Hablar en voz alta

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—Es la hora de comer, ¿por qué no te marchas como los demás?

Taehyung me mira desde el otro lado de la mesa, ocupando el lugar en el que suele sentarse Yoons.

—Prefiero quedarme a trabajar contigo.
—No voy a trabajar. Voy a comer en silencio mientras repaso correos atrasados.
—Eso es trabajar.

Lo ignoro. Este niño se ha empecinado en hacerme la vida imposible pero no voy a dejar que me amargue.
Saco mi fiambrera del porta sandwiches, los palillos y un bote de arroz precocinado para calentar en el microondas.
Me levanto, tomo un sprite de la nevera y caliento la comida tratando de olvidarme de su presencia.

—Deberíamos utilizar el verde —grita con la boca llena desde el otro lado de la sala. Está removiendo las muestras otra vez y amontonando unas con otras sin ningún orden.
—Basta, no las toques. Ya estaban organizadas, ¿qué haces?

Me apresuro en regresar a la mesa y darle un manotazo instintivo.
Él ni se inmuta.

—El nacarado es un color más divertido para el otoño. ¿No querrás usar ese amarillo y este... verde soso? —Sujeta mi muestra favorita con asco, como si estuviera sucia o algo.
—Yo soy el responsable de la colección y yo elijo los tonos.
—Pues elijes mal —dice con la boca llena como si no estuviera ofendiéndome—, sobre todo si pretendes ganar.

Me siento haciendo un esfuerzo por no blasfemar arrancando cada palabra desde el infierno rencoroso que guardo en lo más oscuro de mi corazón hasta la boca, y me llevo el Sprite a los labios para mantener mi lengua ocupada.

—Yo podría mantenerte ocupado de otra manera —suelta dejándome confundido.

Frunzo el ceño y sacudo la cabeza porque estoy seguro de que se me ha escapado algo. No he hablado en voz alta, ¿cierto?

—Usemos el nacarado. Quedará mejor. Es más tu estilo, créeme.
—¿Qué sabrás tú cuál es o no mi estilo? Ni siquiera me conoces.

Él se ríe entre dientes sin dejar de lado su sándwich.

—Escúchame bien, Jung Hoseok, vamos a ganar ese concurso, no podemos permitirnos una derrota.
—¿Crees que no lo sé? Yo me juego un ascenso, soy consciente de que debo ganar.
—Debemos.
—Debo —asevero—. A ti no te hace falta quedar bien; igualmente heredarás la empresa.

Me arrepiento en el mismo momento que las palabras salen por mi boca pero ya es demasiado tarde para retroceder. Así que no me achico, le miro de frente, encarándome, todavía enfadado por el incidente del café.

—Eres muy rencoroso, ya veo.

Le ignoro e intento leer alguno de los mails atrasados aunque soy incapaz de prestar atención. ¿Podría Jimin llamarme e insistir para que me una a ellos como hace siempre? ¿O es que hoy cuando más lo necesito pasa de mí? Tal vez podría escaparme con alguna excusa y librarme de Kim para reunirme con mis amigos. ¿Estarán en el comedor o habrán ido a la cafetería de la esquina?

—Fueron a la cafetería —dice entonces Taehyung. Se levanta dejando el bocadillo a medias, se pone el abrigo y se marcha dando un portazo.
Parece que he hablado en voz alta...

Todo era oscuro (hasta que llegaste tú) / VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora