9K 1.1K 1.8K
                                    


—Que elegante, cariño —dijo Kuroo burlón, tomando la mano del rubio.

Rodó los ojos, él simplemente vestía un abrigo rojo junto a unos pantalones deportivos del mismo color.

Una bombilla se prendió dentro de la mente Kuroo.

—Me acabas de dar una idea —hablo para después besar su mejilla, sonriente y viendo cómo el contrario se ponía rojo de vergüenza.

No estaba acostumbrado a muestras de cariño en público. No pregunto que idea se le ocurrió, tenía algo que decirle y los nervios hacían que su lengua se enredará, permanecería en silencio hasta llegar donde el alto le llevaba, caminado.

Una vez ahí, Kuroo pudo notar lo tenso que se encontraba el menor. No sabía lo que pasaría pero estaba preparado para todo.

Y aunque le doliera incluso para el rechazo.

—Ire a pedir algo espérame en alguna mesa —sonrió, tratando de calmarlo.

Una vez ya hecho todo, se acercó a Kenma, los dos mirándose fijamente.

—Y bueno, ¿cómo estás con el asunto de a-

—Kuroo —dijo Kenma, interrumpiendo su hablar abruptamente.

Otra vez esa manía por interrumpir a los demás, el pelinegro quería soltar una risita, pero no era el momento.

—¿Si?

—¿Que somos? —las manos de Kenma temblaban ocultas debajo de la mesa, fingiendo parecer tranquilo.

—No se, ¿Que somos? —evadio la pregunta, tratando de reírse cuando vio el rostro afligido de el menor.

Joder, eso sonaba sádico, pero siempre le encantó ver esas expresiones en el rubio.

Le encantaría ver esas mismas expresiones en otro sentido.

—He estado pensando en que...uh —las palabras parecían atorarse en su garganta— digo, los amigos no se besan, ¿cierto?

—Pues los amigos con derecho, si —decidió que sería mejor sentarse a su lado, le agradaba la idea de verlo temblar ante su tacto.

¿Porque estaba teniendo pensamientos como esos en esta situación?.

Kenma tenía el rostro lleno de confusión y cuando sintió a Kuroo apegarse a su lado, agachó la mira.

—¿Entonces eso somos? —pregunto, dolido.

—Nah, solo estoy experimentando con chicos, pero creo que no me va.

Kuroo probablemente se arrepentiría de estar bromeando así.

Kozume sintió sus ojos llenarse de lágrimas y miro a Kuroo con rabia.

—E-eres un idiota —dijo apretó sus manos en puños, queriendo golpearlo— ¡Eres un idiota! ¡Idiota! ¡Idiota!

Kenma repitió las mismas palabras una y otra vez, la gente que estaba a su alrededor miraba la escena juzgandolo, bien, se había pasado, había hecho llorar a su chico.

—Kenma —llamo Kuroo, viendo cómo comenzó a empujarlo para que se vaya— Kenma...

—Ni quiero escucharte, no quie-

—¡Kenma!

Y entonces lo beso, callando sus gritos, lo sintió calmarse un momento, para después empujarlo.

—¿Te encanta utilizarme? —musitó viéndolo con lágrimas—  se que no soy una chica bonita con curvas pero...

—Kenma Kozume, era todo una broma, a mí me gustas tú, me has gustado desde que éramos unos niños —le dijo tomando su cara entre sus manos— todo el tiempo que te alejaste de mi, todo ese maldito tiempo me sentía arrepentido, porque pensé que era muy obvio con mis sentimientos y te asuste.

El rubio abrió sus ojos con sorpresa.

—¡Me gustas tú!, jamás me ha importado como seas, podrás pensar que eres feo pero para mí eres el ser más hermoso del planeta —finalizo, volviendo a juntar sus labios con el contrario.

Y en ese momento, Kenma pudo sentir que estaba flotando, que todo esto era un sueño.

Después de separarse, le soltó una cachetada tan fuerte que hizo asustar hasta a el cajero. Kuroo lo miro confundido y sobando su mejilla.

—¿Eso porque fue?

—Primero, no vuelvas a jugar con ese tipo de cosas —respondió secándose las lágrimas— segundo, quería cerciorarme de que no era un sueño.

Soltó una pequeña risa, haciendo sonreír al alto.

—Me pongo de romántico y te pones de mamón —dijo poniendo una de sus manos en la pierna del rubio.

—¿Te gusta verme llorar o que? —fingio enfado.

—No, es solo que...—fue subiendo su mano hasta su muslo— tu cara de afligido es bastante linda.

Kenma sintió su cara ponerse tan roja como si fuera a explotar. Estuvo a punto de reclamarle hasta que la mesera llegó por fin con el pedido.

—Disculpen la tardanza —hablo para poner la bandeja en la mesa— ¿Desean algo más?.

Kuroo sonrió, queriendo jugar un poco con su lindo rubio, apretó su muslo, casi sacándole un suspiro.

—No, ¿tu que dices, bebé?, ¿quieres pedir algo más? —dijo cerca de su oído, Kenma moriría de un ataque cardíaco como siguiera así.

Apretó otra vez, un poco más fuerte.

—N-no —sonrio de forma nerviosa, agradeciendo a el cielo cuando la vio alejarse lo suficiente— Kuroo, primero deberíamos hablar.

—Ya hablamos lo suficiente —dijo besando su mejilla, sin quitar su mano de allí abajo.

—E-estamos en público —regaño, no quería parar pero tampoco armar una escena obscena en ese lugar— aparte nisiquiera e-especifcaste que s-somos...

Estuvo a punto de besar su cuello, pero esa pregunta lo detuvo.

—¿Quiere ser mi novio? —hablo sin quitar su tono seductor.

—No.

Entonces se detuvo, quitando su mano de ahí.

—¿Porque no? —hablo haciendo un puchero.

—Pidemelo bien —lo miro serio.

—Esta bien, está bien, lo que pida mi príncipe —agarro sus manos, mirando fijamente sus ojos dorados— Dime guapo, ¿aceptarías a este chico lindo como tú novio?.

Rio, haciendo a Kuroo sentir cosquillas en su pecho.

Y quizás un poco más abajo...

—Si, si quiero —acepto, sin dejar de mirarlo.

—¡Yo nos declaró, marido y marido! —sonrio acercándose a el— ya puede besar al novio.

—Kuroo, ya —dijo para después besarlo de forma calmada.

Uniéndose así, en ese sentimiento llamado amor, que tenían que seguir conociendo juntos.

Disculpen por la demorarealmente estuve algo ocupado estos días ycómo cada año siempre me dan bajones emocionales por estás fechas 😩

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Disculpen por la demora
realmente estuve algo
ocupado estos días y
cómo cada año siempre
me dan bajones emocionales
por estás fechas 😩


FeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora