La mamá de Shōyo llevaba años sin enamorarse como alguna vez lo hizó. Pero alguién lo suficientemente capaz de quererle como se lo merecía se le presenta en su caminó, con el tiempo, las desiciones importantes vendrían, y debería decirle a sus hijos...
«Hablaremos sobre como se conocieron los padres de Shōyo y los gemelos.»
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Los gelidos copos de nieve caían con lentitud sobre las calles de Miyagi, un hombre de cuerpo no tan robusto y de largos cabellos negros caminaba solitario sobre estás. Un pequeño gato de color blanco y manchas bicolores buscó cariño entre sus piernas, sonrió ante ello, el pobre animalito parecía tener sarna y si no le fallaba lo que deducía, podía ser que también estuviese ciego, ya qué le vio chocar contra una maceta de flores. Sin más le cargo en su brazos, sin importar ensuciar su traje, notó también que tenía poco pesó.
Suspiro, el pequeño gato no a tenido suerte para nada, en una tierra como lo es en la actualidad, donde los humanos solo quieren lo mejor de lo mejor. Al no llevar su maletín por dejarlo en su coche, porque no lo necesitaba, tenía mayor facilidad para cargar con el animalito. Hasta podía notar que la bolita de pelos estaba congelado del frío, se lo llevó con el, le daría un buen hogar.
Siguió su recorrido, teniendo en cuenta que llevaba un invitado hacia su destino, la empresa donde debía terminar sus firmas para hacer la alianza con la suya, teniendo ambas que ver con la comercialización de dulces, era una muy buena propuesta.
Entró en aquel edificio, recibiendo miradas de confusión por el pequeño que llevaba en su brazos, algo de lo que el no prestó atención.
— Señor Miya, un gusto tenerle nuevamente por aquí —el secretario principal de la empresa Postrer le recibió, con una mueca, el pelinegro a de recalcar.
— Gracias, ¿podria hacerme un favor?
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Una amable mujer de cabellos castaños se encontraba en la sala principal de la veterinaria, era la encargada esa mañana, por lo que se encontraba sola. Llevaba años trabajando como doctora de animales y era algo que realmente le apasionaba como nada, en ello recibió un mensaje de su niñera, quien le avisaba que no podría cuidar por el resto del día a su pequeña Natsu, quien había enfermado y no pudo asistir a clases. Suspiro ante ello, solo podía rogar porqué su turno no se extendiera demás, solo tenía tiempo hasta el medio día.
