✓ No Seguiré ese Destino [Destino #1]

EL DEBUT DE NICOLETTE

Mi nombre es Verónica Gómez. Cuando tenía veintinueve años, leí una novela coreana que una clienta dejó olvidado en mi negocio de pastelería. El tiempo que esperaba a que se hornearan los postres, leía capítulo tras capítulo, envuelta en la trama. Iba sobre una noble que se convertía en princesa al captar el corazón del príncipe heredero de un mundo de fantasía. El mismo día que acabé la novela, me fui a dormir y, creo que morí pues cuando desperté, reencarné en el cuerpo de uno de los personajes de dicha novela. Y no cualquier personaje, ¡si no la jodida villana que tuvo los ovarios de meterse en el camino de los protagonistas!

Ahora no me llamo Verónica Gómez, sino que debo responder al nombre de lady Evelyn Ariana Herschel, hija legítima del conde Arnold Herschel y la prometida del Príncipe Heredero Bertrand Nirus Alexon Menevras. Me he convertido en la villana que está destinada a morir brutalmente en manos del segundo interés amoroso de la protagonista, quien es además un mago sádico.

Desde que desperté, he tenido que fingir ser Evelyn mientras trato de adaptarme y averiguar en qué tiempo de la novela estoy. ¿Ya Evelyn hizo de las suyas? ¿Estoy a poco de morir, o aún estoy a tiempo de salvar mi pellejo y averiguar cómo carajos salir de este lío? Aunque, ¿siquiera puedo volver a mi cuerpo, a mi vida en Chile? Mis padres, mis amigos, mi pastelería. ¡¿Saben cuánto me costó abrir la maldita pastelería para que ahora me envíen a un mundo para fingir ser una mina loca obsesionada con un wacho?! ¡ARG!

Me quedé mirando la apariencia de Evelyn en el espejo. Las sirvientas me ayudaron a vestir un hermoso vestido rojo oscuro, con encaje negro en la falda, y las mangas. Los colores oscuros sientan muy bien a Evelyn, y ella parece consciente de eso porque pude ver varios vestidos en colores oscuros pero diferentes tonalidades. También tiene algunos más cálidos y pasteles. Hoy escogí este porque los hombros están descubiertos pero de resto luce lo suficientemente decente contrario a los demás que en definitiva resaltaban sus atributos. ¿Permiten a la futura princesa heredera vestir de tal forma? También me hicieron una coleta alta, con una trenza en mi lado derecho. Según pude notar, Evelyn no usa peinados muy elaborados, suele tener gusto por presumir la hermosa cabellera que tiene.

Bueno, ¿qué chica no lo haría? Incluso ahora, no puedo dejar de tocar un mechón de su cabello. Huele a rosas y está tan suave como una seda, ni digamos de lo brillante que se ve. Todo en esta mujer es perfecto, hasta sus piernas. A mí me obsesionan mis piernas, cuando salía por la noche me gustaba presumirlas, y las de Evelyn son increíbles. Maldita sea que no puedo usar faldas más cortas.

¿Cómo una mujer que podía obtener cualquier hombre con su belleza, se obsesionó con uno solo? Es decir, imagino que el puesto de emperatriz debe ser impresionante, ¿pero el príncipe también lo era? Dios mío, si la autora que describía a Evelyn como una belleza, también describía a Bertrand como un hombre despampanante, ¿cómo será realmente?

Unos toques en la puerta me sacaron de mi ensoñación, y un hombre entró a la habitación. Era guapo, vestía un uniforme blanco y dorado, ¿un guardia? No, espera... Este sujeto tenía el cabello negro ensortijado y los ojos marrones. Sus rasgos me recuerdan a Evelyn.

—¡Eciar! —exclamé al recordar, levantándome.

¡Claro, es Eciar Lennyh! Eciar es el hijo ilegítimo del duque Herschel, medio hermano de Evelyn y su guardaespaldas personal. Aunque el conde no lo reconoció como hijo, le dio cobijo, comida y un empleo como guardián de Evelyn. Eciar entró en la casa del duque desde los diez años, fue entrenado ahí con el resto de guardias del duque y luego, cuando Evelyn hizo su debut a los dieciséis, Eciar se volvió su guardaespaldas personal. Incluso la acompañó al palacio que le asignó el emperador como prometida del príncipe.

Eciar se quedó de pie, viéndome con sorpresa. ¿Dije algo...? ¡Mierda! ¡Evelyn nunca lo ha llamado por su nombre, siempre fue por su apellido!

Carraspeo.