Capítulo 21

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–Mmm... supongo que sí que le extrañas –comentó Ekaterina invitándola a una mesita con dos sillas dentro de la habitación–. Adelante, por favor.

Lyanne se puso en pie sintiendo su cuerpo algo entumecido, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado... ¿dos días? ¿tres? Podía calcularlo, pero justo ahora estaba demasiado cansada como para usar sus poderes.

Aunque... había algo raro, se sentía como una espina clavada en su poder, mejor dicho, en la señal que transmitía constantemente el VV a ella.

–Efectivamente. Dime, ¿cuánto dormí? –preguntó tomando asiento en la fina silla alta de madera oscura. El respaldar era corto, pero especialmente cómodo.

–Aquí fueron casi cuatro días, ya sabes que Tayna gira sobre sí mismo en diecisiete horas... por lo que en Tywod son... –intentó hacer las matemáticas mientras fruncía el ceño.

–Dos días y medio hasta el momento –terminó Lyanne por ella. No tenía que usar sus poderes para hacer cálculos, le resultaba fácil.

–Sí, eso. Por favor toma –señaló los panes de la bandeja de plata mientras iba a un mueble de la habitación y sacaba un par de copas–. Dices que un resumen... Son mil años, al fin y al cabo, y la información que recibo es basta, pero haré lo mejor que pueda. ¿Te apetece una bebida? –inquirió algo tarde, mientras servía el vino tinto.

–Café, sigo algo adormilada –contestó con una pequeña sonrisa.

–Tengo vino tinto, blanco, y rosado, todos de gran calidad. Si prefieres champaña tampoco hay problema, el resto de licores también están disponibles –continuó Ekaterina, ignorándola.

– ¿Café?

–Vino... tinto, entonces –asintió arrimando la copa a la Enkeli de Tiempo, quien suspiró con una sonrisa.

Tampoco se podía hacer mucho, el agua de Tayna era venenosa para otros seres de fuera de dicho Mundo, así que sus únicas bebidas disponibles eran licores y vinos. Después de todo, la cosecha de frutas eran algo difícil, y lo mismo iba para el café. Solo la uva era fértil, por alguna razón desconocida. Y los cereales también lo eran, permitiendo la creación de la mayor parte de los licores.

–Bueno... exquisito como siempre –dijo Lyanne tras mover ligeramente la copa, oler el vino y luego probarlo.

–Empezaré con Skygge. Te preguntarás que pasó con Morten tras tu muerte...

–Así es –asintió con seriedad.

–Bueno... Todos nos enteramos cuando falleciste, porque realmente sucedió, que luego volvieras a la vida es completamente diferente. Así pues, me culpé por ser quien te pasó la información de lo que haría Morten... yo misma colaboré con tu muerte, pero ya que estás aquí no hay problema. El Enkeli Oscuro fue maldecido, siendo capaz de perecer con algún tipo de herida mortal, por lo que no salió de su Mundo nunca más. Luego de diez años, Lesya hizo sus próximas conclusiones y envió a uno de sus mejores guerreros a acabar con la vida del rey. Tengo entendido que entró a las cercanías del palacio con éxito, y disparó una flecha certera al corazón de Morten, una que entró desde la ventana de su habitación. Luego se marchó, pero antes de alcanzar el puente de la Unión de Mundos, los monstruos de Skygge mataron al guerrero.

–Se oye muy trágico –comentó Lyanne regresando a su vino mientras se imaginaba todo eso.

–Lo fue, aunque todos lamentamos que no tuviera una mejor muerte. Sin embargo, ninguno de nosotros se llegó a quejar, puesto que, no solo Lars, nadie más visitó a Lesya tras tu muerte. Para cuando Morten falleció, resultaba que había tenido un hijo, al que le llamó Víctor. Este fue criado por su madre con la idea de seguir el ejemplo de su padre, cumplir sus ideales. Se preparó para eso toda su vida. Entre tanto, consiguió una pareja formal –fue diciendo Ekaterina mientras comía un pan.

Alas de Oro y CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora