Cap_3

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- Oh, me alegro que estén aquí, soy Mitsuki Bakugou, la dueña de está gran mansión - Se presentó extendiendo la mano hacia la madre

- Un gusto señora Bakugou - Acepto el saludo - Soy Inko Akatani, el es Mikumo, mí hijo

- Hola, señora - Saludo disimulando su nerviosismo

- El gusto es mío, tiene un lindo muchacho - Felicitó amable, sonrojando al menor - Siente se por favor, vienen por el trabajo, ¿verdad?

- Si, venimos por eso

- Bueno, señora Akatani, tiene suerte que todavía queda un puesto para el trabajo, solo necesitará firmar unos papeles con si información personal y será aceptada, claro, si tiene lo necesario para cumplir con este trabajo - Dijo sonriendo sentándose cruzando las piernas

- Oh, no, yo... No soy la que va a trabajar - Dijo la peliverde, acomodándose en su asiento

- ¿No? ¿Y quién irá entonces? - Preguntó la ceniza incrédula

- Iré yo... Señora - Hablo tímido Mikumo, apartando la mirada

- ¿Tu? ¿Cuántos años tienes?

- Tengo 18... - Respondió en un susurro que pudo escuchar la mujer

- Esto no es lo que yo creo ¿no? ¿Lo está obligando a trabajar? - Pregunto sería a la otra mujer

- No señora, no es lo que usted cree, puedo explicarlo - Objetó ella, alarmandose un poco por el tono que uso la rubia

- Señora Akatani, creo que está claro que su hijo no puede trabajar p-

- Señora, déjeme que yo le expliqué - Habló de pronto el pelinegro, parándose de su asiento y dirigiéndose a la poderosa presencia que estaba en frente de ambos

— Bien, soy todo oidos — Hablo con el mismo tono serio, cruzándose de brazos y poniendo toda su atención al de pecas

— B-Bien... — Suspiró y comenzó a explicar — Mí familia, junto conmigo, somos pobres, madre trabajaba noche y día para mantenernos, pero lastimosamente la despidieron de su nuevo trabajo por quedarse dormida, pero no lo hizo por ser floja, sino por qué se cansa y lo da todo, solo por mí y mí hermano — Miró un segundo a su madre quien tenía su mirada verde baja — Yo me ofrecí para trabajar, por qué ella ya no daría para limpiar, cosinar y esas cosas... Señora por favor entienda, esto no es fingido, de verdad quiero ayudar a mí madre, por favor... — Juntó ambas de sus manos en frente de la mujer

— ¿Dónde está el padre?

— Nos abandonó ¿Otra duda? — Respondió seco mientras se reincorporaba el pelinegro

La mujer rubia suspiró y pareció pensar un poco su respuesta, la verdad no quería ofender, pero la mujer no se veía como alguien que podría aguantar su trabajo

— Supongo que no me queda de otra que aceptar — Recogió los papeles que habían en la mesa de cristal — Voy a hacerles algunas preguntas ¿Está bien?

Madre e hijo asintieron

— ¿Cuáles eran sus nombres?

— Yo soy Inko Akatani y mi hijo Mikumo Akatani — Respondió con un semblante más relajado

— ¿Tienen algún otro familiar?

— Tengo otro hijo, Izuku Akatani y mí hermana, pero vive en París, señora, no tengo comunicación alguna con ella

— ¿Cuántos años tiene usted?

— 47

— ¿Paradero?

La Historia Se Encuentra Temporalmente Pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora