Los gemelos, quien en esos momentos aún no podían salir de su asombró, se asustaron con la palmada que recibieron en toda la nuca, respectivamente, Suna había llegado a escena.— Si no les viera sus feas caras repetidas diría que están en una plena confesión —dijo el pelinegro quién había mejorado automáticamente su propio humor. Aunque realmente por su expresión no lo parecía, casi tanto como el capitán Kita, tenía su típica cara de poker.
— ¡Callate! —gritaron ambos al ausino, hasta Osamu que estaba enfadado por que chocó frentes con su hermano oxigenado.
— Estábamos en plena conversación telepática entre gemelos, así que si nos permites... —dijo Atsumu como quién no quiere la cosa.
— Nisiquiera planeaba quedarme con ustedes, demasiado pasó vergüenza en la cancha cuando se pelean a lo tarados —dijo serio, mientras bebía de su café recién comprado. Y sin más, se retiró de ahí, había venido a ver jugar al Fukūrodani, dónde estába su primó, Akaashi Keiji.
— Yo se que nos odia profundamente —dijo el rubio mientras veía al número diez de su equipo.
— Dirás “me” a mi no me odia nadie.
— Ve despidiendote de toda la comida que tienes escondida en tu cuarto Samu.
El peligris le miro sorprendido, su cueva especial había sido descubierta.
— Cuando le diga a papá que esta vencida no veras ni un solo paquete.
— ¡No te atreverías! ¡Y no está vencida! Además, ¿que rayos hacías husmeando en mi cuarto? —dijo tratando de serenarse.
Ambos quedaron en silenció, el peligris miro confundido al rubio, quién no sabía que responder exactamente, hasta qué logró encontrar algo coherente.
— Estaba buscando una foto de ella —suspiro para destensar su cuerpo.
— ¿De esa persona? —terminó preguntando el otro, y vio asentir al rubio — nunca tendría un mísero recuerdo de ella, pero papa sí las debe tener.
— No te confundas — le miro seguro de si mismo — no podría extrañarla, después de todo solo es una maldita arpía —pauso — solo quería ver una imagen suya, para recordarme qué no hay nadie peor que ella, de esa manera, quizás podría soportar una mujer de nuevo en casa.
En ello, perdidos en su pensamientos, el pitido de nuevos partidos empezó, sin casi prestar atención, ambos chicos miraron la otra parte del estadio, donde relucia una cabellera anaranjada, qué sonreía al lado de un rubio largirucho.
Su madre, ¿sera como el?
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• 𝗦𝗼𝘂𝗹𝗺𝗮𝘁𝗲𝘀 • 𝐴𝑡𝑠𝑢𝐻𝑖𝑛𝑎𝑂𝑠𝑎
FanficLa mamá de Shōyo llevaba años sin enamorarse como alguna vez lo hizó. Pero alguién lo suficientemente capaz de quererle como se lo merecía se le presenta en su caminó, con el tiempo, las desiciones importantes vendrían, y debería decirle a sus hijos...