Capitulo 9.

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JUNGKOOK:





— Hola Jaemin... ¿cómo estás?— muchas personas saludan y sonríen amablemente a mi esposo cuando llegamos al mercado.

Jaemin es muy querido por varios de nuestros conocidos. Al ser cercano a la iglesia y en ayuda social, es fácil que lo reconozcan y tenga ese alcance.

— ¡Qué hermosa camisa!— brinco del susto cuando Jaemin gritó.

Jaemin apunta a una tienda donde una camisa roja en un maniquí se podía ver. Con Junseo en brazos caminó rápidamente hacía la tienda y entró para preguntar sobre la camisa.

— Es mi talla definitivamente, tengo un ojo para eso.— no deja de tocar la camisa — Me lo llevo y si tiene uno en blanco también quiero uno en la misma talla que esta. Por favor.— pide Jaemin muy entusiasmado, lo cuál me extrañó bastante.

Él nunca tuvo interés por ir de compras ni estar al último grito de la moda a diferencia de su hermano Jimin, él cuál puede deslumbrar a todos con prendas muy provocativas.

Y lo sabré yo.

— ¿Estas contento, amor?— pregunto feliz al verlo así de sonriente.

Es cautivante verlo con una sonrisa en el rostro. Algo que no siempre sucede cuando esta conmigo y me encanta presenciar esa felicidad suya.

— Mucho.— me mira. — Porque te tengo a mi lado.

Mi corazón late con fuerza y esas palabras han sido suficiente para que sienta miles de mariposas en mi estómago. Parezco un adolescente de nuevo al sentir esto.

Seguimos andando y viendo algunas cosas que comprar.

— Jaemin, amigo.— gritó Yunni, la mejor amiga de Jaemin, acercándose a nosotros con emoción.

— Yunni.— me pareció que Jaemin bufó ante su presencia.

Lo cuál es raro.

¿Habrá pasado algo?

— Ya regresaste.— dice contenta. — Nos vemos un día de estos en tu casa para hablar y ponernos al corriente.— le sonríe y abraza.

A mi me ignora como siempre y se centra solo en mi esposo.

— Claro Yunni. Ahora si me disculpas, estoy en un paseo con mi esposo e hijo.— se despide de ella para entrelazar nuestras manos y seguir nuestro camino, dejando atrás a una Yunni confundida.

— ¿Discutieron?— quise saber.

Lo normal es que se pusieran a conversar a tal grado que me dejen de lado.

— No pero esa fing...— se detiene — Ella fastidia en estos momentos en los que solo deseo estar contigo y mi hijo.— añade dejando un beso en mi mejilla.

Mi corazón se aceleró de nuevo de la emoción.

Sus dedos entre los míos se sentían como si se pertenecíeran desde siempre, algo diferente, a lo que sentía hace unas semanas.

— ¿Quieres que te compre algo, mi amor?

— No, comprale a nuestro hijo.— responde Jaemin sorprendíendome más.

Asiento.

Nos detenemos en unas tiendas para comprar algunas cosas a nuestro hijo.

— Por cierto, tu madre me dijo que el domingo asistieramos sin falta al almuerzo en su casa.— le recuerdo.

— Ah, si, eso.— habla sin mucho interés.

Eso si es típico de Jaemin, hablar sin interés cuando está distraído.

Ocupando su lugar || kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora