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Los transeúntes miraban sorprendidos nuestra patrulla como si se tratase de una película, ¿qué tanto les importaba mi nuevo acompañante?, como si yo no tuviese el derecho de interactuar con otro policía que no fuese mi superior.
La suela de mi zapato izquierdo daba leves golpes en la acera mientras veía al chico de máscara anotar con profesionalismo la denuncia del robo de coches, era su séptima en el día, por lo que al menos comprendía que lo hiciese con tanta confianza.
Suspiré mirando al cielo, ¿por qué justo el día en donde me tocaba anotar las denuncias con quien había esperado toda la semana tenía que acabarse tan rápido?, es como si el sol no quisiera quedarse más tiempo reinando en el cielo y lo único que piensa es en darle paso a la luna, y yo que quería invitarle en el horario de almuerzo un pequeño vasito de vodka acompañado de algunas almendras para que no nos intoxiquemos una vez volvamos al trabajo.
Dios, necesitaba un descanso.
-si me das un beso, podría pagarte otros dos mil euros.
El guiño asqueroso que hizo el multado logró que me despegase de la tonta idea creada en mi cabeza y me acercara a paso lento a la conversación, ya había pasado mucho tiempo y no podía ser que siguiese conversando con aquel chico que en mi vida había visto, y menos que le coqueteasen con tanta simpleza.
Cuando mi cuerpo se hizo presente entre los dos, Dan entendió que se había dejado llevar por la simpatía de quien era su receptor en la plática. -no es necesario lo del beso, ahora págueme -habló nervioso, yo miraba en silencio la conversación.
La voz titubeante del chico de máscara floreada me hizo sentir un tanto mal por toda la situación que estaba presentando, y más al ver como aquel tipo no dejaba de piropearle. Ahí me di cuenta que no es que Dan haya demorado mucho con el transeúnte por lo simpático que era al hablar, sino porque entorpecía su trabajo con piropos no pedidos y acento vulgar hacia un funcionario público.
-vamos, sólo es un pico... ¿o tienes miedo de que te pueda causar algo más?
El mentón de aquel ciudadano irrespetuoso fue tomado entre mi manos, este al darse cuenta de la acción improvista, intentó soltarse del agarre.
