cuenta que se parece a mí. Andrés es mi hijo".- Me había gritado Waldo.
Eso había hecho que yo entrara en estado de shock y que mas tarde provocase el accidente que desencadenase todo lo que ahora estuviese viviendo. Todos esos 3 años había sido engañado por Loreto quien me había ocultado una verdad tan terrible y quien sabe cuantas personas más lo sabían. De seguro nunca habían dejado de amarse. Sentía rabia y vergüenza.
- ¿A ver este jovencito a quien se parece? le dije haciéndole unos mimos en su carita tal como lo hacía Loreto.
Mi hijo me miró a mis ojos con una ternura que me hacía derretir de amor maternal. Algo que no podía explicar pero que nacía de mi interior de una forma mágica y maravillosa que me llenaba de satisfacción y felicidad. Algo que estaba ajeno a mí desde mi desdicha pasional.
-¿ No te enojas mamita si te digo la verdad?
- No mi amor como me voy a enojar con usted. Los hombres desde pequeñitos deben hablar con la verdad.
- Todos dicen que me parezco a mi papá.
Su respuesta me descolocó y sentí un especie de escalofrío y calor a la vez, como si hubiese transpirado helado. Se parecía a su papá. No había pensado en eso , si se parecía su padre ¿Quién era su progenitor?
-Andrecito. Su papá ¿Viene a verlo? Usted lo ve así de vez en cuando?
-Mi papá es lindo ..yo lo quiero mucho . El es bueno conmigo- Me dijo con esa voz tierna e infantil de un niño de poco menos de tres años.
- Claro mi amor se que lo quieres. Si es tu papá, el también debe adorarte.
- Pero yo quiero que el esté aquí conmigo siempre. Lo extraño.- y se arrojó a mis brazos a llorar.
Mi madre apareció de vuelta.
-¿Quién llamaba mamá?- le pregunté.
Ella carraspeó como ocultándome algo.
-Vamos mamá dime la verdad.
-No te molestes debes estar tranquila tienes una semana más de licencia médica tienes que estar bien para cuando vuelvas a trabajar al colegio.
- Pero dime quien era.
-Era el papá de Andrecito. Quería saber del niño...Y bueno también pregunto por tí.- Tragó saliva nerviosa- El viene para acá. Llegó hoy de su trabajo faenero y quería ver al niño. Tu sabes que lo extraña mucho. El hecho de que tú y él no se lleven bien, no significa que debas separarlo de su hijo.
Mi madre tenía razón. Yo había pasado por lo mismo. Me separaron de mi hijo y sabía perfectamente lo que sentía estar en esa situación. Yo como mujer no actuaría de la misma manera.
El timbre sonó después de escuchar un automovil estacionarse afuera de la casa.
-Debe ser él -dijo mi madre- Andrecito ven conmigo vamos a ver al papá.- Luego se dirigió a mí- Hija si quieres quédate aquí si no quieres verlo yo te entiendo . Se que eso te hace daño.
Yo no dije nada. Me quedé allí trémula y en silencio, mientras mi madre desaparecía de la habitación con mi hijo de la mano.
-Papito papito-Se escuchaban los gritos de felicidad de mi pequeño.
Se escuchaban pequeñas voces a lo lejos. Sentí la curiosidad de saber quien era el hombre ese que en esta dimensión me había hecho madre. No podía aguantar más era algo importante que tenía que descubrir. Camine lentamente y en silencio casi de puntillas hacia una de las que ventanas que daban al jardín. Solo se escuchaba la voz grave de él y las risas de mi hijo. Mi madre estaba de espaldas a la ventana. Traté de observar mejor más no pude conseguir un buen ángulo. Decidí ir directamente. Ingresé a la casa por la cocina hasta llegar al living de la casa.
Lo que vi, me produjo casi un grito de sorpresa, al ver al idiota de Waldo con Andrecito en sus brazos mimándolo.
-Waldo ¿qué haces aquí? ¿Cómo te atreves a venir aquí? Suelta a mi hijo, no te lo vas a llevar de aquí.
El me miró sorprendido.
-Mira mamita. Mi papá llegó del trabajo y vino a verme me trajo colaciones.
-O sea que tu y yo.... No, no, esto no puede ser esto no puede estar pasando.
Una verdad más de esta nueva dimensión en que ahora en vez de hombre yo era una mujer salía a flote. Acababa de descubrir que el padre de mi hijo era Waldo el mismo imbécil que había arruinado mi vida cuando yo era un hombre.


CONTINUARA

hola  es primera  vez  que  publico por aquí esta  historia  la  escribí hace  unos  4  años atrás y   nunca  la  terminé pero ahora  si le daré un final. La  califiqué  para  mayores  de  18 años  para  evitar  castigo de  censura  por alguna  escena  de  sexo que  pudiese excibir.

Espero contar  con su apoyo  gracias.

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