✓ No Seguiré ese Destino [Destino #1]

LA PROMESA DEL MAESTRO DE LA TORRE

Atención: la siguiente programación tiene contenido clase C que no puede ser presenciado por niños, niñas y adolescentes (ay sí, como si esas cosas pasaran.jpg)

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Nicolette fue llevada a su habitación para ser atendida por los médicos imperiales, mientras que a Verónica la llevaron a la Sala de Audiencias donde se enfrentaba al Emperador, quien era acompañado de varios nobles junto a los príncipes imperiales. Tenían a la chica escoltada por dos guardias.

—Es completamente inaceptable que una joven aristócrata haya usado magia negra en un collar y atacara a otra.

—Su Majestad, le juro que yo no tengo nada que ver en ello —dijo Evelyn, por cuarta vez en la noche.

El Baile de Primavera fue suspendido luego de los hechos ocurridos en el balcón, y cada noble fue desalojado del palacio. Entre los nobles que estaban presentes, los Herschel se encontraban ahí, ambos observando a Evelyn siendo acusada por el emperador. Raynor, desde su posición, podía ver las expresiones de vergüenza en los rostros de los condes, lo mucho que deseaban estar en cualquier otro lado menos ahí.

—Lady Nicolette Rothschild dijo claramente frente a varios testigos que usted envió el collar maldito a sus habitaciones. —El emperador levantó una ceja—. ¿Dice ahora que no tiene nada que ver?

—Su Majestad... —Raynor intervino, poniéndose en pie—, no hay pruebas de que el collar que envió lady Herschel tuviera la maldición cuando ella lo envió.

—Le voy a pedir que se siente de nuevo, príncipe Raynor. —Los verdes ojos del emperador lo taladraron desde su posición en el trono—. Su defensa no tiene lugar.

—Entonces quizá la mía sí.

Deckard se presentó en la Sala de Audiencias, atrayendo miradas y susurros debido a su presencia y palabras. El hecho de que estuviera ahí, dispuesto a defender a Evelyn, relajó parcialmente a Raynor.

—¿Qué demonios hace él aquí? —oyó que decía su hermano, irritado.

—Mago de la Torre, su presencia no es requerida en un juicio de nobles. —El tono de voz del emperador demandó a la sala a callarse, si bien se dirigía directamente a Deckard, quien avanzó hasta colocarse justo frente al emperador—. Nunca ha perdido oportunidad para dejarnos en claro a todos que los asuntos de los nobles no es de importancia alguna para ustedes los magos.

—Es cierto. En sí, lo que hagan o dejen de hacer no es de nuestro interés, pero hay magia prohibida de por medio, sin mencionar que están acusando a alguien que no puede hacer magia. —Deckard se cruzó de brazos—. ¿De qué manera pretende usted que ella coloque una maldición en un collar?

—¿Qué insinúa? —Saltó un noble entre los presentes, un hombre que Raynor reconoció como el padre de Nicolette, el barón Vincent Rothschild—. ¡Mi hija fue atacada por una magia negra! ¡Una magia colocada en el collar que esa chica le dio! —Su dedo señaló directo a Evelyn, las pobladas cejas fruncidas—. Ya antes atacó a mi hija durante una fiesta de té, echando té caliente sobre ella. ¡Y ahora un collar maldito!

—Su Majestad, lady Evelyn ya ha cometido varios escándalos en el pasado, y puesto en humillantes momentos a otras jóvenes damas —dijo otro noble, mirando reprobador en dirección de la rubia—. Pero esto sin duda es inaceptable como usted lo dijo.

—¡Yo jamás podría hacerle daño a Nicolette! —exclamó Evelyn, mirando a cada noble—. ¿Qué ganaría yo con hacerlo?

—Díganoslo usted. Después de todo, lady Nicolette estaba teniendo el favor de Su Alteza el príncipe, quien es su prometido. —Esas palabras vinieron de una dama que estuvo de testigo al ser la primera en llegar al balcón donde ocurrió el incidente—. ¿Qué más razón tendría?