Capítulo 1: El Sueño.

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El muchacho se llama Mythos, se llamaba así por su único talento, hablar, mythos era una palabra griega, la cual significa; discurso o acción con palabras, su madre, Zoé, era una humana común y corriente, jamás se supo del paradero de su padre, según su mamá el solo se fue un día, nunca se supo que raza era, a pesar de que estuvieron juntos por más de treinta años este jamás quizo revelar su verdadera raza, siempre tenía una excusa cuando le preguntaban sobre ella.

Por desgracia, este chico no poseía magia de ningún tipo, y tampoco era capaz de aprender nada sobre ella, ya sea clarividencia, tiempo, pociones o magia negra, no era capaz de comprenderla, al grado de llegar a ser un marginado social, nadie quería juntarse con el rarito que no sabía absolutamente nada de magia, mientras los otros niños hacían levitar cosas o jugaban a hacer chispas con los dedos, Mythos leía, y hablaba con su único amigo, Matt, que por el contrario de Mythos, el era un humano súper dotado (se dice que su maná podía llegar a ser hasta de 25), así que decidió aprender hechicería, con lo que su maná podía llegar a ser similar al de un ángel si es que llegaba a entrenar mucho. Matt tenía muchos poderes, pero el mayor de todos era la seducción, las pretendientas caían ante el cómo si de ojas de árboles de tratase, y su fama se fue expandiendo por la raza humana rápidamente, se decía que podía llegar a ser la próxima "Promesa Humana", incluso ser Presidente de Curso, siendo el, el primer humano en lograr ese cargo.

Al igual que Matt, Mythos también tenía mucha fama, las malas lenguas corrían el rumor de un niño sin magia alguna, algunos se rían y no le tomaban importancia, mientras otros solo querían deshacerse de él, pensando que era la burla de la especie.

La locura empezó una mañana, debido a su inusual condición, Mythos jamás fue a la escuela, y aprendía todo en casa, cumplido sus catorce años, había leído un artículo extraño en el periódico, el cual decía; "Se abre nuevo Curso al norte de Israel". Israel era el pequeño pueblo donde Mythos vivía, no tenía más de ciento cuarenta habitantes pero era muy famoso por sus pintorescos e inspiradores paisajes.

Emocionado, Mythos va a contarle la noticia a su amigo, el cual se encontraba charlando con una pretendienta habitual.

- ¡Matti!, ¡Matti!, ¡tienes que ver esto! - dijo jadeante mientras se acercaba a él.

- A ver, ¿Que tienes aquí?.

- Van a abrir un nuevo Curso, al parecer un Curso grande tuvo una separación política, y ahora van a haber dos, dicen que necesitarán habitantes.

- Interesante... ¿Y qué tengo que ver yo en todo esto? - dijo Matt desinteresado. -

- Estuve pensando en ir hasta allá, podríamos ser grandes, ¡Piénsalo!

Matt dejo el diario de lado y se sentó en el verde pasto.

- Siempre te he acompañado en todo, y te consta, pero yo me quedo aquí - reafirmo Matt, con mucha autoridad. -

- Claro... tú lo tienes todo amigo, ¿Y qué hay del mocoso sin magia?, gracias por estos catorce años, pero lo lamento, iré a ese Curso, y me convertiré un ángel, con o sin ti.

El chico se levanto muy confiado en lo que decía y se retiró. Llegó a su casa, después de comer lo que su madre le tenía preparado, se encerró en su habitación a meditar sobre lo que haría, el Curso empezaba a recibir personas en una semana, tenía hasta ese entonces para hacer planes, después de un rato escucho la voz de su compañero de fondo.

- Hola señora Zoé, ¿Esta Mythos?
- Si, esta encerrado en su cuarto, pasa adelante Matti

Matt pasó con mucha confianza.

