—Ahí está otra vez. Maldito arrogante. ¿De verdad cree que puede llegar a la empresa y creerse el dueño?
—¿Has visto cómo se pavonea delante de las de recepción?
—Insorpotable. Si es que ni siquiera es tan guapo.El ascensor pita anunciando su llegada a la planta baja del edificio empresarial en el que trabajo, y yo me ajusto la corbata y los puños de la camisa fingiendo que no observo al nuevo a través de la superficie brillante de la puertas.
—Jimin, Yoongi, dejadle en paz —digo, tratando de sonar convincente—. ¿Creéis que la gente va a dejarse engañar por un embaucador cómo él? No os preocupéis. Ni siquiera es de nuestro departamento.
Kim, el nuevo, exhibe una sonrisa perfecta frente a Dain y Yisoo, apoya los codos en el mostrador y se revuelve el pelo prestándoles más atención de lo que se considera adecuado. Y ellas sonríen de vuelta con las mejillas encendidas, cubriéndose los labios con las manos, comiéndoselo con los ojos.
Está bien. No me importa. No es el primero que trata de embaucar a todo el personal pensando que así va a ascender más rápido en la empresa. Es sólo un niñato más al que aplastar.Subimos en silencio. Apenas son las ocho de la mañana y no he desayunado. Pero no me preocupa mucho porque sé que tendré un café con leche de avena y azúcar moreno esperándome encima de la mesa. Tenemos una colaboradora asistencial estupenda (Soomi) que cuida de nosotros para que nada nos falte durante la jornada de trabajo. Nos calienta la comida, hace las fotocopias e incluso nuestros recados personales. No sé qué haría sin ella.
Sin embargo, cuando llego a mi mesa, no hay café, ni azúcar, ni siquiera una nota excusándose o algo.Suelto la bolsa sobre la silla de mala gana y doy un vistazo a mi alrededor: los clips están esparcidos sobre la mesa (tal y como los dejé), hay papeles arrugados (que yo espachurré) y bolígrafos y notas aquí y allá. Definitivamente, Soomi no ha hecho su trabajo.
—¿Dónde está Soomi? —pregunto asombrado.
Jimin me mira perplejo, acomodándose en su silla frente a mí.
—¿Cómo que donde está? Dimitió, ¿no lo recuerdas?
—¿En serio? ¿Y cuándo se supone que van a contratar a una ayudante? —me indigno llevado por la falta de cafeína.
—¿Sunbae, estás bien?
—Estoy perfectamente. ¿A qué te refieres?
—Déjale. Ayer fuimos de copas y ya sabes que no le sienta bien beber —interviene Yoongi, lanzando su abrigo—. Hace una semana que dijo que se iba.En ese instante, el señor Seokjin, el gerente de nuestro departamento, sale de su despacho y se dirige a la puerta como una exhalación. Le hace señas a su secretaria para que le acompañe e incluso la subencargada, la señora Kang, hace el esfuerzo de levantar sus sesenta años de la silla de su despacho para flanquear a nuestro gerente.
Entonces, al otro lado, aparece él, el nuevo, con sus vaqueros ajustados y sus zapatos de piel repiqueteando sobre las baldosas. Intercambian unas palabras, se dan la mano... y entonces el señor Kim se vuelve y nos presenta al nuevo.—Compañeros, este es Kim Taehyung, primogénito del señor director de Fashion for Life. Ha venido para ocupar el puesto de Soomi y aprender sobre la empresa de su padre desde cero.
Un sonoro aplauso llena la sala y mi cabeza comienza a dar vueltas cuando el gerente se acerca a mí y dice, dirigiéndose a Taehyung:
—Este es Jung Hoseok, mi mano derecha. Él te ayudará a entender cómo funciona nuestro departamento, ¿verdad que sí, Seok?
Y yo me quedo sin habla.
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Todo era oscuro (hasta que llegaste tú) / Vhope
FanfictionHoseok es la mano derecha del gerente de su departamento en su empresa. Todo va como la seda, tiene posibilidades de ascender, hasta que Kim Taehyung, el hijo del director, llega a la empresa con la firme convicción de aprender el oficio desde lo má...