14 {Campamento II: una ducha a oscuras}

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Hace unos minutos el sol desapareció. Junto con el se llevo todos los centímetros que quedaban entre mis amigas y sus novios, porque se están besando como si no hubiese un mañana. Y cómo no, yo siempre observando.

Cuando levanto la vista, noto que Augusto está mirándome. Desvía la mirada rápidamente. Suspiro. Tiene algo que me atrae, y no sé que es. Es un muchacho lindo, lo sé, pero hay chicos que están mas buenos.

Me meto en la carpa y la cierro. Busco mis cosas para bañarme: shampoo, acondicionador, jabón y ropa limpia. En silencio, me dirijo hasta el vestuario de damas. Las luces de éste están apagadas. Trato de buscar el interruptor, pero no lo encuentro. Mierda, ¿que hago ahora?

Fue en ese momento cuando sentí que alguien estaba detrás de mi. Me volteé.

—Esta muy oscuro aqui— dijo con su voz ronca. Estaba sin remera. No podía verlo muy bien, pero sí que había apreciado su marcado abdomen en el lago.

—Sí. Sabes, yo podría bañarme si sé que hay alguien, quiero decir... Me da miedo.

Augusto se ríe.— Bañate. Yo me quedaré aquí.

Lo sigo mirando, pero no me atrevo a decirle. El se da cuenta que estoy tratando de decir algo y pregunta: —¿Qué?

—¿Podrias hablar mientras me baño?— Pedir esto es vergonzoso. Suerte que no hay luces, porque podría ver mi sonrojo.

Él me mira como preguntando si hablo en serio. Tras mi silencio, descubre que sí lo hago. —Okay, okay. Pero hace rápido.

—Gracias.

Prendo la ducha. No hay luces, pero por suerte sí hay agua caliente. Me desnudo. Dejo la ropa sobre el caño de la cortina.

—Deci algo— le pido.

—Algo.

Bufo. Nunca se cansa de tomarme el pelo.

Siento que se ríe y lo imagino levantando los brazos diciendo "yo no hice nada" —Bueno, no sé, ¿que es lo que más te gusta hacer? Quiero decir, ¿cual es tu hobbie?

Me quedo en silencio.

—Dejame adivinar.. Hmmmmm. Los libros. Bah, como no se me ocurrió antes.

Me coloco shampoo— sólo me tratas como una friki porque no encontraste el libro indicado que te haga amar a los libros.

Él parece meditarlo —Puede que sí, puede que no. Da igual.

Nos quedamos en silencio. No sé que contestar a eso. Mientras me enjabono, lo escucho dar un respiro.

—Creo que debo disculparme.— Si tuviera comida en la boca ya la hubiese escupido.

—¿Queee?— pregunto sorprendida.

—Bueno, si, ya sabes... El otro día en la fiesta, te dije un par de cosas hirientes.

—Si, realmente lo hiciste.—replico enojada, recordando sus palabras. De repente me entran ganas de llorar.

—Perdon, es que no lo pensé. Quiero decir, siempre digo cosas hirientes. Cuando estoy enojado tengo impulsos. Y creeme, no soy una persona que se abre y tampoco sé por que mierda lo estoy haciendo ahora.

Sonrió para mis adentros — Está bien, estas perdonado. Pero tengo una pregunta.

—Adelante.

—Las palabras... Que dijiste —Trago saliva — realmente ¿es eso lo que pensas?

El dirá sí, por supuesto. Qué ilusa soy.

—No, por supuesto que no. Sos una chica ruda, pero no creo que seas un marimacho ni nada de eso.

Enjuago el acondicionador —¿Ruda?

—Si, sos una chica con carácter.

—Bueno, lo tomare como un cumplido aunque no lo sea.

—Yo creo que lo es. —Salgo de la ducha con la toalla envuelta. Él está en el mismo lugar que donde estaba antes, y e la misma posición. Tomo la ropa limpia de la silla y me dirijo nuevamente a la ducha a vestirme.

En el camino hacia donde estamos acampando nos quedamos en silencio.

—Sabes, creo que yo también debo disculparme —le digo— te insulté y además... ¡te pegué!

—Eso fue muy divertido.— Me sonríe. Creo que nunca lo vi tan feliz. ¿Es bipolar o qué? — Pero acepto tus disculpas.

—¿Te dolió?

—No, para nada. Se sintió como estar en el paraíso. —dice con sarcasmo.

Lo miro y me río. Parece totalmente otro. La persona que tengo al lado no es la misma que conocí hace unos días. No es esa persona malhumorada, con músculos del rostro tensos y un severo y cruel sarcasmo. Viéndolo así, caminando relajadamente y con sus manos en los bolsillos, es la otra cara de Augusto.

She will be lovedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora