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Ella bloqueó definitivamente su teléfono mientras trataba de recostarse en la cama. Sus músculos estaban tensos y a penas logró escribir unas últimas palabras. El sudor comenzaba a abandonar sus poros y sus recuerdos chocaban con cada capa existente dentro de su cerebro. Las lágrimas picaban sus ojos y los gritos de su acompañante pidiendo bruscamente silencio la agobiaban aún más.

El control de la respiración se le estaba escapando de las manos y le era imposible controlar los latidos de su corazón. Optó por cerrar vigorosamente sus ojos mientras agarraba las sábanas lo más fuerte que podía, en un intento de repeler el nuevo ataque.

Pero no funcionó. «Esa noche» apareció nuevamente en su cabeza como un verdadero tormento.

Jungeun acaba de llegar al departamento que compartía con su primera y única novia desde la adolescencia: Haseul. Tuvo un largo día repartiendo pizzas y luego disfrutando con el trío de chicas que había ingresado al grupo de Jiwoo. Llamó por última vez a su mejor amiga para avisarle que había llegado y a la vez los pasos furiosos de su novia se acercaban a ella. A estas alturas de su tóxica relación, ya sabía reconocer cada una de las acciones y a lo que debería enfrentarse más tarde.

—¡Que sopresa! —Soltó la castaña mientras aplaudía sarcásticamente.

—¿Podrías saludarme siquiera? —Susurró.

—¿Saludarte? ¡Por favor! ¿Llegas dos horas tarde y pretendes que sea amable? —Escupió sin miedo a dañar a su pareja.

—Te avisé que llegaría tarde... Siempre lo hago.

—¡No me importa! Te pedí que dejarás de hacerme a un lado por tus amiguitas y ni un poco te importó.

—Tenemos una vida juntas Haseul... que salga una vez a la semana no interfiere con ella.

—¿Una vida? ¡Trabajas todo el día!

—No es mi culpa haber nacido inútil ¿si? Ahora déjame pasar, debo ir a bañarme.

—No te moverás de aquí hasta que me prometas que dejarás de ver a ese grupo de ridiculas.

—¿Qué? ¡Detente! No te permitiré que las llames así.

—¡Me importa una mierda!

Y luego de ese grito fue cuando el primer golpe cayó, por suerte dió en la muralla.

—¿Qué te ocurre Haseul? Prometiste que no harías cosas feas de nuevo. ¡Lo juraste!

La penetrante mirada de la mayor impacto con un rayó de luz. Sus ojos estaban rojisimos y casi entrecerrados. Era notorio que había estado consumiendo sustancias, llevaba así las últimas semanas, todo con la excusa de diversión.

Miracle - LipSoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora