16: Mi primer amor voló lejos.

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Advertencias: Este capítulo trata de un tema muy delicado como lo es el su1c1d1o (lo pongo así por si acaso, porque no quiero que Wattpad me baje el libro). Este es un tema muy delicado y aclaro que con lo que voy a escribir no fomento aquello. Si necesitas hablar con alguien, siempre estoy aquí para ti, seas quien seas, te voy a escuchar. Aclaro también que esta es mi perspectiva de aquel tema y si necesitas ayuda más profesional por favor contáctalos. No dejes que sea demasiado tarde.

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Miraba por mi ventana luego de haber llorado tanto por Sir. El cielo estaba gris y parecía que en cualquier momento llovería. Reí agriamente, siempre tengo que perder a los que más amo.

Un pensamiento cruzó por mi mente.

Mis ojos se volvieron a llenar de lagrimas y me sentí tan desgraciado. Cómo si quiera podía pensar en aquello, cómo me atrevía a deshonrar su memoria.

Pero era inevitable, me sentía tan devastado y esos pensamientos malos no dejaban de llegar.

De pronto recordé las cicatrices en sus muñecas, su sonrisa tan rota y sus ojos sin una pizca de alegría. Recordé sus relatos de cómo veía su sangre fluir a través de los cortes que hacía. Recordé cómo se sentía tan miserable después de hacerlo.

Cerré los ojos y la pude ver por un momento.

Y ahí supe que no había dejado de amarla ni un poco menos.

Años atrás.

En mi secundaria había llegado una chica nueva, ella no hablaba con nadie pero yo me moría de ganas por hacerlo.

—¿Aún no te armas de valor para hablarle?

La voz tranquila de Tamaki me hizo dar un respingo.

Reí nerviosamente, desordenando mis propios cabellos—. Es que creo que la asustaré si voy así sin más, ¿no crees? —dije sincero.

Él me miró como si no me creyera—. ¿Tú? ¿Estamos hablando de ti? Si tú no le tienes miedo a nada —murmuró solo para mí.

Reí de nuevo nerviosamente para luego volver mi mirada hacia ella.

Me sorprendí tanto que me caí de la silla.

—¡¿Mirio?! —susurró en un grito mi amigo azabache—. ¿Qué te pasó? —murmuró sorprendido, mirándome de reojo y tratando de no llamar la atención de nadie más pues mi caída había sido suficiente para atraer unos cuantos ojos y burlas.

Pero es que ella me había mirado.

Sus ojos (de tu color) habían mirado los míos y no pude evitar sentir una sensación extraña en mi pecho.

Algo estaba mal con su mirada pero... ¿por que nadie parecía notarlo?

Me levanté lo más rápido que pude y me senté de nuevo en la silla.

—¡No me pasó nada Tamaki! Solo me caí, no es para tanto. —Di unas palmaditas en su espalda—. ¿Ves? ¡Estoy bien! —sonreí alzando mi pulgar arriba.

—No, creo que te golpeaste más la cabeza —murmuró ante mi actitud optimista por la caída.

[...]

ᴍɪʀɪᴏ ᴇsᴄᴇɴᴀʀɪᴏs ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora