Capítulo 6: Un extraño sentimiento.

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Yuzu

- Yuzu, ¿cómo está? ¿ya se durmió? - preguntó a su mejor amiga quien salía de la recámara cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido.

- Si, apenas, sólo me cercioré de que no se lastimara el rostro con las sábanas, ¿te puedo pedir que cuando te acuestes, revises si no le falta nada? - le pidió Yuzu a Harumi como un favor especial, se sentía con la responsabilidad por Matsuri y su salud aunque por su parte su amiga también competía con ella por atender a la menor de las tres, en una forma muy sutil de demostrar un cariño que iba en creces por aquella "enana pelirrosa" que no hacía más que complicarle la vida con sus ocurrencias:

- "Como si no tuviera suficiente con Yuzu", -pensó mientras una sonrisa pintaba su rostro:

- Si, no te preocupes amiga, yo la vigilo, y si es necesario la voy a atar a la cama, - agregó y cayó en cuenta de la sonrisa de complicidad de Yuzu por ese último comentario y su rostro se encendió mientras intentaba corregir lo dicho:

- ¡No me malinterpretes, me refiero a que si se llega a mover demasiado para que no se lastime, o por si acaso necesita algo...!

- Vaya, vaya, ¿no me has dicho algo amiga? ¿acaso nuestra pequeña rebelde ha logrado por fin vencer esa muralla dentro de tu corazón? eso es algo nuevo, sí señor.

- N-no, ¡claro que no!, bueno... no es eso, sólo me preocupo por ella, ya lo sabes... me tocó ver cuando la llevaron a emergencias, en verdad fue un momento desesperante y aterrador, al principio creí que estaba muerta, no se movía ni reaccionaba, su rostro estaba rojo e hinchado y no podía respirar, los paramédicos la tuvieron que intubar en la ambulancia porque sus vías estaban demasiado inflamadas... a decir verdad sentí algo muy feo aquí muy dentro de mi pecho, no podía sino ver sin tener oportunidad de hacer algo por ella, sólo pensaba que tenía que luchar mucho y con ese pensamiento me pasé toda la noche... Yu-chan, es muy doloroso ver eso, en verdad ahora entiendo un poco más el dolor ajeno, siempre nos enseñan a separar las emociones pero es muy difícil, y más cuando es por alguien a quien conoces... y estimas.

Yuzu se sentó al lado de su amiga en el sofá, mientras la otra seguía doblando la ropa que recién acababa de recoger de la secadora, esos pequeños momentos los atesoraba de una forma muy especial, le hacían sentir acompañada y en casa ahora que había más gente en el departamento, la ausencia de sus padres y últimamente el exceso de trabajo de su prometida la dejaban con demasiado tiempo libre para pensar y no le agradaba mucho quedarse así, haciendo telarañas en su cabeza. Se recargó con un brazo apoyado en el respaldo y con la mano libre sólo atinó a tomarla de un mechón del pelo para sacarla de su reflexión mientras la miraba:

- La quieres, ¿verdad?

-Los ojos de Harumi se abrieron temblorosos mientras parpadeaba un par de veces ante la pregunta:

- ¿A ese pedazo de animal demoníaco? ¿a esa enana que siempre me fastidia cuando quiere? - Harumi acarició con los dedos la blusa que doblaba en ese momento, durante unos segundos no dijo nada, sólo miraba la prenda y después con una sonrisa a medias contestó:

- Creo que sí, Yu-chan, eso creo.

Yuzu miró a su amiga, estudió por primera vez sus facciones, su pelo largo lacio y brillante era de envidiar, no tenía que hacer nada con él para que siempre se viera bien, sus mejillas ahora un poco más delgadas de lo usual que siempre enmarcaban una sonrisa sutil, sus labios más bien finos pero firmes y turgentes de un rosa cálido, su nariz respingada que albergaba algunas pecas más visibles en días de mucho sol, sus cejas bien definidas que solía levantar de forma independiente para indicar su estado de ánimo ante algún comentario, y sus ojos, esos ojos siempre vivos y brillantes que ahora tenían un tono más bien opaco, bajo los mismos se veían un par de ojeras incipientes, signo de desvelos constantes ya fuera por los horarios de la universidad o por la vigilia de cuidar a su pequeña amiga, la ligera hinchazón en los mismos indicaban que también había llorado bastante, Yuzu sólo pudo intentar imaginar el dolor que sintió su amiga al ver a Matsuri en esa situación, su reciente confesión lo confirmaba, por una parte eso le daba mucho gusto por las dos, pero por otra no sabía cómo tomar esa sensación de felicidad para integrarla de alguna forma en su corazón sin que su propio dolor no le impidiera alegrarse por ellas; una sombra de pesar invadió su rostro y Harumi se dio cuenta de ello.

Citrus: Un paso a la vez.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora