Capitulo 10

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Horacio

No me podía creer que Conway intentara liar a Volkov con esa tal Sloan. Era una demente. Cuando entró otro médico con una enfermera para coser a Viktor, que estaba desmayado, salí al pasillo con Conway y Gustabo, que se llevaban a la medica loca a la calle, que no dejaba de reirse.

C: eres una puta loca, Sloan. Jamás pensé que serías así. No mereces ni una puta mierda y mucho menos a Volkov. Voy a hablar con tu puto jefe y me encargaré de que no vuelvas a trabajar en tu puta vida, hija de puta. No se te ocurra acercarte a mi puta familia otra vez.

Gustabo y yo nos quedamos paralizados. El súper había admitido que éramos su familia. El seguía gritando improperios e insultos a una Sloan que estaba tirada en el suelo riendose pero llorando a la vez, que no dejaba de repetir "Volkov iba a ser mio". No sabía si sentir pena, enfado, rabia o asco por ella. Entendía el efecto Volkov y lo que provoca cuando te rechaza. Lo entendía perfectamente. Pero eso no es motivo para intentar matarlo.

Gustabo intento calmar al súper, quien solo con el contacto de la mano de mi hermano pareció relajarse, y cuando se dio cuenta de que estaba aquí vino corriendo. Le expliqué que se había desmayado y le había dejado con los médicos que estaban cosiéndole ya la herida y tratándosela.

Pasaron unos días. Gustabo y yo ya íbamos a volver a comisaría oficialmente. Habíamos tenido que entrar en servicio un par de veces para acudir con el súper y Viktor a los interrogatorios de la mafia.
Gustabo estaba bien, como siempre. Venía con el súper siempre a recogerme a casa para ir a federal y los dos no dejaban de preocuparse por mi. Sabían que esto me afectaba mucho, porque en cierto modo la mafia fue mi familia.
Con Viktor todo estaba bien, se había recuperado poco a poco de la herida y aunque iba algo cojo, ya andaba bien. No podía acudir a atracos ni nada por el estilo ya que podían saltarsele los puntos, y no queriamos eso. Durante estos dias hablamos de nuestra relación/no-relacion. Es cierto que yo me habia emocionado dandole algun beso en el hospital, pero no habia podido resistirme. En comisaría apenas pasabamos tiempo juntos, ya que el se encargaba de papeleo y yo tenia que acudir a todos los atracos y avisos posibles.

Era tarde. Estaba a punto de salir de servicio e ir a despedirme de los compañeros en vestuarios (que ahora nos tomaban mas en serio) cuando Gustabo me interceptó en la armería.

G: Hey, Horasiosssss

H: Gusnabo.

Le saludé y nos reimos, mientras enpezamos a dejar las armas en su sitio.

G: escucha, vente a cenar a casa. Te puedes traer al niño asustao, también va a venir el papu.

H: Oh, entonces será una cenita de parejas, ¿no?

Le miré con una sonrisa picarona mientras iba a fichar para salir de servicio y el me seguía.

G: no digas gilipolleces, Horacio. Me apetece cenar contigo, y no te separas del ruso, y como me toca estar de sujetavelas, que al menos tenga al viejo al lado para daros un porrazo cuando os pongais cariñositos.

C: cómo has dicho, capullo?

G: no he dicho mas que la verdad, súper. Cuando usted esta delante las lapas se separan.

Me reí, aunque en el fondo tenía razón. Es cierto que como Viktor estaba con la herida de la pierna y demás, había estado mucho las con el. Echaba de menos a mi hermano. Mientras yo pensaba en esto, Gustabo y Conway seguían discutiendo.

H: vale, vale. Tienes razon, Gustabo. Esta noche, cena de parejas, pero te debo una a solas de los dos, como en los viejos tiempos.

El gritó un "trato hecho" desde la puerta de comisaría, mientras Conway iba detrás de el con la porra en la mano. Aunque por como se paró a mirarme cuando dije lo de cena de parejas quise correr por mi vida.

Subí a uno de los despachos para buscar a Viktor, que estaba recogiendo el papeleo.
Salió de servicio, fuimos a su casa, y despues donde Gustabo a cenar.

Todo estaba bien. Estabamos bien. Papu, Gustabo, Viktor y yo estabamos bien.

Pero por desgracia, eso no iba a durar mucho.

Semper fidelis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora