Capítulo 14

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Advertencia capítulo para mayores de 18 años.

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Saint ronroneó al sentir el beso, comenzó a frotarse contra Zee. — Tanto placer Zee. ¿Me darás más?

—Te daré todo, Saint. —Zee lo había introducido a caricias que le robaban el aliento, lo había tomado en esa cálida boca y hecho gritar de placer.

—Me haces sentir tanto, me haces tan feliz. —Deslizó sus manos por el pecho de Zee, encontrando las pequeñas tetillas y jugando con ellas.

Zee respondió con un gemido, su cuerpo estremeciéndose, vibrando al sentir las caricias. Amaba eso, amaba como sus caricias afectaban a Zee.

Las manos de Zee acariciaron su cabellera. —Mi pareja, mi compañero, mi amor.

—Y tú eres mío. —Sonrió y deslizó sus manos por el cuerpo de Zee. —Todo mío. Cada parte tuya.

—¿Con todo y las cicatrices?

—Oh, amo tus cicatrices, Zee. No lo que representan, el dolor que las causó, ¿pero dejando eso por un lado? Le dan a tu piel un toque único. —Encontró las que se encontraban en el abdomen de Zee, ya las había memorizado.

—Oh, tus manos. Tanta magia. —Zee dio pequeñas mordidas a su cuello, a sus hombros y su lengua lo llenaba del olor de Zee.

—Para ti —murmuró. Jamás había tenido ningún tipo de magia, hasta el día que conoció a Zee. Continuó frotándose contra ese largo cuerpo, dejando caer su cabeza hacia atrás para darle más espacio a este, para que este lo marcara con su aroma.

—Mmm... —los labios de Zee se aferraron a la unión de su cuello y hombro, succionándolo.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, las sensaciones expandiéndose donde los labios de Zee lo tocaban.

—¿Se siente bien, Saint?

—Sí, Zee. Por favor, más. —Estaba pidiendo más, ansioso por sentir cada sensación, cada caricia, beso y mordida.

La succión inició nuevamente, incrementándose. Las manos de Zee tocándole por todas partes, explorándolo. La pasión entre ellos creció, sus manos también se encontraban ocupadas, ansiosas de darle tanto placer a Zee como el que él recibía.

Zee se puso de pie, los guió hacia un diván suave que se encontraba cerca de la ventana, en donde podían olerse los árboles, grama y flores, además del delicioso aroma de la tierra. Se estiró sobre él, mostrándose a su amante, luego estiró sus manos en dirección a él.

Zee abrió la túnica de Saint, sus cintas, le quitó la ropa. Ya no se sentía consciente de la desnudez frente a su pareja, y comenzó a moverse, deseando las caricias.

—Tan bello. —Sus tetillas fueron lamidas, su abdomen acariciado.

Gimió, el sonido había sido obtenido por la atención que recibía de los labios de Zee. Sus manos encontraron el cabello de Zee y lo despeino, gimió al sentir los mechones sedosos entre sus dedos.

—Que sensual eres —la lengua de Zee acarició sus costillas, haciéndolo temblar.

—Jamás creí que algo pudiera sentirse tan bien.

—Y estuve esperando tanto tiempo por ti, para poder sentirme vivo otra vez.

Sonrió, sus dedos deslizándose sobre el rostro de Zee. —Espero no haberte hecho esperar mucho tiempo.

—Una eternidad. Pero lo haría otra vez.

—Hazme el amor Zee —murmuró—. No nos hagas esperar más.

VOZ DE ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora