Gotas de lluvia /NoMin

𝐴𝑛𝑖𝑙𝑙𝑜

Al día siguiente Jaemin, volvió al gran palacio de los Lee, fue atendido cómo siempre por el mismo sirviente, ya estaba acostumbrándose a verlo aunque, apenas había ido 3 veces.
Tocó la puerta del la habitación del mayor cuando escuchó la voz del fondo diciéndole que entrase, cuando lo hizo pudo observar a Jeno sentado frente a su espejo arreglándose elegantemente.

—Hola nuevamente Jaemin.—Dijo el mayor con una sonrisa cálida.

—Ah.. Hola.—Saludó y un ligero sonrojo se apoderó de sus mejillas. Ver a Jeno sin camisa era sumamente penoso.

—Hoy tengo un pendiente en el castillo del rey, voy a asistir a un evento suma importancia y muy especial.—Mencionó mientras continuaba vistiéndose.

—Entonces, supongo que nos vemos desp..—Fue rápidamente interrumpido por Jeno el cual negó y respondió

—No, yo quería que tú me acompañases al lugar, tal vez cómo mi invitado o mi ayudante.

—Pero yo no podría ir con estas ropas.—Dijo un poco apenado mientras miraba sus desgastadas prendas.

—No es un problema eso, puedo prestarte algo de mi guarda ropa—Se levantó para ir frente a su ropero y comenzar a buscar el traje perfecto.—Ven aquí.

El menor obedeció colocándose al costado de este, mientras miraba a Jeno totalmente concentrado buscando un buen color.
Jeno hizo entrega de un traje azul bordado a mano con detalles de perlas y otras joyas, pero lo más costoso era la seda con la cual estaba elaborado, probablemente ese traje costaría el triple que tardaría en pagar en 3 años o más. Fue al vestidor a cambiarse y cuándo salió pudo notar frente a él a un chico apuesto, claro, Jeno siempre se veía guapo, pero en esa ocasión especial se miraba increíble.
Cuándo Jeno miró salir al más joven no pudo evitar observarlo detalladamente, ese atuendo le quedaba perfecto, en todo sentido. Le hacía lucir un porte muy fino.
Después de un rato, por fin llegaron al lujoso y prestigioso lugar. Jaemin quedó encantando mirando todo tipo artículos que costaban una fortuna, cómo velas con bases de oro, mesas llenas de comidas exóticas, copas elaboradas con plata y todas esas personas que sobre sus cuellos llevaban collares con piedras preciosas.
Jeno fue a saludar al príncipe dejando sólo a Jaemin. Cuándo a lo lejos, miró una chica de vestido rojo, acercándose al mayor. Su piel era pálida y sus labios rosados, lucía cómo una hija privilegiada de la familia real.
Jeno besó su mano como forma de saludo, ella parecía coquetearle cada que pestañeaba o la forma en la que elegantemente movía sus dedos sobre las ropas de Lee; Jaemin fingió no mirarlos cuándo se dió cuenta que estaban acercándose hacía él.

—Yo no te había visto por aquí antes, ¿Tú eres?—Preguntó la chica con su dulce voz a Jaemin.

—Yo soy Na, estoy aquí acompañando a Jeno, un placer.

—Un gusto, yo soy Ji, la prometida de Jeno.

Su corazón se detuvo un momento quedando atónito por un momento mientras pensaba en su mente:

Espera, ¿prometida? Jeno nunca me dijo.. ahora que lo recuerdo mencionó que su padre había estando tratando de emparejarlo, pero nunca me dijo que ya lo había hecho.

—Felicitaciones, espero ser invitado a su boda—Mencionó con una sonrisa totalmente falsa.

—Cariño deberías ir a saludar a la familia real—Dijo el mayor dirigiéndose a la chica.

Ella obedeció las palabras del hombre para después ir a recibir a los invitados. Mientras tanto, Jaemin un poco incómodo mencionó:

—Oh así que, ¿querías presentarme a tu futura esposa?

—No exactamente pero sí, y tú ¿qué opinas?

—Parece ser muy amable y es muy hermosa, felicitaciones.—No sabía porque realmente su corazón se volvía amargo al mencionar a ella, tal vez era un poco hipócrita sin embargo, no podía decirle que estaba molesto, porque no había razón para estarlo.

—Es linda pero, yo no quiero..

—Oh, ¿cómo vas a casarte sin un anillo?—Interrumpió rápidamente indicando el dedo del mayor.

—No tengo un anillo de compromiso porque ella aún no es mí comprometida, mi familia esta hablando de eso, sin embargo creo que ella es un poco adelantada.

—Vaya, espero que pronto tengas tu anillo compartido.

—De echo, por eso te traje aquí. Vamos sígueme.

Lo tomó por el brazo y caminó junto a él hasta llegar a una habitación que parecía estar retirada del evento. Era un cuarto oscuro que sólo era iluminado por la luz de la luna. Estaba completamente vacío y en silencio, un lugar perfecto para el pintor.
Lo llevó hasta frente de la ventana para después arrodillarse frente a él.
Jaemin estaba confundido, ¿Jeno quería disculparse?
Jeno sacó de su bolsillo un anillo y un totalmente confiado le preguntó al más joven:

–¿Quieres ser mi esposa?