infiltrate ; volkacio

(重要) ⋮ 𝟎𝟗

𝐕𝐎𝐋𝐊𝐎𝐕 ⇣ 𝟎𝟗𝟎𝟒

-¿¡qué coño te sucede, volkov!? -el grito que pegó mi superior me hilo helar la sangre, pero aún así me mantuve con la misma postura, haciéndolo enrabiar aún más.

Aclaré un poco mi voz y acomodé mi corbata grisácea al sentir que ésta se ponía del lado del chico quien tenía al frente, pues me intentaba ahogar de una forma espantosa.

Caminó hacia adelante y luego hacia atrás mientras miraba recto al piso con el pulgar acariciando su mentón, supuse que estaba pensando y encontrando las mil formas de matarme sin que el cuerpo policial se enterase, pero al ver que no encontró ninguna, pegó un golpe sobre la mesa.

Tanta agresión me hizo fruncí el ceño, un poco molesto por su actitud. -¿pero qué tiene de malo?, usted fue el que me dijo que tuviese cuidado con ellos -cité sus palabras como aquella vez que me las escupió, con una media sonrisa en la cara. -y al enemigo hay que tenerle cerca, ¿no?

-escúchame volkov -sus manos agarraron mis hombros, haciendo que por inercia mi rostro se acercase al suyo. -una mínima queja sobre ti que sea proveniente de horacio, y te degrado.

Me encogí de hombros, sabía que el chico de cresta nunca sería capaz de hacer algo así, no importase cuando me burlase de él, siempre me iba a acariciar el hombro con una sonrisa inocente en la cara.

El enfrentamiento de miradas afiladas hubiese seguido hasta mucho más tiempo si no fuese por los tres toques con rabia en el cristal de la puerta seguido de el sonido de ésta abriéndose.

-¿interrumpo algo?

Empujé levemente a mi superior para que nada de nuestro cuerpo hiciese contacto, pues aquella mirada vacía de interés que mostraba gustabo me hizo sentir incómodo, como si estuviese metido en algo peligroso.

Segundos después sentí como el cuerpo de quien antes estaba a solas conmigo se dirigía hacia la salida de la habitación. -no.

Conway me dejó a solas con el chico de cabello rubio y rostro sin expresiones, haciendo que una tensión se creara en el ambiente debido a la nula interacción que habíamos tenido a lo largo de su bienvenida al cuerpo. Gustabo me miraba de arriba hacia abajo, analizando mi figura mientras se mordía una de las uñas, pero su mirada era despectiva y criticadora, como si él no tuviese ningún defecto.

-adiós -solté luego de los minutos, copiando el trayecto del superintendente para que no tuviese que conversar con el sujeto que estaba enfrente mío.

Pero sus carraspeos hicieron que mis piernas se congelaran. -así que, de todos los cabeza de hormiga que habían en el cuerpo, ¿tuvo que escogerte a ti?

Su voz llena de superioridad, su postura intentando superar la mía, y esa sonrisa socarrona que tanto detestaba, fue más que suficiente para que diera paso a una nueva discusión, en la que esperaba salir ganando.

-menuda mierda de gustos tiene horacio, tío, mira que para trabajar contigo...

Hizo un gesto de negación hacia mi persona, haciéndome sentir ofendido, ¿y éste que se creía?

No sabía en qué momento le había dado permiso a este alumno para que se se instalara en mi oficina supongo que a reclamarme sobre el nuevo acompañante de horacio, quien era yo y ya no él, como si yo me hubiese presentado felizmente como competencia en ello, cuando sólo fue una propuesta para ganar información del agente dan.

-aunque pensándolo bien, me acabas de quitar un enorme peso.

Abrí los ojos ante sus palabras llenas de satisfacción, como si realmente se alegrara que le haya "quitado" a su compañero. -¿cómo puede estar usted feliz por eso?, ¿acaso no sabe que todos los policías se deben querer por igual?

-seguro me importa, comisario -se encogió de hombros y se acercó a mi, haciéndome tragar saliva. -yo en el cuerpo corro por y para mi mismo, a mi me valen todo esos mandamientos -hizo una cara de asco al verme aún más enojado que antes. -que si la vida por el otro, que la placa es lo más importante, y puras mier-

Agarré su chaleco antibalas y lo hice acercarse a mi, para comerle vivo con mis pupilas prendidas fuego. -te falta empatía, hijo de puta -escupí cada palabra con asco hacia su persona, sintiendo mis puños cosquillear producto su macabra sonrisa, se estaba burlando de mi. A diferencia con horacio, no lo solté por pena, sino por repulsión al seguir tocando un cuerpo tan apático.

Tan sociopata.

-cuando toquen a uno de los tuyos, entenderás a lo que me refiero.

-entonces queda mucho para eso -habló entre risas mientras se acercaba a la puerta, yo en mi interior pedía a gritos que girase la perilla de una buena vez. -porque "míos" no tengo.

La puerta azotándose con fuerza bruta le hizo a mis nervios relajarse, al fin había terminado la tonta plática que casi termina en golpes por mi parte, ¿y de quién es la culpa de todo?, del amigo quien estaba tocando la puerta con gentileza.

-adelante, dan -susurré mientras miraba mi libreta de denuncias, para así distraerme de lo sucedido y no descargarme con quien no tenía culpa, pues la rabia se venía acumulado desde el regaño de mi superior. -¿qué le ocurre?

Su cabeza cabizbaja me hizo dudar un poco en mis acciones, ¿habré hecho algo malo? -quería agradecerle.

Fruncí el ceño, sorprendido. -¿disculpe?

-eso, que venía a darle las gracias -habló esta vez más firme, pegando su vista a la mía.

No agregó otra palabra, sólo achinó sus ojos en señal de que sus ocultos labios se curvaron en una sonrisa, alzando sus brazos en dirección a mi y envolverme en su suave regazo en el que por alguna extraña razón, siempre me sentía como en casa.

Dan me había dado un abrazo, de la nada, sin excusa o permiso, y dios, nunca había necesitado tanto uno.

Ahí supe lo poco que me importaban los regaños de conway, o lo que pudiese decir el habla-mierdas de gustabo sobre mi, o terceros rumoreando sobre horacio y yo al ver que pasamos tiempo juntos, nada de eso se comparaba con el calor que sentía estar cada vez más cerca del corazón de este agente.

-nos vemos mañana, comisario.

Nada importa más que él.

quería poner a gringo para la drama,
pero ya no sé quien es ese así que
adivinen quien ocupa su lugar,, ahre

en fin, espero que tengan un lindo día. 🤍