La Rosa Roja (Sonamy)

Calpitulo 45

La noche estaba por venir, una fracción del sol para luego concluir el día y dar paso a la noche, Amy aún ronda por las calles ahora completamente perdida. Se agarraba fuertemente de su canasto como manera de calmarse un poco cosa que no fue muy funcional. No pasó mucho cuando ya el cielo era completamente oscuro acompañando a las calles por igual, un gran aullido resonó por todo el lugar, sabía que era de Sonic pero no sabía de por donde provenía para ayudarla a ubicarse un poco en el nuevo pueblo.

El miedo poco a poco se acumulaba dentro de ella, temblaba y no solo por terror a que algo le pasase, la noche estaba cada vez más helada algo esperado a final de octubre. La respiración de Amy se aceleraba un poco, cansada de dar vueltas sin rumbo, escuchaba cosas que no sabía si eran reales o solo su simple imaginación jugándole una mala broma hasta que cerca de un callejón sin salida se escuchó un extraño chirrido, casi como un gruñido deforme combinado con el sonido de una rata. Temerosa se queda quieta para calmarse un poco eh intentar dejarlo pasar como si fuera un animal cualquiera que hace ruidos extraños que un animal común no haría.

El sonido se volvió a escuchar pero con más intensidad, ahora no solo se escuchaba a un animal, ahora son varios. Tantos que no podía descifrar cuantos de ellos eran. De la nada, un tipo de mano o garra algo iluminada aparece ante el poco rango de visión de la eriza rosa
(jajaja sta ciega xdxdxd pa lo que viene ehhhh)
De las sombras aparece una criatura casi del tamaño de un werehog, tenía un estilo reptiliano de un tono azul apagado oscuro, con pequeñas manchas moradas brillantes en gran parte de sus brazos, de su espalda habían unos tipos de púas o pinchos filosas. De su cabeza se podía ver un gran cuerno que al igual que su espalda era bastante afilado. Junto a esa criatura aparecen más a su lado del mismo aspecto, emitiendo los chirridos que aterraron a Amy.

Tan pronto como varias de esas criaturas salieron del callejón detectaron a la eriza rosa quien seguía plantada en el frío suelo. No duraron ni un segundo en rugir y correr tras ella y tan pronto como se movieron la eriza hizo lo mismo. La persecución duró varios y largos minutos, Asustada y con la respiración quemándole el pecho trataba de correr lo más rápido que podía, intentaba no toparse con cualquier piedra o obstáculo que cualquier cliché saldría y la hiciera caer. Rogaba internamente que alguien le ayudase pero no sabía si algún pueblerino ayudase a una desconocida. Las criaturas actuaron como manada y se dividieron en tres grupos y uno de esos saltaban los tejados de los pequeños edificios ruidosamente, no falto mucho para que de un salto se posicionarán en frente de Amy provocándole un grito del susto. La habían acorralado.

Era su fin

O eso fue lo que pensó hasta escuchar varios disparos, era Knuckles con dos guardias a su lado. Eso le dio algo de esperanza.

"Pero que mierda son esas cosas?!" Knuckles grito cabreado, más por una cosa que otra. Con su escopeta disparaba a las criaturas quienes no le afectaban tanto como pensaba el equidna.

"No lo sé señor... no son werehogs" uno de sus camaradas Espio disparaba flechas desde una zona bastante prudente para un arquero, analizaba el aspecto y los movimientos de las criaturas.

"Serán esas cosas las que diableaban por el pueblo?" El cocodrilo con un gran martillo trataba de golpear a las bestias que no paraban de atacar, de un pronto Vector lanza un ataque con el martillo que fue fácilmente detenido por una de esas criaturas, como tan fácil lo detuvo así mismo le arrebató su arma y la tiró lejos de él. "Ahg como sea, nunca me gusto usarlo" un gran puñetazo le regalo a la criatura delante de él.

Aunque los guardias estén ocupados Amy seguía con un grupo de esas criaturas delante de ella, estaban a punto de atacarla pero la ruidosa caída del martillo los desconcertó. Amy, asustada de las probabilidades de que eso le hubiera caído en sima duraron muy pocos, decidida tomo el arma y se plantó en batalla. Y como si fuera experta de ella en portar e usar un martillo aplastó y derribó a varias de esas alimañas, incluso más que los propios guardias experimentados.