⋆ vi *・

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Fue insensible, la forma en que los rumores comenzaron a correr entre los alumnos, entre los profesores. Observaban de lejos, intentaban escuchar en primera fila, pero nunca podían captar al cien por ciento lo que sucedía. Entonces, inventaban cosas crueles, comprometedoras, no entendían lo que estaban viviendo Kim Taehyung y Jung Hoseok.

No entendían que cuando Hoseok vitoreaba en el campo de Quidditch, su mente vagaba hacia el contrario de la casa de Slytherin. Que cuando Taehyung esperaba sentado en el Lago Negro no quería estar tanto tiempo solo, si no que con el Ravenclaw de sonrisa gentil. Que cuando sus miradas se topaban, sus corazones latían rápidos, preciosamente unidos por el ritmo de sus destinos. Que no era un capricho, algo poco común.

El amor es común, ¿qué sabían los demás?

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Hoseok leía tranquilo en su día libre bajo uno de los árboles que rodeaba el campo de Quidditch cuando dos chicas se acercaron a él, una de Gryffindor y otra de Hufflepuff; Joy e Irene, codo con codo y con expresiones similares. Si el chico no las conociera, diría que al menos eran hermanas, pero lo cierto es que ambas provenían de líneas familiares muy distintas. Las facciones y colores de sus cuerpos las terminaban de delatar si alguien prestaba atención a sus rasgos.

Como era una tarde de domingo, cerca del término otoñal, no era raro ver a todo el mundo usando ropa muggle. El mismo Hoseok vestía sus prendas anchas y llenas de cadenas mientras agarraba el libro de Historia de la Magia de Bathilda Bagshot, y las dos chicas que ahora estaban a un metro de él usaban sudaderas de equipos de fútbol americano muggle y leggings, peinadas como niñas mimadas de cuento. El de gafas alzó la mirada apenas las sintió cerca, y clavó sus ojos primero en Joy, la de cabello oscuro y pesado. Después en Irene y sus rasgos finos y demasiado pálidos para estar vivos.

— ¿Qué pasa, chicas? — preguntó amable, un tanto tímido como siempre. No estaba acostumbrado a que la gente se acercara a él, ni a hablar con personas que no fueran sus amigos. Era conocido, sí, pero conocido por apartarse de los demás. Irene le habló con la voz gruesa que la caracterizaba.

— Esa misma pregunta va para tí, Jung. — le espetó, alzando sus cejas y haciendo una mueca de diva con sus labios. Usualmente era así, a Hoseok no le desagradaba en absoluto, pero la forma en que se dirigió a él lo descolocó por completo. Tanto que el libro cayó en su regazo y sus ojos se abrieron en duda.— No te hagas el que no sabe, te estas juntando mucho con el Slytherin ese y no lo escondes en absoluto. ¿Acaso no recuerdas cómo son los Slytherin con nosotros?

Hoseok se quedó pasmado por unos segundos antes de fruncir el ceño y apretar sus finos labios, claramente molesto.

— Taehyung jamás ha tratado mal a nadie de ninguna casa. Puede parecer soberbio pero sólo es–

— Irene, no sabe de lo que habla. — lo interrumpió Joy, hablándole a su amiga pero sin despegar sus ojos oscuros del muchacho. Hoseok sintió su pecho encogerse, en rabia y vergüenza de no poder defenderse a él y a Taehyung. Lamió sus labios, sin dejar de mirar a las dos amigas frente a él.— Esa serpiente le lavó la cabeza, ¡ni siquiera le da vergüenza admitir que se junta con él!

Irene suspiró y cerró los ojos por unos momentos, mientras Hoseok cerraba su libro, aún patidifuso por la forma en que lo estaban interrogando. Esperaba atento la siguiente pregunta, sintiéndose un tanto indefenso ante ellas.

— ¿Por qué me... me tendría que dar vergüenza?

— Cariño, él es un Slytherin. Tú eres un Ravenclaw. Con lo inteligente que eres deberías haberle hecho un Cruciatus apenas te acercaste a él. — le respondió Joy con las cejas alzadas, cruzando los brazos en una actitud desafiante.— No actúes como si no supieras todo lo que esos desgraciados nos han hecho al resto de las casas simplemente por no ser de sangre pura, como ellos lo llaman. ¡Obviamente debería darte vergüenza no dar el primer paso y amenazarlo a él y a toda su casa! Eres lo suficientemente poderoso como para acabar con todos ellos de un solo encantamiento. Realmente me has decepcionado.

