Toru
El chico salió de la oficina del director, había tenido una conversación con él y con el encargado de una prestigiosa universidad en los Estados Unidos, la misma ofrecía la posibilidad de una beca para estudiar una especialidad en arte en la ciudad de Nueva York, el representante recorría las principales universidades de Japón buscando prospectos que tuvieran el talento suficiente para ser aplicantes de la misma; Toru aún no entendía el motivo por el cual lo habían escogido a él, no es que no se creyera con el talento suficiente para hacerse merecedor a la misma, pero en realidad esa oportunidad no le interesaba, no la necesitaba y quería quedarse en Tokio más tiempo al lado de su hermana.
Su hermana... había olvidado que tenía una plática pendiente con ella desde hacía un par de semanas, sabía que el tema a conversar sería las chicas Aihara, para él era un problema tener que mencionar el tema con ella, por su parte sabía que había estado relacionándose con ambas sin saber a ciencia cierta por qué el interés de la menor en su persona, prácticamente no había tema de conversación entre ambos: tan sólo diálogos escasos que abordaban su forma de entender las cosas, la manera en que retenía la información sin darse cuenta de ello, sus métodos de estudio y cosas por el estilo que al principio sólo conseguían hacerlo sentir incómodo, en el momento en el que esa chica seria y callada -que no lo miraba con ojos de admiración sino antes bien lo hacía con una chispa de desafío y reto- habló con él por primera vez, supo que a partir de ese momento iban a venir cosas mayores, no entendía mucho de la forma de ser de las personas, así como tampoco sabía definir a ciencia cierta lo que sentía, entendía algo el proceder de las mismas ante ciertos comportamientos "clichés", como el hecho de que las chicas se acercaran a él en grupos pequeños con miradas expectantes mientras una de ellas siempre se convertía en la voz cantante para pedir algo en nombre de todo el grupo, en otras ocasiones, tuvo que tratar de entender con muchísimo esfuerzo el motivo por el cual las personas lo admiraban de la forma menos convencional: sin querer había hecho llorar a más de una chica porque no podía corresponder a sus sentimientos como ella quisiera, entendía desde un principio que la carta que le dejaban con instrucciones de poder platicar con él en algún momento determinado iba en el sentido de recibir alguna propuesta de noviazgo, lo que no entendía era el motivo por el cual era el objeto de admiración de otras personas, para él mismo entender los protocolos y actos eran algo simple de entender, lo que no lograba descifrar eran los motivos de las personas para actuar de esa forma consigo mismo.
Con Mei la cosa era distinta, ella siempre estaba ocupada con mil tareas a la vez, cada vez que la miraba durante las clases estaba absorta en las explicaciones o hacía anotaciones sin parar en sus cuadernos y en sus agendas; no tenía problemas para relacionarse con los otros compañeros del aula pero los mismos que al principio la buscaban por su singular belleza y por su atractiva personalidad, preferían a la postre dejarla tranquila cuando descubrían que no tendía a seguirlos en sus actividades y aficiones fuera de los horarios de clases. Ella siempre estuvo ahí cerca de él, cuando los profesores le preguntaban algo no perdía de vista las explicaciones que Toru daba, en ocasiones complementaba la información o la buscaba en redes sociales para confirmarla, el caso es que siempre estuvo atenta de lo que él hacía sin que esto fuera algo más allá -como la posibilidad de una relación romántica-, no sabía qué pensar al respecto, con el tiempo comenzó a hacerse más cercana la relación, al principio ella llegaba directa a preguntar algo respecto a la clase -siempre la clase- y posteriormente se retiraba, conforme pasaron los meses comenzaron a tratarse con más frecuencia pero no por ello con mayor familiaridad, sólo era cosa de los estudios y ese parecía ser el eje de esa relación, por su parte Toru jamás le preguntó de forma alguna si acaso le interesaba de otra forma, no sabía ni tenía la experiencia como para hacerlo, sólo sabía que no se sentía mal sino desconcertado de tenerla tan cerca a su lado la mayor parte del tiempo, sabía que muchos de los compañeros varones y más de alguna chica lo envidiaban, no tenía que poner ni un gramo siquiera de esfuerzo para tenerla junto a él y eso le daba una sensación de gusto que le hacía sentir bien sobre todo por las noches cuando pensando en lo vivido en ese día a su lado, se quedaba profundamente dormido.
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Citrus: Un paso a la vez.
Hayran Kurguuna historia que cuenta la historia de las dos jóvenes maduras en su relación, también la de su paso por la universidad, de sus esfuerzos por templar la fuerza de su relación: malentendidos y frustraciones, tortuosos apasionamientos y soledades se c...