El pelinaranja miraba con cierta fascinación al jugador más pequeño de Kamomedai, quién hablaba con cierta molestia hacia la mujer que le estaba entrevistando. Pero lo que más le tocó en el fondo de su ser, era lo que el mismo chico de cabellos plateados dijo con determinación de hierro.
— Es cierto que ser pequeño es una desventaja en el Voleibol —dijo firme, poniendo más de los nervios a la joven muchacha que le veía — ¡Pero no es un punto débil! —terminó, para fulminar con la mirada a la otra, casi sin darse cuenta, hasta que sintió su cara siendo apartada.
— Perdonelo, a veces se le bajan los niveles de azúcar y se enfada muy fácil —dijo el pelimarron, en ello Hirugami trataba de mantener quieto a la fiera con cara de gaviota.
— ¡¿Que dijsjks?! —con su boca tapada.
— Las personas que te halagan de buena manera no deben de ser tratadas de esta forma, Kōrai —le dijo tranquilamente y con seriedad propia de el — además, tu mismo vienés tratandote de pequeño cómo si fuera algo malo, claro sin que te des cuenta.
En ello, el más alto le quitó la mano de la boca al ver al otro más calmado, a lo que procedió en tomarlo de la camiseta para que quedará suspendido.
— Ahora pidele disculpas.
— Perdón —dijo a regañadientes. Al ser dejado en el suelo y viendo como la chica se iba, solo por poco logró ver aquel chico pelinaranja, que lo veía de una forma en la que el no podía llegar a comprender.
Gracias decía la mirada del más bajo, a lo que él se le quedó mirando, hasta cuando el mismo se fué.
¿Que rayos fue eso? Debería sorprenderse más pensó con cansancio, al también recordar que en unas horas jugaría con el equipo de Kageyama y el chico anaranjado.
El pequeño recuerdo de lo ocurrido con el peli plata paso por la mente del cuervo anaranjado, mientras veía como su mentor anotaba una vez más con un magnífico recto, era demasiado increíble a pesar de estar solo en su segundo año de preparatoria, luego del torneo, también extrañaria jugar con la increíble alianza de Kanto en los campamentos.
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• 𝗦𝗼𝘂𝗹𝗺𝗮𝘁𝗲𝘀 • 𝐴𝑡𝑠𝑢𝐻𝑖𝑛𝑎𝑂𝑠𝑎
Hayran KurguLa mamá de Shōyo llevaba años sin enamorarse como alguna vez lo hizó. Pero alguién lo suficientemente capaz de quererle como se lo merecía se le presenta en su caminó, con el tiempo, las desiciones importantes vendrían, y debería decirle a sus hijos...