VIII.

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Mi cuarto estaba hecho un desastre de papeles estire mi mano a tientas tomando mi lata de Coca.

— ¿Tienes que venir conmigo?— Pegue un brinco ante la nueva presencia en mi habitación.

— ¡Dioses! No pueden tocar la puta puerta— Dije dejando la lata en mi mesa. 

— ¿Por que investigas el incendio?

— Trato de encontrar una conexión entre las muertes de ese entonces y las de ahora— Dije mirando los papeles— Pero es una mierda leerlos por la maldita dislexia— Tome otra hoja— Y por lo consiguiente conseguir algo de información sobre mi vida en el tiempo que viví aquí con mi madre.

— Deja eso— Dijo el quitándome los papeles— Toma tu chaqueta.

— ¿Qué es esta vez?— Dije tomando mi chaqueta y mis zapatos saliendo de mi habitación.

— Creo que se quien es Alpha, pero aun no estoy seguro.— Mordí mi labio.— ¿Por que esa expresión?

— Tengo un mal presentimiento de esa expresión.— Dije tomando mis llaves— Mamá voy a salir ¡Esten atentos a su celulares! Algo me dice que voy terminar en la comisaria otra vez.— Caminamos al Camaro y fue justo cuando vi a jefe de Scott amordazado y atado en el asiento trasero— ¡Dioses! Solo espero que estés en lo correcto y no sea una perdida de tiempo.

— Yo también— Dijo el subiendo al asiento del piloto.

Detuvo el auto en el cerca del Jeep de Stiles y salí  saludando a los dos chicos.

— Te dije que la dejaras fuera.— Derek no respondió— ¿Dónde esta mi jefe?

— En el asiento de atrás— Dije recargándome en el Camaro junto a Derek.

— Bueno se ve cómodo— Dijo Stiles observando al hombre vivo pero atado.

— Espera ¿Qué están haciendo?— Dijo Derek al verlos alejarse.

— Dijiste que el Alpha y yo tenemos una conexión. Veré si tienes razón— Respondió antes de seguir su camino junto a Stiles.

Mire a mi alrededor presintiendo algo malo, esta situación no me gustaba para nada.

— ¿Qué sucede?

— No, no lo se— Dije sacando mi espada de mi bolsillo— Algo no anda bien se siente, algo no anda bien ¿Qué crees que vayan hacer?

— Solo espero que nada estúpido.— Respondió y deje salir el aire de mis pulmones— Ven— Me acerque a el y me quede a su lado. Fue que luego de unos minutos se escucho lo parecía un maullido que rompió nuestro agradable silencio y solté una carcajada.— Tienes que estar bromeando.

— ¡Por mi padre! Realmente es una vergüenza para los tuyos.— Me seguía riendo— Da pena ajena.

Fue cuando un rugido sonó por los parlante poniéndome los pelos de punta, Derek se alejo y me tomo por el brazo. Si lo que Scott quería era atraer a los lobos de todo el estado pues logro.

The Princess From sea #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora