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Era la mañana de un viernes, me encontraba en mi departamento junto a mi hijo Tyler y mi mejor amiga Ana. Este día había decidido no llevar a Tyler a la escuela así que ahora él se encontraba desayunando su cereal favorito mientras Ana y yo hablábamos sobre los pagos de nuestros hogares.

—Mami ya acabé, ¿puedo ver caricaturas?—. Me llamo mi hijo al tiempo que hacia esos ojos de cachorro que tanto me recordaban a su padre.

—Claro que si pequeño, ya sabes cómo prender la televisión ¿verdad cariño?—.

—Si ma, yo puedo solo—. Dijo al tiempo que se dirigía hacia la sala.

—No puedo creer que este creciendo tan rápido—. Le dije a mi amiga.

—Yo tampoco, parece que fue ayer cuando nació... oye no quiero incomodarte pero ¿no ha preguntado por su padre?—.

—No me molesta ya he superado todo lo que pasó. En cuanto a Tyler, me ha preguntado donde esta su padre y si va a volver algún día pero solo le he dicho que él no podrá volver por el momento ya que está muy ocupado en unos proyectos—. Respondí un poco cohibida.

—Cariño lo siento mucho, ¿Cómo reaccionó Tyler?—. Siguió preguntando mientras me abrazaba de lado.

—Reaccionó mejor de lo que pensé, le expliqué todo y lo entendió. Hasta me pidió su foto y le regale una de las pocas que logré traer conmigo—.

—Es tan lindo que haya entendido, tu hijo es muy inteligente—.

—Lo se, estoy muy orgullosa de él—. Un ruido interrumpió nuestra conversación.

—¡Mamá!—. El grito de mi pequeño seguido de su llanto se escuchó por todo el departamento.

—¡Tyler!—. Tanto yo como Ana nos levantamos y corrimos en dirección donde se escuchó el grito.

Cuando llegamos a la sala miramos la puerta principal abierta por donde se asomaban dos mujeres quienes parecían enojadas pero no tan enfurecidas como yo al ver a mi hijo en el suelo llorando.

—¿Quién mierda son ustedes y con que derecho vienen a mi casa a molestar a mi hijo?—. Grité mientras tomaba en brazos a mi hijo.

—¡Tú maldita zorra! ¡Todo esto es tú culpa!—. Me acusó la mujer que parecía ser la menor.

—¿De qué diablos estas hablando? Ni siquiera te conozco—.

Daryl Dixon One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora