Poppy y el pack de Jared.

17.

Mitad de mi alma.

Trueno mis dedos viendo de reojo a Jared, el chico está pálido como una hoja de papel. Mi padre suspira una vez más antes de comernos como cual bestia feroz a todos, con la mirada.

Mis hermanos están hechos un desastres, los trillizos desnudos llenos de comida y popo. Jared esta bañado de jugo de limón y yo estoy comiéndome las uñas mientras el olor de la popo de diablillo penetra mi nariz.

—¿Quién inició? —exige papá a los trillizos.

Melchor mira a Gaspar y este a Baltazar, quién distraído busca con la mirada a quien echarle la culpa.

—¡Complot! —Grita Baltazar.

—¿Quién fue? ¡Qué me lo diga ya mismo o a los tres me los castigo! —amenaza papá viéndolos.

—Papi —lo llama Gaspar. Mi padre lo observa con una ceja enmarcada— me estoy haciendo pís.

—Te haces encima, porque de aquí no te vas astuto. Y va para todos en esta sala, de aquí nadie sale —dice al momento que vuelve a exigir el nombre del que empezó a corretear tras el cachorro.

—No se vale —gruñó ignorando a todos, incluso a Jared.

La mirada de mi padre me hace ver que la cague al hablar.

—¿Disculpa, me pareció escucharte Poppy?

Tomando todo mi valor asiento.

—Dije que me voy a retirar, Jared tiene que irse a su casa ya...

—¿Han escuchado que dije que ya pueden marcharse?

—Ay papá si no estamos en una penitenciaria —le echo en cara sin pensar, porque estoy muy avergonzada y por demás nerviosa. No quiero ni volteatr a mirar a Jared, segura estoy que después de esto me bota como su novia falsa.

Mierda.

—No, pero lo parece. Aquí puro irrespetuoso, faltos de modales y bulliciosos hay, y eso descartando los posibles pandilleros que saldrán de esta casa si no los corrijo —dice mirando a los tres demonios pequeños que él mismo procreo.

Melchor, Gaspar y Baltazar se ríen.

entonces de la nada Perseo habla dejándonos mudos a todos.

—Pues si de moral hablaremos padre, explicale a tú familia porque motivo eres un reverendo adultero, golpeador en potencia y sobre todo doble moral e hipocrita.

todos enmudecimos.

—Perseo — chilló mamá.

—Perseo nada mamá, estoy harto de guardarme este veneno que me esta matando de a poco.

—De qué demonios hablas fenómeno —le cuestiona Richard.

Desde el altercado se detestan y por su puesto que apestosín no pierde oportunidad  de insultar y denigrar a mi mellizo.

Perseo lo voltea a mirar con una mirada oscura que jamás le había visto. Verdaderamente está irreconocible, iracundo y apuntó de explotar.

—Pregúntale a padre sobre su relación extramarital con su joven secretaria a la que él llama su pupila.

Cuando mi mellizo termina de dictar aquello, papá se acerca de pronto a Perseo y este sin temor se levanta y lo enfrenta.

—Sí te molesta es porque es cierto, anda, trata de golpearme como quisiste hacerlo a principios de semana con mamá.

—Guarda silencio Perseo —vuelve a decir mamá con temor en la voz.

Yo estoy helada, creo que ya me morí y ni cuenta me he dado, hasta que siento la cálida mano de Jared sobre mi antebrazo, giro a verlo y sin querer una lágrima se derrama de uno de mis ojos.