13 {Campamento I}

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Realmente no sé si quiero ir al camping Deluxe, pero estaba tan enojada con mi mamá que sólo se lo dije para llevarle la contra; con vehemencia.
Mis amigas están súper emocionadas. Estamos en una videollamada grupal, en Skype. Todas estamos preparando nuestros bolsos. Y aunque no se si siento ganas de ir, tengo que confesar que me estan contagiando un poco de su alegría. Por qué no. Por qué no disfrutar.
Mi bolso es el triple de pequeño que el de las chicas. Solo llevo tres remeras y tres shorts, y por si hace frío un pantalón y una campera. Luego lo indispensable para un camping: un libro, repelente para mosquitos, un botiquín de primeros auxilios, encendedor, navaja y... Todos esos accesorios que mi papá ama y me hace llevar.
Con respecto al botiquín, es por decisión propia. Hice el curso de primeros auxilios, así que si alguien tiene un accidente, tal vez puedo ayudar.
La mamá de Emma me pasa a buscar: abrazo a mi papá, a James y por ultimo a mamá. Aunque esté enojada me abraza y me dice que me quiere. Le digo que también la quiero y me subo al auto.
En todas las salidas con las LDS, esta es l primera vez que tengo un presentimiento bueno. Así que me permito disfrutarlo y sonreír.

—Bueno, muchachos, les informo que no sé armar carpas. Lo siento mucho— declara Amy, y se sienta en su reposera a tomar sol. Las demás comienzan a declarar lo mismo, y quedamos Emily, los roba-amigas, Augusto y yo. Hay cinco carpas. Yo dormire con Clara y Amy. O eso es lo que prometieron.
Cuando por fin terminamos de armar las carpas, nos vemos exhaustos.
—Yo creo que hay que darse un chapuzón en el lago.— Agustín ofrece una sonrisa torcida.
—Yo creo exactamente lo mismo— digo. Dicho esto, las chicas dejan de tomar sol y todos corremos hacia el lago, dejando nuestra ropa en el suelo y quedando así en malla.
El agua me refresca y me hace sonreír. Los chicos traen una pelota. Me divierto muchísimo.
Las LDS terminan saliendo del lago, dejándome con los chicos jugando. Y realmente no me interesa.
Hemos formado dos equipos: Augusto, Peter, Franco y Matias son uno. Agustín, Ezequiel, Francisco y yo somos el otro. Vamos perdiendo 2-0.
Peter le lanza la pelota a Augusto, pero entonces aparezco yo y se las quito. Me río y empiezo a nadar. Augusto me fulmina con la mirada y trata de alcanzarme. Justo cuando le estoy por lanzar la pelota a Ezequiel, Augusto me toma de la cintura y me saca el balón. Ahora es él el que se ríe.
—Te reto a algo —le digo.— Si logro tener la pelota en mis manos durante un minuto el partido se da por terminado y nosotros ganamos. Si me la sacas antes de que se cumpla el minuto, la victoria sera suya.
Los de mi equipo se colocan detrás mio y le dicen "Espero que no te humille." y comienzan a reír. Augusto sonríe y acepta el trato. Con soberbia, empieza a gozarme la pelota. Conozco sus tácticas. Lo dejo divertirse un rato. Cuando faltan veinte segundos, nado hacia él. Sé que él no se lo esperaba, por mi actitud vulnerable anterior. Lo alcanzo, agarro su brazo y trato de quitársela, pero él la levanta. Entonces lo agarro de la espalda y me subo a sus hombros. Ezequiel grita que está en el segundo tres. Agarro la pelota y grito victoria.

She will be lovedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora