Alicia Roberts. Residente de Los Santos, cumple su trabajo como informante en cubierto del dueño de la ciudad, el Superintendente. Mientras ella hace tratos con mafiosos y se escabulle entre tiroteos, se da cuenta de las inmensas fuerzas que control...
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El clima costero de Los Santos era particularmente agradable ese día, el calor arrasaba con fuerza por la ciudad por la ausencia de nubes. Una fresca brisa en la playa hacia volar los granos de arena y apaciguaba las altas temperaturas. Alicia se encontraba bajando por la playa hacia un trío que estaba sentado mirando el mar, aun tenían las botellas en la mano.
- Hola. - Habló ella una vez que llego al lado de los hombres. Se sentó a la derecha de Horacio, quien la abrazo por la cintura y uso su hombro como almohada, ella lo abrazó por los hombros y con una mano le acarició la cresta.
- ¿Quieres decirme qué mierda hiciste anoche? ¿Y con quién? - Preguntó el gallego exaltado, ya no sonaba tan preocupado como lo escucho la morena por teléfono. Gustabo le dio un buen trago a la cerveza que tenía en la mano.
- Ayer cuando fui a buscar las jarras me lo encontré en la barra, entonces charlamos un poco y fuimos fuera, no sé cómo coño estuvieron toda la noche ahí, yo casi muero. - Intentó cambiar un poco de tema cuando recordó el beso y su atrevido acercamiento al policía. Segismundo le dio señal para continuar sin intención de contestar, Gustabo la miraba un poco perdido y ella sospechaba que Horacio se hubiese dormido- Le he dicho que me llevara a casa y me ha ofrecido ir a tomar algo a la suya, y bueno, se ve que me quedé dormida. - Habló un poco más nerviosa. Intentó disimularlo mirando al de cresta mientras lo mimaba, tenía una cara de lo más mona.
- Se la pasaron bien, ¿a qué sí? - Le preguntó Gustabo mientras reía con una ceja alzada. El gallego y la mujer lo miraron interrogantes. - ¿Dormiste cómoda o te duele el cuello? - Preguntó mientras se recostaba en la arena y dejaba de lado la botella vacía. El gallego notó en un milisegundo las múltiples marcas moradas y rojas que tenía un poco más arriba del cuello de la camisa, la cual notó que no era de la morena.
-! ¿Qué mierda hiciste Alicia Roberts?¡ - Gritó Segis y se levantó con intenciones de zamarrearla hasta que sus órganos cambiasen de lugar. Esta, al notar las acciones del contrarió se levantó de golpe y salió corriendo en la dirección opuesta. Dejando a Horacio tirado y adormilado, al lado de Gustabo.
- ¿Qué pasó, Gustabo? - Le preguntó Horacio tallándose un ojo. Se quedaron mirando la divertida persecución, el gallego seguía un poco borracho y perdía el equilibrio de vez en cuando; En cambió la mujer estaba corriendo como si la persiguiese un perro rabioso, con una agilidad muy sorprendente.
- Ayer, la vi irse del bar, a que no adivinas con quién... - Empezó el de chaqueta roja. Mientras tanto la mujer agradecía que sus elegantes zapatos estuviesen donde hace unos minutos estaba sentada, junto a los cafés, sin embargo, el vestido - que con la camisa se hacía pasar por una pollera - se le subía un poco más con cada paso que daba y el no haber desayunado hizo que frenara poco después de que escuchase a su amigo caer derrotado en la arena, al igual que ella.
- Si no me matas y prometes no decir nada, te diré con quién me fui. - Dijo viendo que Segismundo se le acerba lento y con pesadez. El nombrado solo se recostó a su lado, asintiendo mientras intentaba inhalar todo el aire posible.