El chico miró hacia su regazo, donde el libro de tapa dura era sostenido por sus manos delgadas. Tenía el rostro rojo y recién se daba cuenta de lo mucho que quería llorar ante las palabras de las chicas. ¿Por qué no se daban cuenta de que no era lo mismo? ¿De que Taehyung no era como decían que era? ¿De que estaban poniendo palabras en la boca de alguien que jamás querría decirlas? La primera lágrima cayó hacia el cristal de sus gafas, silenciosa, confundida. Debería ser capaz de defenderse, pero no tenía palabras. No pensaba en nada más que en Taehyung y su forma de ser tan amable, sus palabras de cariño y lo precioso que era. No era quien decían que era.

— Hobi ah, ¿qué pasa? — hablando del rey de Roma, Kim Taehyung se acercaba a los tres estudiantes con pasos acelerados, preocupado por ver a Hoseok con la mirada confundida a metros de distancia. Por encima de ellos, unas hojas secas corrieron sobre sus cabezas, y Taehyung terminó de acercarse a los tres para agazaparse al lado del chico de gafas. Sus manitas pequeñas tomaron las más grandes del contrario, y luego sus ojos le dedicaron una mirada mordaz a Irene y Joy.— ¿Qué pasa?

— Tú eres lo que pasa. Aléjate de Jung, y de nuestra casa. — la más pálida sacó su varita y apuntó al Slytherin directamente a su entrecejo. Tanto ella como el pedazo de ébano que sostenía eran delicados, incluso la forma en que su mano sostenía el artefacto mágico parecía delicada a pesar de la amenaza que traía consigo.— Tus andanzas y planes para hacernos desaparecer por estirpe no son nada más que estupideces, y le están lavando la cabeza a Jung. ¿Acaso no lo ves?

Hoseok se levantó con el libro en la zurda y tirando de la manga de Taehyung a pesar de que este fuera más bajo, demostrando debilidad a pesar de todo.— Vamos, Taehyung. No quiero estar aquí.

El chico Slytherin le hizo caso, alejándose junto al de gafas, desviando sus pasos hacia el interior del castillo mismo y buscando algún lugar a solas que les ayudará a conversar tranquilamente. Cruzaban el calor del Gran Comedor, la tranquilidad del rellano superior, las escaleras decoradas con alfombras colgantes y telas pesadas. Ignoraban las miradas que otros alumnos les dedicaban al pasar por delante de ellos. Hablar, necesitaban hablar. Pero cuando llegaron a uno de los salones de clase desocupados, se encerraron y Hoseok no dijo palabra alguna. Sólo abrazó a Taehyung fuerte contra su pecho, como si quisiera protegerlo.

«Yo sé que no eres así», decía su abrazo fiel, sus manos tocando el jersey verde oliva sobre los hombros del más bajo. «Lo sé por la forma en que existes y me haces sentir mejor. Te conozco. No eres así. Perdóname por no hacer frente a esas palabras, no supe cómo hacerlo. Tengo miedo del resto. Quiero estar contigo. ¿Podemos?».

— Hoseok. — murmuró Taehyung, apartando al nombrado desde el pecho para mirarlo a los ojos. Y así lo hizo, taladrando su alma de paso porque no sabía mirar de una forma menos intensa a quien apreciaba más que a nada en el mundo.— Relájate. Es lo que conlleva ser un Slytherin, estoy más que acostumbrado. Lo que quisiera saber es... es...

El mundo pareció detenerse por un momento, en el que una bandada de pájaros pasó por las ventanas del salón, dedicándole su sombra al suelo de piedra fría y polvo en decadencia.

— Es si quieres seguir a pesar de ello.

Hoseok suspiró, tomando el rostro de Taehyung con ambas manos, titubeando al escoger sus palabras más sinceras.— Siempre.

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El hechizo del que hablo Joy se refiere a un Cruciatus: es una herramienta de las Artes Oscuras y una de las tres Maldiciones Imperdonables. Es uno de los  más poderosos y siniestros conocidos del mundo mágico. Cuando se lanza correctamente, la genera un dolor intenso y agónico en la víctima.

Es muy arriesgado y peligroso ejecutarlo en el mundo de HP 😓

besos en el campo de quidditch !! 🏹 Vope Donde viven las historias. Descúbrelo ahora