Capitulo. 01

22 4 7
                                    

Lunes: Así empieza mi triste semana.

—Annie baja a desayunar cariño, se te hace tarde. —gritó mi madre desde el otro lado de la puerta.

—¡Auch!, ¡Marlon sal de mi habitación! —mi hermano me había arrojado una almohada.

—An levántate, llegaremos tarde por tu culpa. —Mi hermano retiró la manta que cubría mi esquelético cuerpo.

—Marlon si no sales ahora mis... —espeté, pero me interrumpió una almohada que golpeó mi cara.

—Te voy a matar pequeño. —murmuré entre dientes.

Salí de la cama y me dirigí al baño para hacer mis necesidades diarias, luego de lavarme los dientes tomé una cálida ducha y salí para colocarme una ropa poco llamativa. Me vestí con un jean rasgado, una camiseta holgada de color negro, una coleta alta y unos convers.

[...]

—Buenos días papá. —Le propiné un fuerte abrazo a mi padre que se encontraba leyendo con su café mañanero al lado.

—Hola cariño, ¿Has dormido bien? —Habló mi padre con la pregunta de siempre, pero no estaba demás.

—Claro. —Respondí dejándole un corto beso en la mejilla para irme a la cocina a desayunar.

—Hola mamá. —Saludé entrando a la cocina.

—Hola nena, debes acabarte todo el desayuno, estas bajando de peso otra vez y he notado que no estás comiendo bien—ordenó mi madre y yo giré los ojos.

—Sí mamá. —Me senté a desayunar; y para terminar de arruinar el momento, llega mi hermanito Derek con una espada de juguete y golpea mi cabeza.

—¡DEREK! —Mi madre de inmediato se sobresalta.

—Annie no grites. —espetó mi madre molesta.

—Mamá, ¿Acaso no viste lo que hizo?  —Señalé a Derek con mi dedo índice.

—Es un niño por Dios Annie no seas inmadura. —expresó mi madre con frustración.

—Entonces no te molestará que haga esto... —Acto seguido, le arrojé el vaso de agua a mi hermano.

—¡ANNIE! —gritó mi madre molesta secando a mi hermano—. Estás castigada por una semana —gritó mi madre exasperada.

—¿Qué? —Fruncí el ceño.

—Y vas a ir al instituto porque no tengo opción, de lo contrario también te lo prohibiría —Dijo mi madre con una mirada amenazante.

—Como si fuera poco. —Murmuré tan bajo que ni yo lo pude escuchar, y me dirigí molesta a mi habitación. Recogí mis cosas y bajé para despedirme de mi padre que aún se encontraba leyendo. Salí de casa y emprendí mi camino al instituto.

Al llegar Leah y Ashley se abalanzaron hacia mí con abrazos.

—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó Leah con enojo fingido.

—Mi casa es un caos y por si fuera poco estoy castigada por una semana.

—Vamos, se nos hace tarde. — Ashley me tomó por el brazo.

—Hoy entra un chico nuevo, es de intercambio. —comentó Leah mientras tomaba sus libros del casillero.

—Eso no es nuevo.

—No.... —Ashley estaba con los ojos como plato mirando un punto fijo y decidí seguir su mirada hasta toparme con tremenda escultura.

—Sí, ese es. —Dijo Leah cerrando el casillero—. Me avergüenzan chicas, cierren la boca que se les cae la baba.

Más allá de bellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora