Alicia Roberts. Residente de Los Santos, cumple su trabajo como informante en cubierto del dueño de la ciudad, el Superintendente. Mientras ella hace tratos con mafiosos y se escabulle entre tiroteos, se da cuenta de las inmensas fuerzas que control...
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12:32
Alicia estaba terminando de peinarse cuando el sonido del microondas anunció que su almuerzo estaba caliente y listo para disfrutar. Bueno, lo mucho que podría disfrutar uno una comida para microondas.
Al trabajar hasta la madrugada y dormir hasta el mediodía, las comidas no eran muy ordenadas o de buena calidad. Pero nunca faltaba ninguna, fue una cosa que le dejo su madre y gracias a dios que lo hizo, sino tendría problemas alimenticios para este punto.
Dejo el plato humeante al lado de la libreta amarilla y tomo un trozo de lasaña con el tenedor, luego abrió la libreta para pasar el limpio las notas que escribió la noche anterior. Por lo general eran algunos detalles, como nombres o cifras grandes de números, que podían ser precios o incluso direcciones. Sonrió al ver todo bien puesto sobre los renglones, a veces con el apuro para ser discreta y la poca luz se le juntaban las palabras o las letras en un solo renglón y ahí tenías un importante problema.
- Gracias borrachos de mierda. - Susurró para sí misma. Era muy fácil sacarle información a alguien que amenazan para que no la comparta, si anda ebrio claro. Suena raro, pero es verdad. Incluso le pasaba a ella, por esa razón intentaba no emborracharse al punto de tener la boca suelta.
Terminó por unir unos cabos sueltos que tenía, dejo algunas cosas más apuntadas en un cuaderno negro, este era grande y más prolijo, con colores para crear lazos entre la distinta información. Las hojas de ese cuaderno podían matar vidas, muchas. Por eso, una vez cerrado el caso, las hojas se quemaban.
'Viejo Decrepito'
Reconoció el identificador de llamadas del teléfono cuando se encendió la pantalla. Alicia soltó un suspiro de fastidio, era la tercera vez en la semana que la llamaba, e iba a ser la primera vez que le cogía. Con un poco de fuerza dejó el lápiz en la mesa y cogió el teléfono.
- Hola. - Dijo risueña y alegre - o pretendiendo - El hombre soltó el humo del cigarrillo al otro lado del teléfono.
- Preciosa. - Empezó más serio que de costumbre. - ¿Qué estuviste haciendo esta semana? - Preguntó con bastante interés. La morena respiro hondo tranquila, era buena mintiendo bajo presión.
- Nada, estuve un poco ocupada en el bar y regresé muy cansada. - Respondió lo más sincera que pudo. El hombre pareció creérselo porque su tono de voz cambió, ahora era más suave.
- Oh, bueno, descansa mejor la próxima vez. No creo que tu contestadora tenga los números que necesito. - Habló sarcásticamente y a pesar de que ella no pudiese verlo, sabía que estaba sonriendo. - ¿Quieres las cosas o no? - Preguntó un poco harto.
- Si, sí. No te preocupes dime el lugar y charlamos de eso. - Respondió segura la muchacha. Ese hombre no era nada nuevo para ella. Lo supo cuando se escuchó una leve risa del otro lado.
- Perfecto amor, en unos minutos en la dirección. Sola. - Y después colgó. Alicia optó por vestirse acorde y no en pijamas. Iría en un vehículo que le dejó el superintendente, era el auto para ir a visitar al viejo, un Audi A3.