Las cartas que nunca te di [COMPLETA✅]

El inicio del fin

Después de años soportando tus torturas, años de sufrimiento que tú mismo nos causaste.

Llegó el día.

La bomba finalmente explotó.

Y yo no estuve allí para salvar a mi madre.

Recuerdo que me habia ido a la casa de mi amiga, la que te he nombrado antes. Me sentía más cómoda en su casa que en la mía, su familia me acogió como una de ellos.

Ese día me sentía rara, sabía que algo no andaba bien.

Sentía un enorme nudo en la garganta que no me dejaba respirar como se debía, me impedía despejarme de todos los problemas diarios que tenía.
Mi amiga me preguntaba si algo estaba mal y yo simplemente no sabia que responder, no había pasado nada pero mi corazón latía sin parar. Presentía que algo malo pasaría.

Intenté distraerme.

De verdad lo intenté, pero no lo logré.

No podía sacarme de la mente a mi madre y lo que podría estar pasando en mi casa.

¿Y si la bestia volvió? ¿Qué haré desde aquí?

Estaba lejos. Si algo sucedía, no podía hacer nada.

El día transcurrió y yo no era la misma. Mi amiga notaba mi cambio y no sabía que hacer para ayudarme.

Mi celular estaba sin batería.

Le pedí que me lo pusiera a cargar, necesitaba confirmar que todo estaba bien en casa.

La batería se cargó, el celular se encendió y el mensaje a mi madre se envió. Pero ella no respondió.

Los nervios me invadían y quería irme corriendo de allí.

Mi única opción era esperar a que mi madre fuera a recogerme, me había prometido ir a una hora exacta.

Ella nunca se retrasaba, excepto ese día.

El sol se fue y el cielo se oscureció, la mamá de mi amiga llamó a mi madre para ver que sucedió pero ella no respondía.
No podía más, la noche me aterraba y nadie llegaba por mi.

Estaba sola y en una casa que no era la mía.

Las horas pasaron y me preparé para lo peor. Mi corazón no daba para más.

En ese preciso momento, mamá llegó a recogerme. Horas más tarde pero llegó como lo había prometido.
Presentía que algo había pasado y me fui en silencio, subí al auto y a pesar de la poca luz, pude observar que todas nuestras cosas se encontraban dentro del coche.

La miré y en silencio, entendió mi pregunta.

—Él nos echó.—respondió.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas y no pude evitar sentir un pinchazo en mi corazón.
Tenía miedo, quería asesinarte y aún así proteger a mi mamá.

No solo nos quitaste la libertad por años, sino que nos echaste de  nuestra propia casa.

Tiraste nuestras cosas a la calle.

El odio creció muchísimo, juré que te haría pagar por todo lo que nos has hecho, incluso si me costara la vida.

Ese día me hice una promesa a mi misma.

Pero no sabia, que ese día era el principio del fin.