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Hoy era el día de la fiesta de graduación, la última fiesta en la que vería a los puros perdedores.

Y también a mis amigas, estaba feliz por pásala bien, supe que Nate y Maddy terminarón.

—Tu hermano es un puto mujeriego— Me dice Maddy que estaba sentada justamente a lado de mi.

—Me vale una mierda la vida de Nathaniel—dije con la sinceridad más pura.

—Solo ve a la zorra que trae— Nathaniel estaba con una chica, y la tomaba de su trasero haciendo que su vestido de levantará, era asqueroso.

Fezco no respondía mis llamada ni mucho menos mis mensajes, sabía que estaba haciendo lago estúpido.

Mi vestimenta era un vestido azul marino con unas zapatillas un poco bajas color negras, mi cabello suelto bien planchado, y un bolsillo de mano.

Con Nathaniel no e hablado desde aquella vez, viviremos en la misma casa pero ni siquiera nos vemos.

Solo la paso encerrada en mi habitación, y como fuera en casa de Fez.

No me e drogado desde aquella noche, pero tampoco diré que la deje para siempre.

Me pare a bailar con mis amigas, Nate me miraba, sabía que quería hablar conmigo, después de toda la noche bailando, salí a la terraza para fumar tabaco, sentí pasos detrás de mi y de reojo ví que era Nathaniel.

—No estaremos toda la vida enojados— Se pone a lado de mi.

—Por más que lo intentes cariño, tu la cagaste, te di mi confianza, trate de que nos lleváramos mejor pero tú la cagaste— No quería verlo, porque sabía que me pondría a llorar y no estaba para eso, o tal vez si.

—Fez te dio la droga...—

—Pero el fue el que me saco de esa mierda— mis ojos empezaron a húmedecerse.

—¿Lo amas?—

—Si...— apague el cigarro— Más que nada en el mundo Nate—

—Solo no quiero que te rompa el corazón—

—Creeme el no fue quien lo hizo—

—Por cierto, te vez hermosa está noche— Mire sus ojos y también estaban húmedos.

Salí de ahí, marque al número de Fez y me mandó a buzón.

—Fez por favor no cometas una estupidez, yo te puedo conseguir el dinero, te necesito, te amo— Colgué el buzón y camine hasta la tienda.

Al llegar ví que estaban la luces encendidas, entre y estaba el ahí, con un traje negro.

—No deberías de estar aquí Stella— No dije nada solo me acerque y lo bese, el tomo de mi cintura y me aferró contra el, no quería que terminara, quería hacerlo con el.

Quite su sudadera y y su camisa juntas el me toma de mis muslos y me carga contra su cadera, El empieza a besar mi cuello y dejando unas leves marcas en el, solo jadeaba de placer, nunca lo había hecho pero no tenía miedo.

Con su mano empieza a subir más mi vestido haciendo que mis piernas quedarán muy descubiertas, el me cargo me llevo a un sillón muy lindo que tenía para descanso.

Me acuesta en el y se sube encima de mi sin aplastar me y acaricia mis piernas, leves gemidos salían de mi boca, hasta que el entro en mi, no era algo incómodo, al principio dolió, pero fue bastante cuidadoso.

—Te amo Stella— Lo mire a los ojos y sabía que era verdad si palabra.

—Yo también te amo Fezco—

La noche fue fantástica e inolvidable, Fezco había sido delicado y cuidadoso, como si se tratara de una escultura hecha de mármol.

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