Capítulo 8

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_TN_

Trás una larga semana por fin ha llegado el viernes. Las piernas me duelen tras tanto trabajo en las clases prácticas, Tae siempre nos pone a hacer ejercicios extra para mejorarnos como bailarines.

Mi turno en la cafetería a terminado, tomo mis cosas y salgo. En la entrada está Tae con su clásica vestimenta, el negro predomina en él. Me he preguntado muchas veces si de verdad le gusta el color o solo es consecuencia de un mal momento que no ha superado.

- Hola - dice con la voz ronca.

- ¿Qué hace aquí, maestro Kim? - le digo un poco burlona.

- Cuanta formalidad.  Oye, sé que no es normal este tipo de peticiones y que no debería hacerlo dado nuestra posición - levanto una ceja y lo miro extrañada -. No me mires así.

- Lo siento, no puedo evitarlo.  Te envie mensajes y te portaste distante, toda esta semana solo fuimos maestro y alumna y ahora vienes a buscarme, perdona pero es un poco confuso.

- Tienes razón, no debí venir - recuerdo el maldito contrato y el ultimátum de su padre.

- Iré - aseguro. Tae ahora es quien me mira confundido.

- Pero no te he dicho nada.

- ¿No ibas a invitarme a salir ?

- Bueno...si, pero esperaba poder decirte cual era el plan - espero a que me lo cuente -. Ahora no lo sabrás hasta que lleguemos.

- Qué infantil - me abre la puerta de su auto y me ayuda a subir.

Cruzamos media ciudad, las luces de la calle son lo único que iluminan la carretera. Tae toma un camino lateral a la carretera principal, esta aún más oscuro y no hay ni una sola persona en el camino. Llegamos a un barranco, las barreras de seguridad se ven bastante dañadas y un árbol cubre la mayor parte de aquel lugar.

El viento sopla fuerte, hace frío. Tae me coloca su suéter en los hombros. Lo miro y tiene de nuevo esa mirada, distante y pérdida.

- ¿Qué hacemos aquí? - le pregunto esperando me preste atención.

- No había venido aquí en un largo tiempo, pero realmente ya no duele como antes.

- ¿Duele? - no entiendo que pasa.

- Nunca le conté esto a nadie, aquel día mi vida cambio por completo. Sabes, usualmente no hablaría de esto con quién apenas conozco pero me inspiras confianza y aunque no dijeras nada sé que escucharías - sigo confundida pero no pregunto, dejo que continúe -. Aquel día no habíamos discutido como dijeron las notivias. Ella era era muy aferrada a lo que quería, me recuerdas a ella. Veníamos de la fiesta por su graduación y todo lo que quería ella era conducir, probar que podía hacerlo pero aún así no confiaba en ella así que tomamos este camino, se sintió segura y aceleró...lo que no sabíamos era alguien había intervenido en el auto y los frenos no funcionaron, terminamos aquí, ella se fue y me quedé solo en este mundo de mierda.

- Tae - comienzo a decir aunque no estoy segura de que podría decir en estos momentos.

- Cuando escuché la forma en la que le rogaste a esa chica por trabajo no pude evitar ayudarte porque algo dentro de mí quiso hacerlo.

- Ese pequeño gesto cambio todo. Estoy agradecida contigo por eso - hago un pausa y suspiro, necesito preguntarle -. Ella, la chica, ¿era tu novia? - niega varias veces con la cabeza.

- No. Crecimos juntos, adonde iba uno iba el otro, era como mi hermana pequeña - cuando se gira noto que los ojos los tiene llenos de lágrimas pero pareciera que no permite caer ni una sola -. Fue mi culpa, debí revisar el carro o negarme a no dejarla conducir como siempre aunque fuera solo por molestarla.

- No Tae, no había manera en que supieras que eso pasaría. No eres responsable de su muerte, no te puedes hacer eso.

- ¿Cómo paras ese pensamiento?, todos los días lo único que pienso es en que hubiera hecho las cosas diferentes. Ella era mi motor, se fue y todo detrás de ella, me quedé sin ganas de seguir - miro sus manos, los nudillos se le ponen blancos de tanta presión al apretar el puño.

Sin pensarlo coloco mi mano sobre la suya, cuando me mira, las lágrimas han caído por su rostro. Lo miro extrañada y de nuevo sin pensar limpio sus lágrimas con el pulgar.

- Apareciste tú, algo cambio. Generas interés en mí, de conocerte más...lamento no saber cómo acercarme y tratarte tan mal en las clases. Tengo que mantener el profesionalismo.

- Lo sé - gira su mano y toma la mía -. Gracias por compartir esto conmigo.

Sonríe y no deja de mirarme. Verle así, vulnerable, me hace verlo diferente. Qué esto que estoy sintiendo...cómo si necesitará abrazarlo y hacerle ver qué todo va a estar bien. Ha sido grosero conmigo y, ¿siento eso en este momento?

- Estás fría, subamos al auto.







Bésame mientras bailamos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora