Alas de Oro y Cristal

Capítulo 23

–"Rey de Lux", dice. La gobernadora de este lugar es... –Ulrik calló sus palabras en el último momento.

–Lyanne, lo sé –se encogió de hombros Tyre, al ver que el Enkeli Oscuro no seguiría con su frase–. Sin embargo, ella se ausenta relativamente seguido de su Mundo, ¿cómo creen que todo marcha bien pese a eso? –preguntó, principalmente a la pálida Sara.

–Porque alguien más gobierna en su lugar cuando no está –respondió ella con fina voz.

–Exactamente –sonrió el rubio. Entonces se encaminó hasta una mesa cercana, donde tomando un paño húmedo limpió con suaves movimientos el látigo–. Ahora, me pregunto, ¿qué hacen en este lugar?

–Lo descubrí hace poco, quería inspeccionarlo –contestó la Enkeli Creadora, de pronto su actitud de niña había desaparecido tomándose esto muy en serio. Tyre miró ligeramente hacia un lado, percatándose de algo, aunque luego prosiguió con lo suyo–. Ese hombre era... ¿Humbertus? –cuestionó, ella había recordado las descripciones que Lyanne le había dado de dicho sujeto, aunque solo lo miró un momento, era terriblemente parecido.

–Es correcto. Me agrada que se encuentre informada –afirmó Tyre dejando el látigo impecable sobre la mesa, así como también el paño tras limpiarse con él sus propias manos.

– ¿Humbertus? –preguntó Ulrik totalmente confundido, esto era algo que no podía siquiera pensar en comprender, una parte de la historia aislada de todos.

– ¿Entonces por órdenes de ella lo has torturado todo... este tiempo? –dijo Sarangerel apretando las manos y dientes, realmente tenía ganas de regañar a Lyanne, porque comprendía que esto para nada era una mentira.

–Se puede decir, ella solo dijo: "Castígalo ligeramente". Es cosa mía definir qué nivel de intensidad quiere decir con "ligeramente" –respondió mirándolos con sus ojos grises.

Ulrik por un momento pensó en él mismo, pero Tyre tenía unos ojos más cercanos al tono de la plata o el acero, mientras los suyos eran oscuros.

– ¿Ella le ordenó torturar a alguien todos los días? –preguntó el Enkeli Gobernador frunciendo las cejas.

– ¿Todos los días? –bufó Tyre–. No piense en mí como alguien con tanto tiempo libre. Y algo más... esto no es cosa solo de Lyanne, hacer pagar a ese hombre por todo lo que nos hizo es también mi venganza personal –dijo mientras por un momento se pintaban relojes en sus ojos cual plata, resultaba extraño ver eso en alguien que no era la propia Lyanne.

– ¡Es usted un asesino, entonces! ¡Si no le tiembla la mano antes de herir a un anciano! –exclamó Ulrik apretando sus manos en puños. Entonces se abalanzó al frente con la intención de golpear a Tyre.

¿Qué cree que hace? –pensaron Sara y el rubio al mismo tiempo.

–Te aconsejo no moverte un centímetro más –dijo la familiar voz de una mujer, Ulrik se detuvo al instante y giró muy lentamente la cabeza en su dirección.

Lyanne estaba recostada a la pared blanca a las espaldas de Sara y Ulrik, ocultando su presencia con facilidad para que no la detectaran en todo este tiempo. Sus cabellos dorados caían en una apretada larga cola, un aspecto totalmente diferente en ella, el flequillo era recogido tras su oreja derecha. Y al abrir sus ojos dorados, que tenía cerrados, dijo:

–Tyre –llamó con un pequeño grado de reprimenda. Ulrik miró al frente, notando que dicho sujeto tenía casualmente su puño apretando el aire, como si sujetase algo invisible.

–Solo soy precavido, majestad, después de todo él es un Enkeli –respondió este, segundos después en su mano brillo una espada dorada que guardó tras su espalda, Ulrik notó también la funda aparecer.