- ¿Que haces aquí?, ¿Vienes a detenerme?, ¡por que no te lo permitiré! - dijo Mythos moviendo su mano como intentando hacer un conjuro, el cual fue detenido con la magia mental de Matt.

- Cálmate amigo - dijo Matt sentándose bruscamente, pero calmado en la cama - Déjame ver si entendí, ¿Quieres ir a un curso que no conoces, sin ninguna especie de magia que te proteja, y quizás a ser un plebeyo más?, ¿Por que te quieres humillar así Myth, no crees que ya es suficiente?

El niño solo tomo un poco de calma y miro por la ventana.

- He sido la burla de este pueblucho por muchísimo tiempo, quizás también vaya a ser la burla allá, ¿Pero y si no?, ¿Que pasaría si por un pequeño momento fuese más fuerte que tú?, esas cosas no se pueden averiguar si te quedas en casa, viendo cómo tú mejor amigo liga con todas las adolescentes malcriadas que lo buscan por apariencia, no me permitiré eso, seré grandioso amigo, solo necesito un poco de apoyo - Dijo el muchacho.

Matt, sin nada que decir, se tumbó en el suelo.

- Bueno... si planeas ir allá... necesitarás un compañero...

- ¿Hablas en serio? - Dijo Mythos con ilusión en sus ojos.

- Si... es mucho mejor que quedarse aquí con las mismas tres chicas de siempre.

El niño no podía creerlo, era la primera vez que alguien apoyaba sus locuras, se sentía increíble, fue corriendo a avisarle a Zoé, aún no tenía su aprobación, pero de seguro que la tendría, y así fue, después de estar horas y horas hablando con ella, la testaruda madre dio su aprovacion para el viaje, darían rumbo a la caminata en tres días más, tres días en los que Mythos no pudo dormir imaginando las aventuras que tendría.

Una noche antes del viaje, a la hora de Luzbel, el muchacho se despertó muy agitado, se dirigió a la cocina por un vaso de agua y se quedó ahí hasta que el gallo cantó, no pudo descansar después de que algo lo atormentara. Zoé despertó y vió a Myhtos sentado en la cocina, el no le dijo nada, solo se despidió y fue a buscar a su amigo. Lo encontró en la plaza habitual despidiéndose de sus pretendientes, al ver a Mythos, las saludo muy chocante y partió junto a su compañero.

Mythos iba muy callado al principio, lo cual despertó la curiosidad de su acompañante, ya que casi nunca era así, así que Matt decidió romper el silencio;

- ¿Estás bien amigo?, deberías estar muy emocionado.

- La verdad no, anoche tuve un sueño demasiado extraño, y me desperté, después no pude dormir nada.

- ¿De verdad?, cuéntame - Dijo Matt inquieto.

- Pues... yo estaba muy malherido, tenía sangre por todos lados, todo estaba oscuro, había una luz que me iluminaba y una voz tenebrosa que no paraba de decir; Realigi... Realigi.., y de mi salía un aura de un color hermoso, creo que jamás antes visto, casi mágico, ahí me di cuenta que fue un sueño, no puedo usar magia y eso era magia purísima. Si no hubiese sido por la característica mágica, habría jurado que fue real, me desperté súper nervioso y con una sensación muy extraña, pero no era terror o algo por el estilo, fue una sensación de grandeza, como si me hubiese gustado la experiencia.

- Que sueños tan interesantes tienes amigo, yo ni recuerdo mis sueños - Dijo bromeando Matt.

Y así la intrépida pareja fueron en un viaje de dos días hacia su destino, Mythos pasó todo el recorrido tratando de averiguar el significado de su sueño pero algo le decía que encontraría la respuesta en el nuevo Curso. Pasados ya los dos días pudieron llegar a una pequeña ciudad, en la que sus habitantes estaban espectantantes a una gran pantalla, donde estaba un señor de edad muy avanzada, que daría las instrucciones a seguir para armar un nuevo Curso, no cabía duda, estaban en su destino.

El Niño sin Magia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora