Los juegos que juegan

Capitulo 1

Blake Slytherin, de treinta y cuatro años, o mejor conocido como Harry Potter, caminaba por los pasillos del Ministerio de Magia como si fuera el dueño del lugar. Su magia estallaba cada vez que sentía el estómago retorciéndose de furia cuando pensaba en lo que estaba sucediendo en ese preciso momento. La farsa de una prueba por la que estaban haciendo pasar a Harry, ahora que ese pensamiento hizo que su magia brillara con molestia una vez más: ahora su yo más joven estaría sentado, enfrentando la intimidante presencia del Wizengamot por un simple uso de magia de menores. No iban a saber qué los golpeó, pensó Harry con saña. Sintió una magia de sentimiento familiar que venía por el pasillo: Dumbledore. Genial, había esperado llegar mucho antes de que el viejo tonto mostrara su rostro. Aceleró el paso, ignorando a todos los que lo miraban mientras se apresuraba, los sangre pura no hicieron eso después de todo, y él hizo que el pura sangre mirara hacia una T, cabello largo y oscuro que le llegaba hasta los omóplatos, afilado rasgos aristocráticos, mostrando claramente sus ojos verdes y labios fruncidos. En la placa con su nombre que llevaba, decía Blake Slytherin, un nombre que había adoptado cuando terminó en el pasado. Había estado demasiado débil para moverse durante una semana; fuera lo que fuera lo que había pasado, lo había quitado todo.

Justo cuando abrió la puerta escuchó a Fudge terminar de decir su dirección. Entonces nunca había pensado en eso, pero su dirección debe haber sido un asunto de dominio público. Cómo no había sido atacado era una incógnita, no es que hubieran podido entrar ... no hasta que cumpliera diecisiete. Se preguntó ociosamente qué le habría pasado exactamente a cualquiera que lo hubiera intentado, ¿habrían sufrido el mismo destino que aquellos que intentaron atravesar las barreras de Hogwarts antes de que fueran derribados? ¿O peor aún, terminar como Quirrell? O el destino no era nada agradable, ambos se habían desintegrado en nada más que cenizas.

Blake abrió la puerta dejándola golpear, sin importarle hacer una entrada discreta. Observó que Dumbledore aún no había hecho su entrada, y sintió una pizca de alivio de poder hacer todo antes de aparecer.

¿Quién eres? ", Preguntó Fudge, mirando al intruso, estaba tratando de dirigir una sala de audiencias aquí.

"No se preocupen por mí, simplemente soy un testigo de la defensa; mi nombre es Blake Slytherin", 'Blake' les sonrió suavemente, rogándoles que lo acusaran de mentir.

'Hem-hem' tosió Dolores, sentándose hacia adelante con una dulce sonrisa en su rostro, mirando al poderoso mago extremadamente alto, impecablemente vestido ante ella. Si tan solo no hubiera estado tratando de ayudar a Harry Potter, pensó para sí misma, era muy guapo y no le habría importado que alguien como él estuviera cerca. "¿De verdad esperas que te creamos?"

"Ah, Dolores, gusto en verte", dijo Blake, con los ojos brillando con malicia, "¿Cómo están tu madre y tu hermano? Bueno, eso espero". La vio inhalar bruscamente, la incredulidad cruzó su rostro. Sí, ser del futuro era fantástico, sabía cosas que nadie podía entender cómo las hacía. Se había enterado, debido al hecho de que su sobrino había venido a Hogwarts, que el hermano de Umbridge tenía un niño mágico, Robert Umbridge, un chico bastante poderoso también... al menos durante el tiempo que había estado vivo. Umbridge había sido atacada por la muerte, y todo su sórdido pasado se deshizo rápidamente.

"Sí, sí, muy bien", murmuró Dolores, recostándose sin ni una palabra más, luciendo como si ya no estuviera interesada. No podía creer que esta persona supiera tanto sobre ella. Era una advertencia apenas velada, eso era lo que ella sabía y si quería mantener sus secretos tendría que hacer lo que fuera necesario hasta ensuciar un poco a Blake Slytherin también para nivelar la balanza. Ella se estremeció interiormente ante esos ojos, era como si él supiera lo que estaba pensando y eso le divertía.