Cap. 107

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Narra Troy

Estaba listo...o por lo menos lo más listo que uno podía estar en mi situación. Trataba de mantener la sonrisa en mi rostro para no preocupar a Arien, pero creo que no estaba funcionando. El solo me miraba como esperando algo de mí y esta vez no sabía que era. Concentré mi mirada en la ventanilla del taxi para no mirarlo. Ahora íbamos camino al Aeropuerto, su madre iba a su lado y su padre estaba sentado en el asiento delantero. Parecían felices, pero yo estaba destrozado.

***

—Troy... ¿Verdad que ellos no son mis padres? —preguntó de la nada mi pequeño novio mientras jugaba con su puré de papas.

—Bueno...no lo sé—era la primera vez que no tenía una repuesta para él. Además, estar una habitación de hotel pagada por sus padres no me hacía sentir nada cómodo.

—Es imposible, seguro que no soy el niño que buscan—lo miré de reojo y estaba forzando una sonrisa.

—Tus ojos son iguales a los de ese hombre, tu cabello es igual a la de esa mujer...—pensé, pero preferí quedarme con eso para mí mismo—a veces pasa eso en los programas de televisión.

—Si ellos no son mis padres, no tengo que irme con ellos. ¿Verdad?

—Así es.

—Espero que no lo sean.

—Parecen buenas personas Arien—susurré mientras asesinaba un trozo de carne en mi plato.

—Pero no me quiero ir a Japón, quiero quedarme a vivir en Londres.

—¿No quieres tener una buena familia? —no sabía por qué le había preguntado eso. Tal vez era un intento de saber que yo era la mayor razón por la que quería quedarse.

—...—se hizo un silencio que me lastimo muy en el fondo—tal vez lo quería cuando era un niño. Pero ahora que te tengo conmigo no necesito una familia Troy—su mirada estaba llena de tristeza.

—Pero no puedo reemplazar algo tan bueno como una familia amorosa—aún tenía 13 años y una parte de mi adoraría que Arien disfrutara de lo que a mí me habían arrebatado.

—¡Pero yo te amo Troy! —se levantó de la silla y golpeo e plato con suficiente fuerza como para tirarlo al suelo. No se rompió, pero se hizo una mancha horrible sobre la alfombra.

—Arien, no hagas eso—suspiré y me levanté con intenciones de ponerme a limpiar. Pero él se interpuso en mi camino.

—¡No Troy! ¿Sabes? No eres el único que está sufriendo—levantó sus manos y me jalo del cuello de mi playera hasta que nuestros rostros quedaron lo suficientemente cerca—¿Acaso ya no me amas?

Esos ojos azules que tanto me encantaban me miraban con decepción y miedo al mismo tiempo. No quería que esa inocente mirada se llenara de malos sentimientos. Quería que siguiera siendo el mismo de siempre, pero en este momento ni siquiera yo me reconocía. ¿Dónde estaba toda mi valentía? Levanté mi mano para tomar su mejilla, debía decirle como me sentía. Pero en ese momento se abrió la puerta y se separaron.

—¿Interrumpo algo? —pregunto la supuesta madre de Arien mientras no observaba con tranquilidad.

—No nada—sonreí lo mejor que pude y no se me pasó desapercibida la clara molestia en el rostro de mi novio.

—Tengo algo que contarles—junto sus manos con alegría y mi respiración prácticamente se detuvo. Sus ojos brillaban tanto como los de mi pequeño, sabía que era lo que quería decirnos—Las pruebas dieron positivo, Arien es legalmente nuestro hijo.

***

Mordí mi labio inferior con algo de fuerza con ese recuerdo. Eso había pasado hace apenas tres días. Y después de un proceso legal bastante movido, supongo que es más fácil cuando tienes dinero y todas las pruebas suficientes para demostrar tu paternidad, mi niño se iba a Japón. Nuestra platica había quedado inconclusa y no volví a casa en ese tiempo, me iría muy mal cuando lo hiciera, pero no me importaba.

¡Bendito Whatsapp! (EDITANDO Primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora